La Reina De Las Nieves

CAPITULO 3

Laonis contemplaba las sábanas manchadas de sangre que colgaban en el barandal. Cualquiera que pasaba por ahí podía verlas y al hacerlo, felicitaban a Alexander con una palmada. Al parecer, estaba bien visto herir a las esposas en el talón hasta hacerlas sangrar.

Laonis se sentó en el comedor a lado de Alexander y comenzó a desayunar. La alegría de la mañana poco a poco le subió el ánimo.

No había dormido bien. No estaba acostumbrada a dormir con alguien a lado y Alexander no quiso irse. Después de asegurarse de que no le haría daño, logró dormir. Aunque estaba bastante incómoda.

Betty entró al comedor con aire de suficiencia y se sentó algo apartada de ellos, lo cual Laonis agradeció. Aunque la distancia no fue impedimento para el intercambio de gestos y miradas que crisparon sus nervios.

Que poca moral tenía esa mujer! Alexander ya estaba casado. No podía hacer ese tipo de cosas con el.

Lioslaith estaba muy al pendiente de eso y se aclaró la garganta para llamar la atención de los chicos. Alexander miró a su madre y su mirada furiosa lo hizo bajar la suya.

-Espero que estés disfrutando del desayuno.-le comentó Alexander a Laonis.

-Supongo que sí.

-Hoy hace un buen día para salir de Luna de miel.

-¿Luna de miel?

-Es una costumbre de que los recién casados salgan a un pequeño viaje para celebrar sus esponsales. Saldremos después del desayuno. Ya ordene que acomodaran tu equipaje .

-¿Iremos...solos?

-¡Claro! ¿A qué le temes?

A ti. Pensó Laonis.  Pero solo se limitó a encogerse de hombros.

-¡Muchacha!-grito un tipo rudo y desaliñado que desayunaba junto a ellos- ¡Esperaba que no pudieras caminar el día de hoy! ¡Alexander no hizo bien su trabajo!- río a carcajadas coreado por otros hombres.

-¡¿Acaso eres inexperto, chico?!- grito otro provocando más risas.

Alexander enrojeció de vergüenza y mientras Laonis trataba de entender de que hablaban.

-¿Quieres que le enseñé cómo se debe hacer?-grito otro

-¡Ya Basta!-ordeno Lioslaith. -¡Si no saben comportarse en un comedor, les sugiero que salgan y hablen sus estupideces en otro lado!

Un murmullo apagado le siguió a sus palabras y desde ahí solo se escuchaban risas amortiguadas aquí y allá.
Betty salió con el mismo aire de suficiencia con el que entró y quizás meneando las caderas con provocación. Laonis clavo la mirada en su espalda deseando atravesarla con una daga. Ojalá pudiera deshacerse de esa indeseada.

Alexander murmuró algo y se levantó de su asiento para salir por la misma puerta que Betty. El comedor entero lo observó irse y le lanzaron miraditas de lástima a Laonis. Lo que la hizo enfurecer .

-¿Debo tolerar eso?-pregunto dirigiéndose a Lioslaith que quedó sorprendida por la pregunta y luego negó con la cabeza.

-No debes hacerlo. Está en tu derecho de actuar.-le respondió sonriendo con complicidad.

-¿Rebajarme al nivel de esa arrastrada?-Laonis rio-Cada uno acepta lo que cree merecer y se comporta según su posición. Y mi posición es más alta que la de esa víbora.

Blake y Lioslaith se quedaron con la boca abierta.

Laonis termino de comer con aparente serenidad antes de subir de nuevo a su habitación.
Las valijas ya estaban listas para ser cargadas en el carruaje y por unos segundos, Laonis se negó a ir a ese estúpido viaje.

Que hipocresía.

Luna de miel  la había llamado Alexander. Sonaba a romanticismo puro y genuino. ¿Pero que hay de genuino en un hombre adúltero y sinvergüenza? El hombre no hacía ningún esfuerzo por ocultar su amorío con Betty y apenas llevaba algunas horas de casado!

Laonis se preguntó si todo ese tortuoso año tendría que soportar ese tipo de actitudes de su flamante esposo.

-Y todo esto por algunas vacas robadas -murmuro Laonis con amargura- ¡Maldito seas, Highlander!

-Espero que no me estés maldiciendo a mi.-dijo Alexander asomando la cabeza por la puerta. Laonis solo lo miro con recelo. - Solo venía a ver si ya estabas lista para partir.

Laonis se encogió de hombros y se dirigió a la puerta. Alexander se hizo a un lado para dejarla pasar y la observó un rato mientras ella caminaba por el pasillo.
Sentir su mirada en la nuca hizo que Laonis se sintiera incómoda. Todos solían observarla con curiosidad a donde ella fuera. Su cabello blanco y su palidez llamaban la atención pero la mirada de Alexander la incómodo de una manera diferente.

Sentía coraje hacia el por el hecho de que coqueteara sin pudor con Betty pero a la vez, lo entendía. Ella también fue obligada a casarse con una persona a la que apenas conocía pero Laonis no andaba de furcia a la vista de todos.

Era una gran diferencia entre ambos. Solo esperaba que ninguno de los dos matará al otro antes del año.

El carruaje estaba listo y despidiéndose de todos, los flamantes esposos emprendieron el viaje de su luna de miel.

Teóricamente, iban solos pero llevaban escolta.  El Laird Macdougall no iba a permitir que algo malo le sucediera a su único heredero y a su nueva esposa. Quizás esperaba que volvieran con la sorpresa de un bebé en camino pero Alexander veía algo complicado ese asunto.

Betty quería casi obligarlo a jurarle que no tocaría a Laonis. Lo cual era un juramento bastante tonto y difícil de cumplir. Obviamente, se esperaba que el joven matrimonio tuviera hijos pronto. Y eso, solo lo ataría más a Laonis. Osea que si el llegará a embarazar a Laonis , tendría que estar atado a el toda su vida.

Solo esperaba no llegar a eso.

En realidad, Alexander no tenía nada planeado para el viaje. Había decidido dejar todo al azar, y el hecho de que Laonis no preguntara nada, lo hacía mucho más fácil.

En realidad , Laonis se lo pasó dentro del carruaje la mayor parte del tiempo antes de llegar a un claro cerca del río a descansar. El sol brillaba por el cielo cubierto de nubes y le lastimaba la vista. Ella preferiría resguardarse y salir al atardecer.



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En el texto hay: escocia, romance, highlanders

Editado: 22.05.2022

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