En la entrada de la escuela, Arturo iba llegando, pero le llamó la atención ver a Luis hablando por teléfono. Se acercó y esperó a que terminara de hablar…
—¿Todo está bien? —preguntó Arturo.
—Tengo problemas con la visa, espero que esto no llegue al consulado… trato de evitarlo.
—¿Es por el tiempo?
—Fue porque entré a la escuela. Mi visa es de trabajo.
—¿Por qué tu visa es de trabajo?
—Quiero poner una sucursal de la Agencia Beenzi, pero… no entiendo por qué te tengo que decir todo esto. Debería ir a ver a Vanessa y hacer que se regrese a México.
—Todo el mundo está preocupado… jamás tendré una visión positiva de la vida.
—Espera… ¿Qué? ¿Eres un ‘emo’?
—Ah… —Arturo no entendía del todo las palabras que usaba el extranjero— Me refiero a que mi novia también está preocupada. Siento que está exagerando, todo porque… —el joven se detuvo, pensó en que no sería prudente preocupar a otra persona mencionando a Libby.
—¿Por qué…?
—Cosas de mujeres…
—Habla con ella, dile que sus bajos ánimos no te están ayudando en nada —Luis comenzó a caminar para buscar un taxi.
—Debería hacerlo, pero es muy sensible, no quiero que piense que me molesta… podría ponerse más triste —Arturo lo siguió.
Las clases comenzaron. Melissa estaba muy preocupada por Libby, pero también se veía desanimada porque Arturo no estaba en el salón. Se había quedado sin su mejor amiga y sin su novio. Las demás chicas no le prestaban atención por estar al lado de Tania e Ivonne. Les daba curiosidad saber cómo se comportaba Ivonne, le mostraban cosas cotidianas, como los accesorios de la ropa, el maquillaje, los teléfonos celulares, etc. La pantalla de estos aparatos era una maravilla para Ivonne, al ver que se reflejaba un video musical. Pasó el día en la escuela y Melissa iba rumbo a su casa.
—¿Por qué vas tan desanimada? —alguien le preguntó de repente.
—¿Ah? —la chica reaccionó.
Era Christopher, el Director del Recording Studio.
—Voy al Centro Comercial a monitorear un concurso de la estación, ¿quieres venir?
Melissa pensó en que sería buena idea ver si él tenía algún plan, recordando que lo había visto siendo aliado de Arthur y Roxanna. Él actuaba como si nada.
Llegaron al Centro Comercial y había un stand del Recording Studio, algunos empleados estaban dando información sobre los concursos.
—¿Te gustaría participar en un concurso?
—No creo que sea buena idea en estos momentos —respondió la chica.
—Has estado callada durante todo el camino hacia aquí, ¿Qué sucede?
—Es… he tenido un mal día. Mi mejor amiga no fue a la escuela y tampoco fue… mi novio.
—Ya veo. No deberías sentirte triste por eso, mañana los verás en la escuela.
—Eso espero.
—Deja de preocuparte tanto.
La chica trató de sonreír. Christopher no era una mala persona después de todo. Luego de estar un rato en el Centro Comercial, algo llamó la atención de ambos…
—No puede ser… —Melissa se levantó de la banca y puso mucha atención hacia un punto de la plaza.
Lo que estaba viendo la dejó sin palabras. Era Arturo, que estaba con Roxanna como si tuvieran una cita. La pareja se veía muy bien, tomados de la mano, abrazándose… ¿Cómo era posible?
—¿Qué pasa? —preguntó Christopher al ver la reacción de la chica.
—Él me está engañando… —los ojos se Melissa se humedecieron, simplemente no lo podía creer… «¿Por qué me está engañando con Roxanna? Ya debería saber que ella es Meredith… la bruja» Pensaba.
—Ese de allá, ¿es tu novio?
Ella no respondió, quedó muy sorprendida y triste a la vez.
—Faltó a la escuela para estar con ella… —las palabras del Director no ayudaban en nada.
—No… es imposible.
Melissa comenzó a llorar.
—No vale la pena que llores por alguien así —Christopher la abrazó.
En ese momento, la joven no tuvo otra más que corresponder a ese abrazo de consuelo, así que no alcanzó a ver que las figuras de Arturo y Roxanna se desvanecieron. Se trataba de una ilusión.
Todo estaba planeado. En uno de los locales del Centro Comercial había una agencia del gobierno para trámites generales. Luis y Arturo iban saliendo de dicho lugar…
—Ya está resuelto. Parece que solo fue la llamada de Vanessa la que me hizo perder el tiempo —dijo Luis.
Ambos caminaron y alcanzaron a ver esa curiosa escena…
—¿Melissa? —Arturo no lo podía creer.
Cambió el rumbo para acercarse a donde estaba su novia. Luis no tuvo opción más que seguirlo.