La Reina de las sombras

III

El canto de las aves fue su despertador, no sabía exactamente qué hora era, pero los rayos del sol entraban por la ventana que daba al viñedo ¿posiblemente las diez? La joven solía despertarse temprano por su rutina diaria, pero cuando se encontraba en casa, aprovechaba para dormir un poco más, aun sabiendo que tenían que hacer algunos preparativos, la ventaja de poder usar la magia con mayor libertad, y aunque quisiera quedarse hasta el mediodía en la cama, sabía que tenía un día largo por delante.

Una vez abandono su habitación, paso por la cocina para tomar el desayuno: pan tostado con mermelada y un café bastante oscuro pero muy dulce. El ruido en el salón principal llamo su atencion, parecía que los preparativos para la ceremonia y la fiesta de Samhain habían iniciados, sacaban las viejas cajas del sótano, cuales tenían grabados runas de protección, velas, tambores, túnicas nuevas para toda la familia, este año su Padre con la ayuda de Alaric se aseguraban de tener todo en orden, su primo tenía la ambición de en un futuro tomar el liderazgo del Aquelarre, asi que aprovechaba esos momentos para aprender.

Afuera de la casa, encontraría a su madre, quien estaba acompañada por su pequeña hermana menor Aurora, de tan solo un año de edad, que jugaba con una ramita de romero

—Buenos días, dormilona —saludo su madre, girando su cabeza levemente para observar a su hija mayor. Morgana respondio con una sonrisa y se acercó a ambas, para darle un beso en la mejilla a su madre y otro en la frente de Aurora, cual alzaba su cabeza para observar a su hermana mayor con aquellos ojos color ambar

—Pensé que al menos me dejarían descansar hasta Samhain —bromeo, antes de observar su reloj —¿El abuelo ya se fue al cementerio? —sabía que para Jackson, aquel día no era solo un momento de celebración, sino una responsabilidad.

—Desde muy temprano —respondió su madre, mientras acariciaba el cabello de Aurora, quien ahora buscaba jugar con los dedos de Morgana

Asintió antes de apartar su mano de su hermana, apretando suavemente su nariz antes de dejarlas y tomar rumbo al cementerio. Por la edad de su abuelo, él no había estado en la anterior ceremonia del pacto, pero ahora que el papel de su abuelo en el Aquelarre, era un sabio, podría conseguir aclarar sus dudas sobre aquel misterioso pacto ¿Por qué antes no había escuchado sobre él? ¿Cómo sería? ¿Cuál era el propósito?

El camino era tranquilo, como breve, debido a que no estaba muy lejos de la mansión. El lugar era muy silencioso, y diversas estatuas se alzaban a los costado de algunas lapidas. Morgana avanzaba por un camino de grava, que llevaba a la cripta familiar, lugar donde descansaban sus ancestros y la magia podía sentirse más fuerte pero no era lo única sensación que tenía, de alguna manera podía apreciar la inquietud de los espíritus, incluso podía apreciar como algunos intentaban aparecer durante unos breves segundos, observándola avanzar hasta donde se encontraba su abuelo.

—Abuelo —le saludo, tomando asiento a su lado y haciendo un gesto de respeto a sus ancestros. Jackson, estaba de rodillas, frente a un altar con los ojos cerrados pero tras escuchar la voz de su nieta, abrió lentamente sus ojos.

—Es bueno verte por aquí tan temprano —respondió, girando un poco su cabeza para observarla.

—Quería preguntarte sobre el pacto ¿de qué trata esto?

Jackson mostro una sonrisa serena, mientras bajaba un poco la mirada, como si estuviera pensando cómo explicarle a su pequeña nieta esto que ni el mismo había vivido, pero era un conocimiento pasado en generación a generación, entre los líderes de los siete. Morgana se mantenía observando con atención el rostro de su abuelo, que era alumbrado por la poca luz que se filtraba entre las ramas de los arboles sobre ellos, resaltando las arrugas que el paso de los años había dejado en el

—La magia es una energía que fluye por todo el mundo, pero asi como estamos nosotros que conservamos el poder de cada uno de nuestros antepasados, o los Brauer que sacan su poder de la tierra —hizo una leve pausa, para lamer sus labios — existen una fuerza desconocidas que siete hechiceros decidieron encerrar cada cien años los descendientes de estos hechiceros deben elegir un nuevo guardián, algunos lo llaman el Rey o la Reina de los Aquelarres

—¿Y ocurriría si no se elige a nadie? —pregunto Morgana, frunciendo el ceño

—Si no se elige un nuevo guardián, el equilibrio de la magia se rompe y las fuerzas que han estado contenidas pueden liberarse trayendo caos y destrucción consigo

Morgana ahora entendía la preocupación de los espíritus, no podían fallar en su cometido si es que querían que todo siguiera normal, pero la persona que eligieran entre las siete familias, debía de ser alguien capaz de poder soportar el peso de aquella responsabilidad. Se preguntaba qué cosas podría cambiar para este guardián, en ese instante tenía más preguntas que respuestas ¿estaría vivo el anterior guardián? ¿Qué ocurría si te seleccionaban? Antes que pudiera decir algo más, el teléfono de su abuelo comenzó a sonar

—Joffrey —saludo a su hijo — sí, estoy con Morgana, ya vamos para allá —tras colgar, comenzó a levantarse del suelo, con la ayuda de su nieta — ya están llegando las demás familias, debemos volver

—Abuelo, ¿crees que yo podría ser elegida? —el viento sopló suavemente, haciendo que las hojas crujieran, como si los ancestros mismos estuvieran respondiendo a su pregunta.

—Si alguna vez te llaman, confía en tu intuición



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En el texto hay: pacto secreto, halloween, magia y hechizeria

Editado: 03.11.2024

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