La Reina de la Magia

Amor y Amistad

Era el domingo perfecto para salir. El clima estaba muy agradable y las personas descansaban de una ardua semana de trabajo. Rudy se preparaba…

—Vuelvo en una hora —anunció, al cargar una mochila.

—Espera, Rudy —dijo Irene—. ¿Por qué no llevas a tu hermana? Es peligroso que salgas solo.

—¡Mamá! Da lo mismo salir con ella que solo —se quejó.

—Llévala contigo, a ustedes les hace falta convivir como hermanos —insistió.

—Pero voy a ver a un amigo, es reunión de chicos.

—No seas tan egoísta. Melissa, acompaña a Rudy —ordenó.

—No quiero ir con el mocoso y su amigo, prefiero quedarme sin hacer nada.

Los hermanos se miraron de forma molesta. Realmente necesitaban llevarse bien.

 

Minutos más tarde, Melissa y Rudy iban caminando por la calle.

—¡Qué flojera salir contigo!

—Puedes irte a otro lado —sugirió Rudy.

—Lo haré. En cuanto te deje en el lugar donde se supone que vas a estar.

Llegaron al Centro Comercial y ahí encontraron a Arturo.

—¡Hola! —saludó él.

Melissa quedó impactada y su opinión sobre acompañar a su hermano cambió por completo.

—Hola. ¡Qué bueno que pudiste salir hoy! —dijo Rudy al saludar.

—Bueno, no es que le tenga que pedir permiso a mi mamá —respondió el mayor.

—Hola, Arturo.

—¡Vaya! Así que te enviaron como niñera, ¡muy bien!

—¿Qué dijiste? —la chica se molestó— Yo también soy parte de esta reunión.

—Dijiste que te irías en cuanto me deja…

—Venir al Centro Comercial es una excelente idea, ¡vamos a los videojuegos! —la chica interrumpió a su hermano para que Arturo no escuchara el resto de la frase.

 

Por otra parte, Tania estaba trabajando en su casa. Tenía una video llamada con ese chico extranjero que había mencionado antes. Era de cabello negro, corto y usaba lentes, rasgo característico de un genio, aunque a diferencia de un típico nerd, él se veía muy intelectual.

—Ya revisé todos los circuitos que me enviaste en el archivo y parece que hay una falla en el interior.

—¿Qué? Eso es imposible. Ya revisé todo y estoy por terminar el esqueleto —decía Tania, muy confundida.

—No te preocupes, no es algo que no se pueda arreglar.

—Estoy segura de que no hay ningún error.

—Pero yo lo vi… escucha, no te sientas mal. Yo mismo iré a Foreverfree para corregir el error.

La chica quedó más sorprendida.

—¿Viajarás hasta acá solo por un error? Dime cuál es y lo corregiré en seguida.

—Debo revisarlo personalmente —insistía el chico de México—. En estos momentos compraré el boleto de avión y haré una reservación en un hotel cercano al Colegio Área 22 —decía mientras tecleaba en su otra computadora.

Tania no era capaz de decir algo, se veía que él realmente quería viajar a Foreverfree City. «Yo no cometo errores.» Pensó.

 

En los videojuegos.

—Eres muy bueno, Rudy —felicitaba Arturo al jugar con el niño.

—Lo sé —presumía.

Melissa estaba en otro juego.

—¿Quieres que te ayude? —preguntaba él, al voltear hacia el juego de al lado.

—Yo puedo sola…

Pero al momento de decir esto, la chica había perdido.

—Sí, claro —Arturo tomó su lugar—. Debes presionar estos botones para formar un combo —comenzó la nueva partida.

Ella lo observaba. El juego tomó forma y ganó sin problemas.

—¿Ves?

—No sabía que se podían hacer esos combos.

—Para que veas que soy muy buena onda, te enseñaré.

Los dos pusieron atención a la siguiente partida, tanto que no notaron que Rudy había terminado su juego y ya estaba jugando en otro.

—Ahora inténtalo, haz la misma secuencia —Arturo le dejó su lugar.

La chica jugó la siguiente partida y siguió los pasos que había visto. Ahora sí pudo ganar sin problemas.

—¡Gané! —se emocionó.

Aunque no hubiera saltado de gusto, una sonrisa fue suficiente para demostrar que estaba emocionada y agradecida con él. Arturo se sintió un poco raro al verla sonreír, tanto la había molestado anteriormente que lo único que veía era una cara molesta. Esa sonrisa era auténtica.

—Oigan, ya me aburrí de estar aquí. Vamos a recorrer la plaza —dijo Rudy al acercarse a ellos.

Los dos accedieron y salieron del local.

 

En la calle. Arthur iba caminando, pensando en quien podría darle información sobre Esther. Las únicas personas que le venían a la mente eran Andrew e Irene, pero él no quería presentarse ante ellos. Harían muchas preguntas al verlo con esa joven apariencia y definitivamente no quería mencionar nada acerca del Mundo de la Oscuridad y su Reina. Tenía que pensar… «¿Quién más conocía a Esther?», pasó por un lugar muy conocido. Un edificio que tenía un enorme letrero que decía Recording Studio.




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