VI

Algo no estaba bien, aquella voz no era una coincidencia, estaba segura que los espíritus de sus ancestros querían que parara aquel ritual, que actuara y tomara la iniciativa pero ¿Por qué querían que frenara todo esto? ¿Acaso no fueron ellos mismos participe de todo este ciclo de rituales en cada cien años? Pronto, una luz rojiza comenzaba a emanar entre la niebla, provocando que el sonido de los tambores se frenaran y los ecos de los murmullos entre los presentes comenzara a notarse.

Algo no estaba bien.

La tensión comenzó a aumentar cuando se escucharon gritos de dolor proveniente de seis líderes, arrodillados frente a Joffrey, quien se mantenía con las manos alzadas, a la vez que el fuego iba aumentando su tamaño, elevándose hacia el cielo nocturno. Un escalofrío recorrió su cuerpo, colocando su piel de gallina, era una sensación extraña que hasta ahora no había sentido algo parecido ¿esta era la manera en que intentaban retener aquella magia maligna? No, aquello no se sentía como si se estuviera encerrando, se sentía como si se estuviera liberando.

Su mirada busco al resto de los hechiceros presentes, en cada uno de ellos podía ver su rostro el reflejo del miedo y las dudas, incluso los Noir que intentaban apartar la niebla de ellos y refugiarse para protegerse. Morgana, intento moverse en busca de sus Padres, pero apenas avanzo unos pasos unas imágenes invadieron su mente, diferentes rostros desconocidos para ella, todos tenían la misma expresión de terror pero al contrario de lo que hacía su tío, el fuego verde parecía ser una clase de torbellino inestable que atraía una clase de luz roja oscura a su interior.

El suelo comenzó a moverse, producto de un terremoto que estaba siendo provocado por el hechizo de Joffrey, haciendo que Morgana volviera en sí, pero sin poder mantenerse de pie, cayó casi de rodillas al césped. Algo oscuro se materializaba en el aire alrededor de ellos, una figura sombría que parecía alimentarse del fuego verde. Mientras sus ojos azules apreciaban aquella criatura a la cual su tío le sonreía, escucho nuevamente aquella voz volvió a hablarle, esta vez más cerca y más clara “La cadena se romperá…¡Detenlo!”

Aun no estaba segura si actuar, intentaba buscar a su abuelo pero no lo veía por ningún lado, incluso tampoco veía a su Madre, solamente podía apreciar a su Padre y a su primo Alaric, al igual que tres familiares más, intentando llevar a los invitados al interior de la casa, como si los estuvieran protegiendo.

—Durante milenios, has estado encerrado pero hoy te libero y reclamo —Aquella frase de su tío, le hizo volver a observarlo — soy tu nuevo maestro.

¿Su tío había decidido traicionar el pacto? Reclamando el poder que durante muchas generaciones se habían encargado de encerrar. Algo debía hacer, de eso estaba segura pero ¿sería capaz? Sabía que su linaje tenía un gran poder, uno que aumentaba por cada alma que entraba en el panteón, pero nunca pensó que alguna vez este poder tendría que ser usado contra alguien de su mismo Aquelarre. El suelo temblaba cada vez con más fuerza, y las raíces de los árboles cercanos parecían emerger del suelo, Brauer estaban intentando detener a Joffrey sin poder lograr mucho, ya que el fuego impedía que se acercaran.

En el momento en que su tío comenzó a cantar, en un idioma desconocido para los ancianos presentes, el hombre de la gabardina y sombrero negro, se alzaba como una sombra a un costado de Morgana, ayudándola a ponerse de pie y señalando el centro del pentagrama, como dándole el permiso que necesitaba para actuar. “Hazlo” volvió a escuchar en su mente “o los condenara a todos”