Alexander vio el largo y blanco cabello de Laonis sin poder creerselo. De verdad su padre la obligaría a casarse con ella?
Se debatía entre encontrarla horrible o hermosa a la vez. Era diferente. Demasiado diferente. En comparación con Betty.
Betty era alta, de cabellos castaños y ojos color miel, sus labios eran rosados y sus mejillas siempre están coloradas. Laonis era pálida, de ojos azules, pestañas blancas al igual que su cabello. Mostraba un total aire de inocencia y dulzura que nada tenían que ver con la coquetería y el candor de Betty.
Blake y Lioslaith ya estaba enterados de la condición de la chica y en nada los sorprendió su apariencia. Ambos observaban la reacción de su hijo.
Laonis observó a Alexander con disimulo. Era muy alto, de intensos ojos azules, pestañas negras y largas, cabello negro y poseía unos labios sonrosados bastante tentadores. Tenía porte digno y no le fue difícil imaginarlo como su esposo. Era muy guapo.
-Bienvenida, señorita Campbell. -dijo Alexander con voz ronca - Es una maravilla conocerla al fin.
-Gracias, Señor Macdougall.
El silencio incómodo se apropió de ellos y Lioslaith lo interrumpió al invitarlos al interior para la cena.
John se apresuró a ir a lado de su hermana quien lo tomó fuertemente del brazo para así poder controlar sus temblores nerviosos.
El comedor de los Macdougall eran inmenso y ricamente decorado. El tapiz era precioso y los candelabros iluminaban muy bien.
Ya había personas a la espera y un murmullo general de asombro se extendió por todo el salón al entrar Laonis. Blake logró callarlos a todos con una dura mirada, antes de que incomodaran a su futura nuera.
Sabía que su hijo no estaba para nada Contento con el enlace pero tanto Lioslaith como el querían detener esos amoríos clandestinos con las mujeres. Y Lioslaith quería deshacerse de Betty.
Blake aún se encontraba bastante ofendido por la trasgresión cometida por el clan Campbell y esa boda, significaría que los haría doblegarse a el. Quizás contaba más el orgullo que otra cosa, pero un highlander no podía darse el lujo de parecer débil y sumiso.
Después de la cena, en la que más del uno no pudo evitar ver a la futura mujer de Alexander y especular sobre la posible descendencia que saldría de ellos, Laonis ya estaba demasiado harta y cansada como para soportar un minuto más ahí sentada. Así que con suma discreción le pidió a Lioslaith que le enseñase el camino a su habitación.
Blake la disculpó entendiendo su cansancio y Lioslaith la guió hacia las escaleras. John fue detrás de ellas dispuesto a descansar también.
Alexander le lanzó una mirada dura a su papá antes de salir hecho una bala por la puerta principal. Se dirigió directamente a las almenas, donde Betty aún lo esperaba.
-¡Creí que jamás vendrías o que ya te habías casado! - le espetó la chica, furiosa. - Estoy hambrienta y harta de estar aquí. ¿Al menos me trajiste algo de comer?
-Lo siento. Lo he olvidado.
Betty soltó un bufido exasperado.
-Supongo que la chica te ha dejado sin cerebro.
-Me ha dejado sin esperanza. Ella les agrada a mis padres y eso significa mi muerte.
-¡No te puedes casar con ella!!
-¡Claro que no!- respondió el joven, molesto.
-¿Donde quedaría yo? ¿Como tu amante? Ella se llevaría todos los lujos y yo... Sólo quedaría arruinada. -lloriqueo.
Alexander la miró sin saber que decir. Las palabras de Betty le habían abierto una buena posibilidad. El podría casarse con Laonis y cumplir el trato hecho a los Campbell. Pero, podría seguir manteniendo su relación ilícita con Betty. Sólo cumpliría sus deberes conyugales y todo mundo sería feliz.
-¡Ni se te ocurra!- exclamó Betty leyéndole el pensamiento. -No me convertiré en tu ramera.
-¿Por que no? Te llevarías toda la diversión sin ninguna responsabilidad.
-¿Y compartirte con ella? ¿Soportar que duermas a su lado?
-Sólo será cuando se deba hacer.
-¡¿Cuando se deba hacer?!
-El clan esperará que les demos herederos.
-¿Y si no se los dan?
-Nos repudiarán. Entraremos en una crisis de sucesión. Alguien debe heredar lo que yo heredaré. -explicó Alexander al tiempo que se paseaba de aquí para allá.
La brisa nocturna le acariciaba los cabellos negro y la luz de la luna le hacia brillar el rostro.
Betty lo observaba en su caminar tratando de ir a la par de sus ideas.
- Pero si ella no me da hijos... Podré repudiarla y casarme con otra. Osea, tu.
Betty sintió como su mandíbula bajaba hasta el sótano del castillo. Estaba en shock.
-¡Piénsalo!- la animó Alexander emocionado. -Le puedo decir a mi padre que si me casaré con ella -Betty hizo un mohín - pero si algo pasa, me podré divorciar y me casaré con la que yo escoja.
-Proponle un Handsfasting.
- Eso también es buena idea. Lo haré!
Y dándole un candoroso beso, bajó corriendo de las almenas.
Blake se encontraba en las caballerizas dando su rondín nocturno antes de irse a la cama, cuando escuchó los pasos apresurados de Alexander. No se giró enseguida sino que esperó a que se acercará a el o hablará primero. Pero el muchacho o estaba muy agitado por la carrera o estaba demasiado emocionado para hablar.
Así que Blake se giró.
-Así que vienés a proponerme algo. - dijo.
Alexander lo miró sorprendido.
-¡Sólo mírate! Ni siquiera puedes hablar. Y tu condición física es muy buena como para agitarte con ese trote que diste.
Alexander tragó saliva demasiado sorprendido. Su padre lo conocía bien.
-Pues, tienes razón. Vengó a proponerte algo.
-Habla.
Y Alexander habló. A Blake no le sorprendió en nada la propuesta de Alexander y aunque el, como futuro heredero debía hacer sacrificios por el bien del clan, le agradaba el hecho de que hubiera ideado alguna opción.