—La idea es crear una organización que atraiga a los jóvenes para que estén al servicio de la Reina Ámbar. Si no puede venir al Mundo Real, tendrá su ejército que hará todo por ella. Los jóvenes son fáciles de manipular y solo se necesita de un hechizo para hacerlos nuestros súbditos. Por eso te necesitamos, Meredith —explicó Christopher.
Había una junta en el edificio del Recording Studio después de las clases. Arthur llevó a su compañera para que supiera cual era el plan y así cumplir con la misión de obtener la Joya Misteriosa.
—¿Qué te parece?
La chica rio de forma burlona…
—Muy creativo, chicos, pero yo ya tengo mi propio plan, creí que ya se los había dicho antes.
—¿Y funcionará? ¿De qué se trata? —preguntó Arthur.
—Ya comprobé que puedo derrotar a Rudy, a pesar de que tiene talento para la magia, no posee el elemento más importante… el elemento de las hadas: el amor. Por eso debo evitar que Melissa se enamore completamente de Arturo, si su amor es correspondido, su poder aumentará y no la podré enfrentar.
—Ahora tienes un pretexto para alejar a cualquier chica de él, ¿cierto?
—Puedes pensar lo que quieras, Arthur. Si no cumplo con esta misión, la Reina Ámbar se encargará de terminar conmigo. Así que tengo que hacer todo lo que esté a mi alcance. No puedo confiar en ustedes. Además, su plan tomará mucho tiempo.
—Bien —dijo Christopher—. Vamos a darle una oportunidad a Meredith, si no funciona su plan, entraremos nosotros.
—Estoy de acuerdo. Quiero verla fracasar…
La bruja se levantó y se dirigió a la salida.
—Te quedarás esperando. Este hechizo es el mejor que he formulado.
Se marchó.
En la escuela, todavía había alumnos caminando por los pasillos…
—Miren, Luis aún sigue en el salón —dijo Víctor.
—Creo que deberías ir a hablar con él —sugirió Héctor.
—¿De qué están hablando? No tengo nada que decirle…
—Arturo, si de verdad quieres saber cuál es el verdadero propósito por el que está aquí, deberías preguntarle. Karen dijo que tú le gustas a Melissa.
—¿Y por qué creen que me interesa?
Héctor y Víctor se miraron entre sí, sabían que su amigo se había visto muy interesado cuando Karen se lo dijo. Arturo ya no pudo con ellos y entro al salón. Solo estaban los dos. Al parecer, Luis se quedó a hacer un trabajo en su laptop, lo cual era raro, porque no tenían ninguna tarea que requiriera de una computadora. Dejó de teclear cuando vio a Arturo…
—¿Qué quieres? Estoy ocupado.
—¿Qué haces aquí?... estoy seguro de que no te interesan las clases.
—¿Crees que me interesa otra cosa? Sí, entré por una razón, pero no es algo que te incumba.
—¿Qué?
—Que te importe… ahora vete, tengo cosas que hacer.
—Te aconsejo que te lleves esa arrogancia a otro lado, estoy seguro de que ninguna chica se va a interesar en ti por eso. No el tipo de chica con quien estés tratando de quedar bien —Arturo se dio media vuelta para irse, pero Luis sospechó algo con ese comentario.
—Espera… ¿te gusta Libby?
—No te impor… ¿Libby? —Arturo se detuvo. Después de todo, Luis no tenía ningún interés en Melissa.
—Escucha… ah… no sé cómo te llames, pero voy a hacer hasta lo imposible por conquistar a Libby. Ella es la única chica que me ha gustado de todas las mujeres que he conocido. No voy a dejar pasar esta oportunidad de ser feliz, toda mi vida ha sido un martirio…
Arturo se volvió a él.
—Eres muy joven como para hablar así.
—No sabes nada. Bien, déjame trabajar.
—No, yo… lo malinterpreté todo. A mí no me gusta Libby, ella solo es una amiga.
Luis cerró su laptop, ahora toda su atención se concentraba en Arturo…
—Ya entendí todo. A ti te gusta Melissa… vienes a reclamarme porque hoy en la mañana estaba platicando con ella.
Arturo se apenó, no quería admitir eso.
—Creo que nosotros empezamos con el pie izquierdo. Deberíamos ser amigos y apoyarnos —sugirió Luis.
—Qué frases tan raras dices…
—Comencemos de nuevo. Tu nombre es…
—Arturo.
—Bien, ya sabes cómo me llamo. Seamos amigos y conquistemos a las chicas que nos gustan.
Arturo y Luis ya se llevaban bien, aunque uno de los dos no estaba tan convencido con eso de ‘conquistar’ a las chicas.
Terminó el día. La noche estaba tranquila, había muy pocas nubes en el cielo y había luna llena. Todos dormían y tenían sus sueños…
—No es la primera vez que presencias algo así, ¿verdad?
Arturo estaba frente a Rainbow. Estaban en un lugar completamente desconocido.