Ariana tardó varios segundos en reaccionar. Evidentemente, Austin acababa de lograr lo que nadie había podido en este mundo.
Y posiblemente en la galaxia.
Noquear a la reina de AllenCorporation’s.
—¿Qué has dicho? —preguntó Ariana en cuanto logró salir del shock.
—Relájate bombón —dijo Austin al darse cuenta de que Ariana lo estaba tomando mal. —No te estoy pidiendo que nos casemos en realidad.
—Explícate.
—Se me ocurrió que la única manera de evitar más complicaciones en este asunto es no contradecir a nadie. En otras palabras, fingir un supuesto compromiso con fecha de caducidad preestablecida —respondió Austin mientras se preguntaba si en verdad sabía lo que estaba haciendo.
Frunciendo un ceño confundida, Ariana se devolvió a su asiento tratando de ocultar un leve mareo.
—Creo que esto podría llegar a beneficiarnos mutuamente —continuó Austin quien se decía que debía tratar de convencer a Ariana cuando en realdad era todo lo contrario. —Por mi parte no habría ningún problema en ayudarte…
—¿Estas de broma? —exclamó Ariana cuando por fin comprendió la absurda idea de Austin.
—¿Por qué iba a bromear con algo como esto?
—No lo sé. Quizás necesites publicidad para otra película —le recordó Ariana con ironía.
—Sin publicidad más de la necesaria, por favor. Mi único deseo es mantener mi vida privada al margen de los medios tanto como lo quieres tú. ¿O me equivoco?
Austin empezaba a irritarse. Acababa de hacer la primera proposición de matrimonio de toda su vida y aunque sabía perfectamente que había sido tan real como cada palabra que decía en los sets de grabación, esperaba que por lo menos su coestelar no se sintiera insultada por la idea.
—No te equivocas —concordó Ariana recordando tanto su negativa de una demanda como la misteriosa chica del club de Austin. —Pero, aun así, debes de tener un motivo oculto tras bastidores. Me niego a creer que seas un príncipe encantador decidido a sacrificarse por la damisela en apuros.
Una sonrisa se asomó en los labios de Austin. —No creo que haya un príncipe ni una damisela a quién rescatar en este cuento. Mejor piensa en mí como el humilde plebeyo que se está ofreciendo como sacrificio para salvar al resto del mundo de la furia de la Reina del Hielo.
—No vuelvas a llamarme así —espetó, furiosa. Aunque no lo hubiese dicho directamente, Ariana sabía muy bien que se refería a ella. Los recuerdos de un pasado no tan lejano empezaron a querer salir de ese rincón oscuro de su mente en donde ella los había arrojado y botado la llave.
—No es mi intención ofenderte, bombón.
—Ah, ¿no? Pues hasta el momento solo has conseguido eso.
La mandíbula de Austin se tensó. —¿Tanto te ofende que te haya propuesto matrimonio, aunque sea actuado?
—¿Quieres que responda a esa? —le contestó Ariana con una sonrisa maliciosa. Al menos podía devolverle un poquito el favor que le había hecho a ella al llamarla con un nombre tan despreciable.
—Ahórratelo.
—De acuerdo.
Austin enarcó una ceja.
—Entonces, ¿cuál es tu respuesta?
—Todavía no me has dicho los beneficios de prestarnos a esta farsa —protestó Ariana.
—Bien, te explicaré que es lo que ganamos, aunque creí que era más que obvio. Si intentamos desmentir nuestra supuesta relación sin dar mayores explicaciones, solo conseguiremos meternos en un problema más grave del que ya tenemos. Pero si lo dejamos tal cual está unos tres o cuatro meses más, podemos cortar por lo sano argumentando incompatibilidad de caracteres —esbozó una sonrisa—. Mírale el lado bueno, al menos en eso no estaremos mintiendo en absoluto.
Ariana soltó un resoplido de frustración. No podía creer que le estuviera encontrando lógica al discurso de Austin, pero la idea que había tenido con respecto a la incompatibilidad de caracteres, pensó que cualquiera podía llegar a creérselo como razón de un abrupto rompimiento. ¡Por Dios! Solo bastaba con verlos para saber que eran completamente opuestos como el norte y el sur.
Sin embargo, si llevaban a cabo ese plan, necesitaba más que nada que una persona en específico aceptara comprar esa historia.
—¿Estás consciente de que está farsa debemos hacerla un tanto creíble? —Ariana quiso asegurarse de que Austin entendía lo que estaba sugiriendo. —No sé cómo será en tú mundo, pero en el mío tendrás que hacer algunas apariciones en público. Aunque si lo dejamos para un período de cuatro meses como máximo, quizás solo tengas que representar tu papel una o dos veces.
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Editado: 20.10.2019