Terminaron las clases ese día. Mariela iba caminando con sus amigos, pensando en que forma le podría ganar a Catherine…
—Arturo, tengo algo importante que decirte —dijo Héctor de repente—. ¡Ten cuidado! Parece que le gustas a mi hermana.
—¿Qué? ¡No lo creo!
—¡Créelo! Nunca la había visto hablar así con un chico.
La mujer puso atención, tal vez…
—¿Por qué dices que debe tener cuidado? —preguntó, curiosa.
—Porque es muy cruel, me ha tratado mal desde que empezamos a vivir juntos —explicó Héctor—. Dice que soy un idiota.
—Así se llevan los hermanos, ¿no? —preguntó Víctor— Siempre pelean y se insultan.
—Ella se cree superior a mí porque fue criada por papá.
—La verdad no creo que yo le guste, cuando a una chica le gusta alguien, es difícil que se acerque y ella es tan natural al hablar.
—Punto para Arturo —apoyó Víctor.
—De cualquier forma, deberías tener cuidado —aconsejó Mariela, apoyando completamente a Héctor—. No sabemos de lo es capaz de hacer, mira que tener un crew en el salón no dice nada bueno.
—Además es muy agresiva.
—¡Es cierto! Ella me atacó ayer y yo… yo no le estaba haciendo nada.
Arturo miró a su amiga y comenzó a creer en que Catherine podría ser tan mala como la describían, era su propio hermano el que sostenía esa opinión sobre ella.
Por otra parte, Rudy estuvo atento todo el día en la escuela. No quería que esa bruja del Mundo de la Oscuridad volviera a aparecer, incluso agradeció que Irene fuera por él a la salida, que más que nada ella lo había hecho para asegurarse de que no volviera a faltar. Llegaron a casa y él fue a su habitación.
—En unos minutos estará la comida —anunció Irene desde la cocina.
«Necesito ayuda… pero Melissa no quiere escucharme. Debería apoyarme en Arturo, él estuvo cuando más lo necesité.» Pensaba. Consideró en contarle a él todo sobre la magia, pero el recuerdo de Rainbow le vino a la mente…
—No puedes dejar que un humano sepa de tus poderes, podría ser peligroso.
—¿Y si me descubre usándolos?
—Bien… eso ya es diferente. Es algo que no está a tu alcance.
«¡Claro! Puedo hacer que él me descubra. Cuando vea que tengo poderes, me preguntará muchas cosas y así podrá ayudarme.» Se felicitó asimismo por el maravilloso plan que acababa de tener.
Llegó la hora de la cena. La familia Drym estaba reunida, aunque Melissa se viera hundida en sus pensamientos, Rudy planeando lo que haría la mañana siguiente e Irene en el teléfono. Terminó la llamada y, cuando colgó, fue a la mesa…
—¡No me creerás quien llamó, Andrew! —dijo ella, muy sorprendida.
—¿Quién fue?
—¿Te acuerdas de Esther? Hace mucho que no nos contacta.
—¿En serio? ¿Cómo está?
—Muy bien, se oye muy animada. Nunca pensé que superaría todo lo que pasó.
Andrew recordó más cosas y su expresión se tornó triste…
—No puedo creer que él haya desaparecido, pero… lo más increíble es que su familia ni siquiera lo buscó.
Irene se acercó a él, de modo que pudiera consolarlo.
Melissa y Rudy notaron ese ambiente triste, se vieron entre sí y, sin decir nada, se retiraron a sus habitaciones. Cada uno tenía cosas que hacer.
—¿Qué le habrá pasado a nuestro amigo?
En el pasado, Andrew e Irene iban en el mismo salón. Los dos tenían un amigo que era muy listo, pero también reservado. Los gemelos Rick y Nick se la pasaban molestando a Andrew por juntarse con un nerd como ese. Irene también lo defendía. Cuando Andrew decidió declararse a Irene, lo consultó con él primero…
—Tienes que decirle, ya terminó la secundaria, ¿no crees que ya estamos lo suficientemente grandes?
—No lo sé, declararse no es fácil. Ella es mi amiga desde la primaria, pero… podría arruinarlo todo.
—Tranquilo, Andrew, no lo dudes tanto. Solo dile lo que sientes y ya. Si le gustas saldrás ganando y si no… al menos puedes buscar a otra.
—Para ti es fácil decirlo, estás saliendo con Esther desde el segundo año de secundaria.
—No creo que nuestra relación dure mucho. ¿Por qué no le regalas algo? Así ya se sentirá culpable si te rechaza, podemos hacer que le remuerda la conciencia al menos.
—Era un poco cruel, pero no tenía confianza en sí mismo a pesar de demostrar lo contrario y… fue mi mejor amigo.
—Sé cómo te sientes, amor —dijo Irene—, pero si su familia no reportó su desaparición, nosotros no podemos hacerlo.
—Solo espero que esté bien, sea cual sea el lugar en donde se encuentre.