La Reina De Los Demonios

Soy...-

Hans Bar

 

El reloj marco las 11pm, unos leves golpes se escucharon retumbar en la puerta de mi habitación, abrí la puerta con un poco de entusiasmo, el tipo rubio apareció parado a unos centímetros de mí, con una sonrisa encantadora.

-¿Lista? –Alzo una ceja y asentí. –Bien, vamos.

 

 

Me despedí de Bill quien solo bufo al verme ir. Afuera de la tienda de Antigüedades de Bill, había un chico de cabello castaño, piel un poco pálida y ojos oscuros, miro de manera vaga al rubio y sonrió al verme.

-Que bella compañía tenemos hoy. –Comento de manera cálida el chico.

-Te lo dije, vámonos.

 

La noche era bella, las calles eran bulliciosas, un leve frio golpeo contra mi cuerpo, estaba fascinada por lo hermoso que era este pueblo de noche, las casas coloridas, las calles con hermosas iluminaciones, me hizo pensar en Mia, quien no volvería a ver, supongo.

-Ese es el bar. –Hablo el rubio.

Aquel bar estaba a unos metros de nosotros, pasando una carretera por la cual pasaba mucha gente, entre las personas vi a un chico, el viento susurro de nuevo a mi oído.

-Ven, hermanita. –El chico a lo lejos sonrió.

Su cabello negro cubría sus ojos, una sonrisa hermosa pero macabra se mostraba en su rostro, tendió su mano para que fuera con él. Hipnotizada empecé a caminar hacia él, pasando por aquella carretera sin ver, pero su cara se deformo, se volvió horrible, como si no fuera él, sino otra persona. Escuche que me llamaban repetidas veces. Fruncí el ceño al ver que me estaba manipulando la mente y pronto reaccione. Cuando voltee mi cabeza hacia un lado, vi que una moto estaba a punto de atropellarme, pero una mano fría tomo mi brazo y me jalo de manera brusca. El cuerpo del rubio y el mío chocaron.

-¿¡Qué pensabas!? –Dijo molesto.

El rubio miro hacia aquel lugar en donde había estado esa persona que me llamaba con el viento.

-No te separes de nosotros. –Comento el castaño.

 

Entramos en el bar que tenía un estilo victoriano y a la vez ranchero, era un lugar hermoso, constaba de 3 pisos al menos. El rubio tomo mi mano señalando con su cabeza las escaleras. Subimos al segundo piso, el cual había unas cuantas mesas y personas bebiendo.

-Esta no es nuestra parada, preciosa. –El rubio siguió guiándome.

Llegamos al tercer piso, en el no habían muchas cosas, el lugar estaba un poco empolvado, tenía unos muebles que eran viejos pero se veían cómodos. El lugar estaba un poco oscuro, por una ventana entraba la luz de la luna.

-Listo. –Sonrió el rubio. –Dime ¿Recuerdas algo?

Negué con la cabeza. –No, nada aun.

-Ten una cerveza. –Me entrego una el castaño.

¿Cuándo había traído cervezas aquí arriba? Tome la cerveza sin problema y le di un sorbo.

 

-FLASHBLACK-

 

Habíamos pasado muchas noches juntos aquí, junto a la luna. Siempre acompañados de una deliciosa cerveza, contando historias, pequeñas anécdotas y recuerdos, mire el anillo que tenía en mi mano izquierda y sonreí.

-¿Crees que me sigue buscando? –Le hable al rubio.

-Querida, eres la reina del infierno, reina de los demonios, no debes temerle, tu eres más fuerte que él, y yo estaré a tu lado. –Sonrió dándome un beso en la mejilla.

Su mano izquierda se entrelazo con mi mano derecha, vi de reojo aquel anillo que poseía el en aquella mano, similar al mío.

 

-FIN DEL FLASHBLACK-

 

-Creo que recordé algo. –Sonreí.

-¿Qué recordaste? –Pregunto sin mirar él rubio.

-Que nosotros-... –Mire de reojo a una figura pálida. –AAAHH!

Me hice en una esquina al ver a una chica de rostro pálido y sangre en su boca. El rubio frunció el ceño miro hacia el lugar en donde se encontraba la chica.

-¿Qué pasa? –Dijo como si no viera nada.

-¡Mírala! ¡Esa chica de ahí! –Comente un poco alterada.

-Yo no veo nada, y tú? –Pregunto a su amigo quien negó con su cabeza mientras tomaba su cerveza.

El rubio sonrió y le hizo una señal a su amigo, quien se levantó del sofá y se dirigió a las escaleras.

-Se acabó mi cerveza, iré por otra. –Se fue rápidamente.

Aquella chica empezó a llorar de manera horrible y desesperante, como si estuviera enojada, me tape los oídos por su llanto.

-¡Malditaa! –Se acercaba cada vez a mí.

Me caí cuando estuvo enfrente de mí, pero me levante rápidamente alejándome de ella.

-¿¡Porque yo!? –Seguía gritando.

El rubio soltó una carcajada, pero rápidamente la detuvo, poniéndose serio.

-¿Qué es lo que te dice “esta chica”? –Se sentó en el sofá.

-No le entiendo casi.

-Domínala. –Dijo serio.

-¿Cómo? –Empecé a sudar.

-Solo tú la vez, así que solo tú puedes pararla, mi pequeña reina.

 

-FLASHBLACK-

 

La chica estaba en el suelo, inconsciente, yo tenía mi pie sobre su espalda. Aquella chica tenía tres rostros en su cabeza. Despertó y con un llanto me dijo.

-Ayúdame, por favor... –Tenía voz demoniaca, pero sabía que era la conciencia de esa chica la que me hablaba y no aquel demonio que la poseía.

-Tranquila, acabare con tu sufrimiento.

La madre de la chica empezó a llorar. Ella había sido la causa de la posesión de aquel demonio, había hecho un trato con lucifer, ella daba al cuerpo de su hija para cualquier control, mientras que lucifer le daba a cambio todo lo que ella quería para su familia, buena salud y buena economía, pero aun así le hacía daño a su hija.

-Señora, el alma de su hija ya no sigue en este cuerpo. –Le comente. –El demonio se apodero por completo, ahora lo único que queda es él...




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