Veía como esposaban a todos mientras que sus padres gritaban y forcejaban para que los soltaran. Sus caras de sorpresa y espanto me alegraban la noche, ya había cumplido con mi objetivo.
La prensa no se hizo esperar y firmaban todo mientras que los presentes aún estaban conmocionados por todo, algunos no dudaron en dar declaraciones a la cámara. Camine hacia la salida y baje los escalones recogiendo el ruedo de mi vestido para no pisarlo y caerme, aproveche el desorden que había y me fui para no tener que dar declaraciones por ahora.
Miré a Lucas parado en una camioneta negra esperándome, me sorprendí porque siempre lo veía en su moto— ¿Es tuya?—pregunte parándome en frente de él.
—Es de mi padre—responde con una sonrisa—se la pedí prestada por esta noche.
— ¿A dónde vamos?—pregunte pasando mis brazos por su cuello acercándolo a mí.
— ¿A dónde la señorita desea ir?—responde dándome un beso en los labios y sonreí.
— ¡EVANGELINE!—el grito de mi padre me sobresalta y me giro para verlo bajar los escalones rápidamente.
—Mierda—susurro soltando a Lucas abriendo la puerta de la camioneta entrando— ¡Vamos! ¡Vamos!— le grito bajando el vidrio para que reaccionara, ya que se había quedado quieto.
Él entra encendiendo el auto y muevo mi mano derecha despidiéndome de mi padre con una sonrisa cuando llego al estacionamiento.
— ¿Crees que nos siga?—pregunta doblando en una esquina.
—Naa...—respondo subiendo el vidrio poniéndome el cinturón de seguridad—pero sí estará cabreado.
—Eso no es bueno.
—Tranquilo, no es a ti a quien van a matar.
—Eso es lo que me preocupa...
—Bien, ¿A dónde vamos?—pregunto cambiando de tema.
—No lose—responde encogiéndose de hombros—a donde quieras. Por cierto... ¿Por qué la policía estaba en la fiesta y la prensa?—pregunta mirándome— ¿sucedió algo?
—Nada de importancia—respondo—solo que un estúpido entro con un arma borracho y ya sabes, llamaron a la policía y eso.
— ¿En serio?—dice mirándome sorprendido— ¿estás bien?
—Mejor que nunca... —respondo con una sonrisa radiante.
Él asiente aún confundido—de acuerdo...—dice y vuelve a mirar al frente— ¿Cómo la gente de seguridad permitió que entrara? Deben de estar más pendiente, pudo haber pasado algo mucho peor.
—Umm sí, pero no paso.
—Por suerte... ya entiendo por qué me llamaste tan rápido. Creí que esa fiesta duraría más tiempo.
—Yo también, pero ya ves que no.
— ¿Qué tal si vamos al río donde te lleve la otra vez?—pregunta—así te despejas un poco el susto de esta noche.
Asentí—no es mala idea.
—Primero pasaremos por algo de comer—dice.
— ¡Estupendo!—dije emocionada—¿Podemos comprar helado en aquella heladería de la otra vez?— pregunté haciendo ojitos de perrito.
Él se ríe—de acuerdo...
Luego de diez minutos llegamos a la heladería Sandez y lo espere dentro del auto viendo las llamadas perdidas de mi padre y los mensajes de que si no llegaba esta noche a casa iba a matarme, quería hablar conmigo seriamente de todo lo que paso.
Apague el teléfono y lo arroje a la calle, sabía perfectamente que podrían rastrearme para dar conmigo y así diera declaraciones, ya que yo era la cabecilla de todo este plan.
Los renegados dirían mi nombre a la hora de las declaraciones porque todo esto sucedió por mí, me buscarían para que dijera como una niña de apenas diecisiete años pudo descubrir todo este embrollo cuando policías más capacitados que yo no lo pudieron hacer en años.
Vi a mi chico entrar al auto con un tarro de helado grande, me lo entrego y se puso el cinturón encendiendo el auto.
Una hora después ya estábamos estacionando el auto enfrente de la cabaña. Me bajé del auto despacio y cerré la puerta— ¿Tienes las llaves de la casa?
—No, pero mi tío guarda una llave extra debajo de la maceta así que podemos entrar— responde caminado hacia la casa.
Asentí—de acuerdo—dije y lo seguí.
Subí los tres escalones que había en el porche y me puse al lado de Lucas quien habría la puerta, el interior estaba a oscuras. Él me dejo pasar primero y entre con cuidado para no pisar algo y caerme.
Las luces se encendieron y una sala grande apareció a la vista. El piso de madera con una alfombra blanca y unos juegos de muebles del mismo color, un ventanal de cristal con cortinas negras, un televisor grande incrustado en la pared. Una mesita de cristal y un florero gigante al lado del mueble grande.
Había un pequeño pasillo y unas escaleras en una esquina.
—Lindo—digo.
—Arriba están las habitaciones, por el pasillo la pequeña cocina y la puerta que da al jardín pequeño—dice.
Camine hacia el mueble grande y me senté empezando a destapar él embace del helado tomando la cuchara pequeña de plástico. Lucas se sentó al lado de mí tomando el control encendiendo el televisor, empezando a comer del helado también.
— ¿Qué vemos esta noche?—pregunto entrando a Netflix.
—Sorpréndeme... —dije muy concentrada en mi helado.
Él se ríe—bien pondré esta—dice y miro a la pantalla.
— ¿El castillo vagabundo?—dije confundida— ¿Cuál es esa?
—Es muy buena—responde acomodándose en el mueble—me gusta.
—Bueno... —me quite mis zapatos y me acomode en su pecho.
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Editado: 06.09.2020