El viento helado del bosque lleva consigo una melodía mortal, con su suave voz aleta a un príncipe de bellos ojos grises que, cabalgando a gran velocidad desea salir del “Bosque de los muertos”
La leyenda cuenta que cuando llega la noche los demonios de esta tierra salen en busca de vidas humanas de las cuales alimentarse para así, seguir gobernando la isla.
Un mito contado para los niños que sienten interés por la oscuridad y, que vez de temer sueñan con poseerla y ser uno con las tinieblas, sin saber su rareza, pero el príncipe que no creía estas historias ahora huye de las sombras.
Su caballo aterrado galopa sin parar, siente las raíces trata de alcanzar sus pesuñas, la nueve quemas con fuerza su piel, y aunque este diseñado para carga pesada, su jinete siente con cada respiración como su temor lo desconcentra.
El canto de un cuervo baño el bosque en una tormenta de nieve.
Los árboles altos que una vez fueron frondosos conservaban parte de su estructura negra en una capa blanca de vidrios helados.
La luna se había ocultado, los cuervos se tomaron la noche cantando a la luna mientras volaban en círculos, tan extraño era el bosque, que solo el príncipe tenía una nube alrededor mientras que el lugar solo se curia de sus emociones aceleradas.
El caballo del joven no soporto alzándose en dos patas, y brincando sin tomar el control, él aferrado a su caballo se mantuvo, sin imaginar que el mismo animal saltaría tan alto que la nieve el equilibrio le jugaran una mala pasada, haciéndolo caer sobre la sueva manta de copos blancos.
Su noble corcel abandonó el bosque tan pronto el príncipe se levantó.
—¡Reisson! —llamó al caballo
El nombre del animal resonó entre el bosque, y al minuto escucho más voces.
—¡Reisson! —llamaron Los cuervos
Todos batieron al príncipe con el nombre de su caballo, entre voces finas, gruesas, delicadas, y fuertes.
Sin saber de dónde provenían y con una tormenta en medio, cayo de rodillas sobre la nieve mientras su cuerpo se consumía por la misma.
Al final los mitos para los niños eran reales, todo lo que decían sobre el “Bosque de los Muertos” ... esas historias.
Ojalá las hubiera escuchado con más detalle, y no ser curioso.
Los cuervos cayeron en picada hacia el príncipe atravesando la espesa nube.
Gritando el nombre del caballo, al sentirlos tan cerca y sin saber que eran, se levantó del suelo despavorido corriendo en la dirección que le indicaba el viento, sus pestañas se llenaron de pequeños copos mientras su visión distorsionada solo veía el mismo patrón.
Un cielo gris, cubierto de copos de nieve que volaban sin rumbo fijo, sus pulmones trataban de mantener el ritmo antes de caer, su única motivación era no morir.
Siguió adelante hasta que los cuervos, jugando con él empezaron a tirarlo, con sus patas lo empujaban sin lograr que se resbalara, hasta que uno con astucia lo tomo del cabello y lo tiro con fuerza.
Apoyo sus manos en el suelo, levanto la cabeza en dirección a un fuerte aleteo, observando una sombra negra en forma de calavera. La cual en cuestión de segundos consumió su cuerpo por completo.
El aleteo, el olor a putrefacción entre sus alas y picos, y las risas de niños generaron en él otro sentimiento.
El miedo se convirtió en curiosidad, la curiosidad en peligro, el peligro en belleza.
Había algo en su ser que solo sus ojos lograban ver alrededor del terror, el miedo que todo ser humano está destinado a experimentar.
Los ojos de un alma en pena quien no creía las historias de sus padres.
Eran de quien veía la belleza en medio de la muerte.
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Editado: 07.10.2025