La Reina de la Magia

La Reina de la Magia

Meredith era la bruja del Mundo de la Oscuridad. Era una bruja muy poderosa, no por nada la Reina Ámbar le había confiado esa misión. Por otro lado, el prodigio de los poderes mágicos, Rudy, estaba inconsciente; y el hada aprendiz, Melissa, no tenía posibilidades para enfrentarse a ese tal poder.

—Tu hermano puede salvarse si me dices donde está la Joya Misteriosa. ¿Tan difícil es que me lo digas?

—No voy a traicionar a mi mamá ni al Mundo de la Magia —dijo la chica.

—Entonces ¿crees que puedas ganarme en esta batalla? Eres muy débil.

—¡Deja de lastimar a la gente que quiero! —el hada apretó los puños y comenzó a concentrar magia. Su coraje y tristeza le daban fuerzas para poder manejar sus poderes mágicos de una forma inimaginable.

Hizo un gran hechizo y se lo lanzó a Meredith. El golpe no fue gran cosa, pero la bruja pudo sentir que la empujaba hacia atrás.

—Se te olvida que antes de enfrentarte a mí, tienes que derrotar a Ivonne —dijo Meredith al darle la señal al androide.

Ivonne obedeció y rápidamente atacó a Melissa. Sus poderes mágicos no eran tan poderosos, pero ese cuerpo de metal resistente la hacía invencible. Aunque Melissa la golpeara con sus poderes, era difícil causarle heridas. En cambio, la chica recibía ataques y la lastimaban físicamente. Arturo trató de intervenir, pero Rainbow lo detuvo…

—No puedes enfrentarte a ella —dijo—. Tiene poderes mágicos.

—¡Tengo que ayudarla! ¿Por qué no tengo poderes? Tú podrías ayudarme…

—No puedo. La Joya Misteriosa le brindó poderes a Melissa y a Rudy, no fui yo. No puedo hacer tal cosa como brindar poderes.

—¡Maldición!

Arturo se maldecía por no poder ayudar a su novia. Ni siquiera Rainbow podía intervenir en esa pelea, su magia no era tan poderosa como para sostener una batalla.

 

Mientras tanto, a pesar de que ya eran altas horas de la noche, después de dejar a Libby en su casa, Luis tenía que trabajar en algo.

—Disculpa si te despierto a esta hora, pero necesito tu ayuda —decía, teniendo una video llamada.

—Ni me hables, Luis. ¡Te casaste con esa arpía! ¡No puedo creerlo! Creí que eras más inteligente —decía Renata, vestida con pijama, ya que estaba durmiendo.

—No me casé con ella. Si quieres que te dé más buenas noticias, ayúdame.

—¿Qué? ¿En serio?

—Vamos a destruir a Vanessa.

La mujer quedó impresionada, odiaba tanto a esa tipa que fue tan satisfactorio y sorpresivo, escuchar esas palabras de su hermano.

—Te contaré lo que sucedió…

 

En el mismo hotel, en otra habitación…

—¿Qué demonios estás diciendo? —Vanessa estaba hablando por teléfono, muy enojada— ¿La liberaste?

—Tus indicaciones decían que debíamos liberarla esta noche, así fue —respondió Christopher.

—¡Era hasta que yo les avisara! ¡Grandísimo idiota!

—Lo siento, pero siendo el Recording Studio, no podía dejar que esto durara mucho, así que cuando vi que Luis y Arturo llegaron, no tuve remedio más que dejarlos entrar…

—¿Luis fue por ella?

La mujer estaba tan furiosa que ignoraba la parte en la que él podría buscar venganza por eso.

—¡Ese imbécil! ¡Me las va a pagar! ¡Por eso se fue! ¿Cómo se atreve?

Christopher escuchaba todas las lamentaciones y maldiciones que optó por colgar el teléfono.

 

—¿Por qué te estás conteniendo? —preguntó Meredith al notar los ataques de Melissa hacia Ivonne— ¿Será por qué no quieres dañar el trabajo de tu amiga?

Ella se había dado cuenta, Melissa no golpeaba con tanta intensidad como lo hizo con Meredith hace unos momentos.

No había respuesta a sus preguntas.

—Si no derrotas a Ivonne, no podrás enfrentarte a mí —condicionó.

La chica lo sabía, pero… ¿sería correcto destruir a ese androide? Al final de cuentas, Tania no se iba a enterar de eso, así que podía hacerlo. De tanto pensarlo, Ivonne la tomó por el cuello tal como hizo con Rudy y, con la mano que le quedaba libre, formuló un hechizo para darle el golpe final. Era todo o nada.

Meredith estaba complacida al ver que ella no tenía que esforzarse. Arturo quiso intervenir, pero Rainbow se opuso y, a pesar de haber ignorado a la hadita, Arthur tampoco lo dejó avanzar.

—Lo siento, pero nosotros tenemos que ganar… —le dijo.

Rudy seguía inconsciente y Tania era incapaz de entrar a esa escena llena de poderes mágicos.

Fue cuestión de segundos para que todo pasara. Era ella o Ivonne. El androide estaba por clavar ese poder mágico en Melissa, cuando el hada concentró su propia energía. Las manos de la chica, que luchaban porque la soltaran, quedaron libres para poder concentrar magia en ellas. Ese poder tan puro y poderoso se pudo sentir en el momento. Ambas manos apuntaron hacia Ivonne y dispararon esa energía. El impacto fue impresionante. Una luz se extendió por todo el lugar, cegando temporalmente a los presentes. ¿Qué había pasado? ¿Quién ganó? Eran las preguntas que rondaban en sus mentes mientras se recuperaban de la vista.




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