La Reina De Los Demonios

Inquietudes...

 

Al otro día, Mia y yo fuimos a pescar, lo malo es que no habíamos traído cañas de pescar, así que nos tocó con la manos. Fue un poco difícil atrapar un pez con las manos ya que eran muy rápidos. Yo pude tomar 2 peces pero Mia no lo pudo conseguir.

Nuestra ropa estaba empapada por la pesca que hicimos, si es que se puede llamar así. Nos cambiamos la ropa mojada, y luego cocinamos los dos peces. Era muy temprano, ni siquiera eran la 1 pm.

-¿Podemos ir a ver las vías del tren? –Mia asintió.

-Solo déjame terminar de comer y vamos...

Aun no le podía decir a Mia que me iría, porque empezaría a hacer preguntas sobre esta decisión que tome. –Comente en mi conciencia.

 

 

Luego de comer nos dirigimos a las vías del tren, Mia me señalo el camino más seguro y rápido para llegar a Satford, una caminata de aquí a ese pueblo seria de 5 a 7 horas sin tomar ningún descanso, cada recompensa tiene su sacrificio y si quería tener respuestas tendría que hacer este sacrificio.

Voltee mi cabeza mirando por encima del hombro de Mia, vi a unas personas cargando árboles y leña, una de esas personas era el amigo de Mia; Harry.

El chico me fulmino y luego le regalo una sonrisa a Mia cuando llego a nuestro lado. Harry dejo la leña que traía en sus manos para descansar un momento.

-¿Qué tal, Mia? ¿Cómo va tu día de campamento?

-Genial, nos divertimos... –Sonrió.

-¿Cómo acabo el partido? –Pregunte.

Harry alzo una ceja y luego comprendió.

-Quedo a 2-0.

-¿Gano el equipo que apoyaban? –Harry asintió. –Te lo dije, Mia. –Le sonreí.

-Deberías de apostar, te ganarías un par de billetes.

-Lo pensare.

Harry tomo de nuevo la leña al ver que sus compañeros siguieron con la ruta.

-Nos vemos... –Dijo sin mirar atrás.

 

Mia y yo deambulamos por la zona un par de horas, luego notamos que estaba por atardecer. Nos dirigimos hacia el lugar en el que teníamos nuestras cosas y empezamos a empacar.

Cuando empezamos con la caminata sentía que alguien más venía detrás de nosotras, que nos observaba sin que nos diéramos cuenta, o al menos Mia, de vez en cuando volteaba a verificar el lugar. Sentí una mano fría en mi hombro y rápidamente voltee a mirar, no había nada, excepto por un pequeño pelo rubio en mi hombro, lo tome y lo mire bien, era evidente que no era un cabello mío, ni de Mia... Pero ¿De quién? Si solo estábamos Mia y yo...

 

Un rato después llegamos a la casa de Mia, al abrir la puerta principal se pudieron escuchar los gritos de su padre y madrastra, rápidamente Mia me empujo a fuera y cerró la puerta.

-Mierda... Pensé que no llegaría tan rápido... Su vuelo debe de haberse adelantado...

-Y ¿Qué haremos?

-No lo sé... Entrare a casa y hablare con mi padre... Si en 15 minutos ellos siguen adentro de la casa, entraras por la ventana como lo hiciste la otra vez.

-Está bien...

 

Mia entro a la casa mientras yo me quedaba afuera esperando, los gritos continuaron pero poco a poco se iban reduciendo hasta que solo quedo silencio, pasos se escucharon aproximándose a la puerta principal.

La puerta se abrió y al instante apareció una chica rubia, evidentemente no era Mia, hice como si estuviera buscando algo en el suelo mientras la chica salía. La chica traía una maleta en su mano y parecía un tanto enojada.

-¡Púdrete! –La chica dijo viendo hacia la casa de Mia.

Ya sabía quién era... La madrastra de Mia, Shanon...

Empecé a caminar dirigiéndome hacia la chica rubia, era como si mi cuerpo se controlara solo, me puse enfrente de ella y me miro indiferente.

-¿Se te perdió algo? –Frunció el ceño.

-Querida... Has cometido muchos pecados...

-¿De qué habla? –Pregunto confusa.

-Te estaré esperando en el infierno...

-...

Shanon se quedó callada por lo que dije, yo también quede perpleja por lo que había dicho, solo abrí mi boca y salieron esas palabras sin razón alguna... Me aleje de Shanon y ella salió corriendo sosteniendo su maleta...

Aun no podía entrar a la casa, ya que el padre de Mia seguía ahí adentro... Así que decidí entrar por la ventana del cuarto de Mia.

Cuando entre al cuarto de Mia pude escuchar la conversación que tenía con su padre, luego escuche unos pasos acercarse a la habitación supuse que era Mia. Me senté en el escritorio mientras sacaba el libro de los “Mil Demonios”. La puerta se abrió revelando a Mia y su padre.

-¿¡Quién es ella!? –Pregunto enfadado el padre de Mia.

-Ella es...

-¡No quiero que me mientas!

-Es una amiga, la conozco desde hace una semana...

-Mmm... Puedo... –Me interrumpieron.

-¿Amiga? Y ¿Por dónde entro? Por Dios... No me dirás que estas dejando entrar a moribundos en nuestra casa.

-¡Ya! –Grite y dejaron de hablar.

Me acerque al padre de Mia mirándolo fijamente a los ojos, el padre de Mia dejo de tensarse quedando hipnotizado por mi mirada.

-Escuchara bien mis palabras... Olvidara la pequeña discusión que está pasando, y entenderá que soy una simple amiga de Mia que vino por razones personales...

Solo asentía a lo que decía. El padre de Mia sacudió su cabeza y nos miró confuso.

-Ahm... Disculpe señor, ¿Sucede algo? –Dije con tono cálido.

-Perdón... No, no pasa nada... Iré a la cocina...

-Nos traerías galletas, papá. –El asintió y se fue. –Pero ¿Qué le hiciste? –Dijo asombrada.




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