33. Dios griego

No voy a explicar el hecho de cómo terminamos así porque ni yo misma lose, solo estaba revolviendo su cabello para que se viera mejor y nos miramos y ¡pum! Vino el beso inesperado.

Y me gusto, rayos si me gusto.

Miraba fijamente hacia el río sin mover ni un músculo de mi cuerpo. Nos habíamos separado hace unos segundos y estaba fuera de sí. Me sentía extraña, no había predicho que algo como esto podría pasar, vamos no es la primera vez que estábamos así de solos sin que nadie nos molestara, se estaba volviendo una costumbre en estas últimas semanas...

Nos habíamos sumergido en un silencio mortal, no era uno incómodo por suerte.

— ¿Qué hora es?—pregunté sin mirarlo todavía.

—Las nueve—responde.

—Creo que ya debería de volver a mi casa ahora antes de que se haga más tarde... —dije levantándome del suelo sacudiendo mi falda a la vez que tomaba mi bolso.

— ¡Claro! —dice y se levanta rápidamente—deja y recojo esto y aseguró la cabaña para irnos, espera aquí.

Asiento sin mirarlo todavía... No sé qué me pasaba, ¿por qué me comportaba como una idiota enamorada si no lo estaba?, Era estúpido... Bueno todo en mí es estúpido.

Tardo solo cinco minutos y volvió a mí con una sonrisa, evite su mirada y camine hacia la moto.

Nos montamos y nos fuimos de ahí.

Por el camino se veía como la noche empezaba a nublarse y los truenos no se hicieron esperar.

Rezaba para poder llegar a casa Antes de que empezará a llover, no quería mojarme al igual que las dos últimas veces...

Recuerdo el día que fuimos al cine y la otra al parque de atracciones cuando tome la mala decisión de subirme a la montaña rusa del terror con Lucas y terminamos algo vomitados por las personas que estaban atrás de nosotros, él me lo había advertido de que cada vez que se subía a uno de esos juegos era así, terminamos bañado en vómito por culpa de los que estaban atrás de él... Debí de hacerle caso, por suerte esa noche llovió y el vómito se fue.

Nos paramos en un semáforo en rojo.

— ¿Estas molesta conmigo?—me sorprendo al escuchar su voz.

— ¿Por qué preguntas?

—Pues porque estás algo extraña desde qué...

Sabía a lo que se refería. Respire hondo recordando ese momento, sus labios suaves, sus manos en mi cintura... Su amigo había dicho que no había dado su primer beso, pero yo digo que está muy mal informado... con solamente recordar ese momento ya estoy suspirando...

Creo que me había enfocado tanto en su rostro que no mire más allá. Está mal Lo que estaba haciendo, no podía fijarme en Lo físico si no en los lindos sentimientos Lo cual me había demostrado

Aunque también debería de dejar de decir "beso" cuando fue más que un simple beso...

Suspire... Me había gustado todo.

— Si no te gustó está bien... Prometo que no volverá a pasar, no sé qué pasó, pero trataré de que no vuelva a pasar perdón —dice.

¿Espera? ¿Qué? ¿Qué no me gusto? ¿Qué no volverá a pasar?

HAHAHAHAHAHAHAHAHAHA

Me reí mentalmente, hay cariño, pero sí de solo recordar lo que pasó ya estoy toda acalorada, quería volver a sentir esas manos suaves recorriendo parte de mi cuerpo otra vez.

¡Ni en tus sueños bombón! ¡Esto se volverá a repetir sí que sí!

Él aceleró cuando la luz se puso en verde.

Bueno espera, espera, espera Evangeline creo que te vas yendo demasiado rápido ¿no?, Aunque hace apenas tres meses como quien dice lo conoces no puedes dejar que pase nada entre los dos

Aunque te mueras de ganas en algún momento.

Eres una virgen y no puedes perderla así por así, al menos hay que estar seguro para que después no allá arrepentimiento, ¿de acuerdo?

Creo que sería mejor ir lento...

Después de media hora habíamos llegado a mi casa.

Me bajé de la moto despacio y me quite el casco, Lucas me miro y lo mire después de tanto rato que no lo había visto directo a los ojos cuando nos habíamos besado.

Él iba a decir algo, pero lo detuve levantando su camisa viendo su abdomen todo glorioso, tenía cuadritos y santo cielo tenía el cuerpo de un mismísimo Dios griego.

Trague saliva, creo que mi curiosidad por ver que había debajo de esa camisa había resultado satisfactoria. En efecto, el chico contaba con un buen cuerpo, aunque pareciera un nerd y vistiera de ropas anchas allí se ocultaba algo divino...

Levante la vista para verlo, sus mejillas estaban rojas, sus labios rojos y divinos entre abiertos y sus ojos azul grisáceo muy abiertos.

Baje su camisa y le di una palmadita a su abdomen, le entregue su casco y empecé a caminar hacia mi casa.

— Eva ¿qué...?—empieza hablar, pero lo interrumpo.

—Buenas noches, Lucas—dije y entre a mi casa.

Apoye mi espalda en la puerta respirando hondo.

Dios, pero este chico...

Si las cosas seguían así creo que terminaré haciendo el frutidelicioso sin darme cuenta...

— ¿Qué tal tu cita con el chico?... el cual no me presentaste—la voz de mi padre me sobresalta.

Abro los ojos y está parado frente a mí de brazos cruzados.

Rodé los ojos caminando hacia las escaleras—Por si las dudas es un amigo, fuimos a una fogata con otros amigos más... —mentí.

—Mm... Los estaré vigilando—dice.

—Como digas... —respondo y camino hacia mi habitación.