23 años después de que Andrew encontrara la joya en el Mundo Real…
Un nuevo día comenzaba en el Colegio Área 22, una escuela de Foreverfree City que presentaba a una nueva generación de alumnos recién aceptados. La mayoría tenía la edad de 15 años o, también, estaban por cumplir esa edad. Era lo que se podía conocer como Preparatoria o High School en otras ciudades.
—Sé que llevamos una semana de clases, pero estos alumnos vienen del extranjero y es por eso que apenas se nos unen —anunció la profesora.
Presentó a un chico y a una chica. Él tenía el cabello negro, era alto y vestía con ropa holgada, la moda entre los chicos; mientras que ella, era muy bonita, con su cabello rubio y largo, ojos azules, perlas blancas en el cuello, lentes oscuros encima de su cabeza… Se veía bastante amigable.
—Mi nombre es Libby, vengo de vacacionar en Inglaterra. Una de las cosas que más me gusta hacer es pasear y conocer lugares. Espero poder ser amiga de todos —al terminar, mostró una sonrisa.
—Hola, mi nombre es Arturo. Espero poder llevarme bien con ustedes —saludó sin tantas ganas, a diferencia de la chica.
Con la indicación de la maestra, Libby tomó asiento atrás de donde estaba una chica pelirroja. Arturo le hizo caso a una chica de cabello negro, amarrado de una colita, que le señalaba donde sentarse. La clase comenzó.
Minutos después…
—¡Hola! Oye… ¿podemos ser amigas? —preguntó Libby hacia la chica que tenía enfrente.
—Hola, mi nombre es Melissa —dijo la chica pelirroja, peinada de dos colitas a la altura de los hombros—. ¡Por supuesto que podemos ser amigas!
—¡Qué bien! —celebró la rubia— Es tan difícil hacer amigos para mí.
—¿Por qué lo dices? —preguntó extrañada, al ver que le había hablado sin rodeos.
—Porque viajo mucho, pero esta vez prometo quedarme en Foreverfree.
—¿Qué? ¿No eres de Inglaterra? —preguntó Melissa, olvidando que mencionó la palabra ‘vacacionar’ en su presentación.
—Solo fui de vacaciones, yo nací aquí.
La joven pelirroja se quedó sin palabras.
—Pero… ese chico que me acompañó en la dirección, Arturo, sí es de Inglaterra —dijo al señalarlo discretamente—. ¿No es guapo?
Melissa lo miró, no había interés…
—No lo creo —contestó.
—¡Es muy guapo! ¿Alguien más lo notó? Porque si es así, se las verá conmigo.
Melissa y Libby miraban un poco asustadas a una chica que les estaba hablando.
—Catherine, no creo que esa sea una buena bienvenida para Libby —regañó Tania.
La chica mencionada tenía el cabello corto, se veía un poco ruda y vestía ropa deportiva.
—En fin. Parece que a ustedes no les gustó Arturo.
—No le hagan mucho caso —intervino Tania, una chica de cabello aún más corto que el de Catherine, usaba lentes y tenía el aspecto de la chica nerd.
—Bienvenida al grupo de chicas —dijo Melissa a Libby—. Ella es Carol…
—Hola —saludó Carol, que se veía tímida. Tenía el mismo corte de Catherine, el cabello un poco arriba de los hombros, la diferencia era que ella tenía dos adornos de peluche color rosa, como si llevara colitas o una diadema.
—Ella es Karen…
—Hola, mucho gusto —dijo una joven de cabello rojo marrón, más oscuro que el de Melissa, era largo y ondulado, como si hubiera ido a la estética. Era una chica muy arreglada para su edad.
—Ella es Tania…
—Bienvenida al grupo —dijo la chica de lentes.
—Y nuestra líder, Catherine.
—¡Bienvenida Libby! A pesar de llevar una semana de clases, nosotras hemos sido capaces de conocernos y llevarnos bien. Somos el crew del salón.
—¡Muchas gracias por aceptarme! Les prometo que voy a ser la mejor amiga de todas ustedes —Libby estaba muy contenta.
—Háblanos de tus viajes, ¿de qué escuela vienes? —preguntó Melissa.
—Sí, ¡cuéntanos! —siguieron todas.
Mientras tanto, Arturo también tenía amistades…
—Estoy tan contenta de que hayas venido a esta escuela. De verdad te extrañé mucho —decía esa chica que le había indicado donde sentarse.
—No seas exagerada, Mariela. Solo pasaron 10 años… creo —dijo Arturo.
—¿Ustedes ya se conocían? —preguntó Héctor.
—Sí. Somos amigos de la infancia —respondió ella.
Héctor era el hermano gemelo de Catherine, pero se llevaba mejor con Mariela, porque era una chica un poco femenina, aunque no se podía comparar con la ruda y grosera de su hermana.
—Bienvenido a nuestro pequeño grupo de amigos —habló Víctor, un chico de gorra hacia atrás y lentes oscuros. El que ya era distinguido por no seguir las reglas de la escuela—. Te la vas a pasar muy bien con nosotros.