La Reina de la Magia

Investigaciones

—¿Cómo es posible que tenga un hijo? —preguntó Arthur, sin salir de su sorpresa.

—¿Qué? ¿No eres tú?

En ese momento, el celular de Claudia sonó.

—Disculpa, he estado esperando esta llamada todo el día —dijo antes de atender—. ¿Sí? ¿Ya solucionaste la entrega de las botellas? ¿Si las voy a tener a tiempo?

 

En el Recording Studio, Christopher Hellwet era el joven heredero de ese estudio. Llevaba 4 años a cargo y en todo ese tiempo nada lo había dejado tan inquieto como ahora…

—Estos son los vídeos que se grabaron cuando el Recording Studio hacía concursos. Como puede ver, la idea de estos concursos fue de Claudia y Martín. Su padre estaba orgulloso de ellos.

Observaba un concurso donde se les premiaba a los fans de una banda dándoles boletos para el concierto y, no solo eso, también podían conocer a esa banda en la estación. Los adolescentes eran muy felices en ese tiempo. Luego, pasaron el concurso de las playeras de la estación…

—Muy bien, ya tenemos a los primeros ganadores de las playeras oficiales del Recording Studio —anunciaba Claudia.

—Recuerden que, con estas playeras, ustedes tendrán descuentos en muchas cafeterías de la ciudad —decía Martín.

—Que pase nuestro primer ganador, ¿Cómo te llamas?

—Mi nombre es Andrew Drym —decía el pelirrojo, muy emocionado.

—¡Muchas felicidades, Andrew!

—Ustedes son geniales, esta estación es la mejor —felicitaba también.

—Y vamos a mejorar, esperamos que en el futuro haya más concursos como este —decía Martín.

—Participaré en los que pueda, ¿verdad, Arthur? —se dirigió a su amigo, que no se veía tan emocionado.

—Ah… claro… —alcanzó a decir al notar que la cámara lo enfocaba.

Christopher puso pausa al vídeo.

—Ese chico vino al edificio esta tarde… ¿Por qué luce exactamente igual? —se preguntó.

—¿Disculpe? —su asistente estaba confundida.

«Mi padre me enseñó estos vídeos cuando me dio el Recording Studio, sabía que había visto esa cara antes… pero, ¿Cómo es posible que sea la misma persona de ese año la que vino de visita hoy? Ya debería tener 40 años.»

 

El día terminó. No fue un día normal, pues dejó a algunos confundidos: Arthur no sabía cómo tomar eso de que Esther tuviera un hijo, Christopher estaba dispuesto a resolver ese misterio y Arturo había empezado a pensar en Melissa…

 

La semana de clases empezó. Roxanna estaba en medio de una clase, muy aburrida y pensando más que poner atención. «¿Qué habrá hecho Arthur en todo el fin de semana? Regresó muy raro…»

—Disculpe, señorita, ¿podría poner atención?

Roxanna rápidamente volteó y miró al profesor.

—Estos ejercicios van a venir en el examen.

 

En el descanso…

—¿Qué hicieron durante el fin de semana? —preguntó Karen.

—Fui de compras con Catherine, y luego nos encontramos a Libby —contestó Carol.

—Yo estuve hablando con el chico de México sobre mi proyecto.

—Deberías presentárnoslo, sería genial conocer a un chico extranjero —sugirió Karen, emocionada.

—No te preocupes por eso, ya me dijo que va a venir.

—¿En serio? ¿Desde México? —preguntó Catherine.

—¿Cuándo llega? —preguntó Carol.

Melissa estuvo agradecida de que la conversación se fuera por otro lado, pues no quería mencionar que había pasado el domingo a lado de Arturo, Catherine se molestaría otra vez.

—Yo sé que fue lo que hiciste el fin de semana —dijo Libby, al notar que la atención de las demás estaba en Tania.

—¿Eh?

—Saliste con Arturo, te vi cuando estaban en el cine. ¡Qué romántico!

—Espera, si me viste, entonces Catherine y Carol…

—No te preocupes por ellas, yo me ocupé de que no los vieran.

—Muchas gracias, Libby.

—¿Ya se te declaró?

—Pero… ¡Qué cosas dices! No pasó nada de eso —dijo al ponerse rojita.

—Parece que él está interesado en ti. Durante las clases de hoy, noté que te veía muy seguido.

—¿De verdad? —preguntó ella, esperanzada de que fuera cierto lo que su amiga le estaba contando.

 

—Hola, Arturo —Roxanna llegó y se sentó a lado de él.

Estaban en la cafetería.

—Ya terminé de pasar todos los apuntes que me diste. Muchas gracias, sin tu ayuda yo no hubiera entendido nada. Eres muy lindo.

—No fue nada.




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