La Reina de los Diamantes

Capítulo 12

El auto de Ariana se detuvo en el lavado de autos junto al CoffeLate Moka. Tomó su bolso y estaba a punto de salir del auto cuando la puerta del copiloto se abrió de repente.

— ¿Por qué tardaste tanto, querida?

— ¡Austin! ¿Quieres matarme de un susto? —exclamó ella con la mano en el corazón. — ¡Por un minuto creí que era un intento de secuestro?

Austin esbozó una sonrisa diabólica. —Siento desilusionarte, pero no pienso robarme a la novia hoy.

—No sabes cómo me tranquiliza oír eso… Pero ¿qué estás haciendo?

Antes de que Ariana pudiera decir algo más, Austin ya se había acomodado en el asiento del copiloto junto a unas enormes bolsas negras de plástico, cerrando la puerta luego.

—Supongo que también piensas que este lugar no es bueno para hablar de “nuestros negocios” estando lleno de gente.

— ¿Entonces por qué me hiciste venir hasta acá?

Austin se encogió de hombros, todo despreocupado.

—Me quedaba más cerca.

Ariana lo asesinó con la mirada. Obviamente Austin no tenía idea de los malabares que tuvo que hacer Alessia y ella para cambiarse y evadir a la prensa en tiempo récord.

En eso, un delicioso aroma atrajo su mirada hacia las bolsas que llevaba Austin. Ariana alzó las cejas.

— ¿Pizza de cinco carnes con queso extra?

Austin sonrió. — ¡Vaya que eres una experta! Sí que sabes engañar a todos.

— ¿Por qué? ¿Ya olvidaste que comí hamburguesas en casa de tus padres?

—Si. Asadas a la parrilla y sin aderezo. Por eso me sorprende que sepas como se pronuncia “pizza”.

—Y en cinco idiomas diferentes —aseguró orgullosa.

— ¿Eres poliglota?

Ariana sonrió. — ¿Te sorprende?

—De ti, todo me sorprende. —Hizo una breve pausa mientras la estudiaba con la mirada. —Pero creo que ya me acostumbraré.

—Mejor no lo hagas —murmuró Ariana mientras volvía a poner en marcha el auto en retroceso para salir del lugar.

—Y bien. ¿A dónde vamos?

—Creí que tú eras la que manejaba.

— ¿Dices no tener otro lugar para hablar aparte del CoffeLatte Moka?

—Nop —respondió muy sonriente. —Creí que ahora sería tú turno.

—Ya veo porque tus relaciones nunca son discretas. No tienes imaginación.

— ¿Y tú sí?

La expresión y el humor de Ariana se endurecieron. Claramente sabía lo que le había querido decir él, pero no se dejaría acorralar en esa discusión. Contó hasta diez mentalmente, y luego dijo:

—Llegaremos en unos quince minutos.

La boca de Austin cayó en picada. — ¿En verdad tienes esa clase de escondites?

—Varios, en realidad.

—Ahora veo porque tú necesidad de crear este caos. —Austin se volvió para mirarla, irritado. — ¿Al menos puedo saber su nombre? Solo para estar preparado por si alguna vez lo encuentro por accidente.

Y no equivocarme en romperle el tabique a alguien inocente, agregó a su pensamiento.

— ¿De quién?

La tranquilidad que ella emanaba lo irritaba aún más. Y lo peor es que no sabía el por qué.

— ¿Cómo qué de quién? ¡Pues de tu aventura! ¿De quién más podríamos estar hablando?

—Cierto. Mi “aventura”. —Se quedó pensativa un momento. —Pues tendrás que continuar en la ignorancia. No pienso darte sus nombres.

Austin alzó las cejas. — ¿” Sus” nombres?

La luz al final del túnel se había hecho más clara dentro de la mente de Austin. Cientos de escenarios disponibles para más de una orgía estaban siendo reproducidos en menos de un instante por su distorsionada imaginación. La doble moral era un concepto que se había quedado pequeñísimo en comparación a lo que él estaba pensando de ella luego de oír semejante confesión.

—Dos nombres son los que oculto. Solo por si te lo estabas preguntando. —Dibujó una pequeña pero muy evidente sonrisa pícara en su rostro. —Y si, posiblemente los has escuchado mencionar muchas veces… o quizás no.




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