La Reina de los Diamantes

Capítulo 28

Al ver Ariana su reflejo en el espejo su mente comenzó a tener serias dudas sobre lo que estaba a punto de hacer. ¿En serio estaba dispuesta a llegar a tanto con tal de proteger algo que siquiera valía la pena?

¿Es qué realmente su padre aún mantenía oculta la llave de sus grilletes a esas alturas de su vida?

¿Y qué tan sincero estaba siendo Austin con sus supuestas acciones filántropas?

—Aun puedes llegar a tiempo al aeropuerto y tomarte unas largas vacaciones en Suiza y desaparecer en cualquier otro país sin orden de extradición —dijo Lory detrás de ella, adivinando sus pensamientos.

—Tal vez, pero ¿qué sucedería entonces con Austin? Todo el mundo sabe perfectamente que mi papá cumple a cabalidad su palabra.

—De tal palo tal astilla —agregó Lory—, puede que no lo hagas conscientemente, pero hay ocasiones en las que no se puede distinguir quién es quién entre ustedes dos.

—Pues yo nunca trataría a mi hija como una muñeca de trapo que sirve para simple decoración de la casa —se defendió Ariana, ofendida por la comparación.

—Lo sé. Pero ya tendrás oportunidad de demostrarlo en el futuro. Ahora la pregunta es ¿te vas o te quedas?

Ariana no respondió. Se limitó únicamente a verse en el espejo mientras debatía si dejar o no el ramo sobre la marquesa.

 

Austin maldijo casi a gritos la tercera vez que intentó sin éxito hacer el nudo de su corbata.

—¡Cálmate hombre! Es perfectamente normal que el novio este nervioso el día de su boda —le dijo Max apartándole las manos de la prenda para encargarse él.

Se detuvo y respiró profundamente mientras su amigo se encargaba de los últimos detalles de su vestuario. No entendía lo que le estaba pasando. Sabía muy bien que nada de eso era real, que lo único que estaba haciendo era obedecer un estúpido capricho que se le había ocurrido a su querido muy pronto suegro para que no destruyera su vida y mucho menos la de Ariana.

Aunque tenía que reconocer que había sido su propia idea seguir con el juego hasta el final y empezó a sentirse culpable con el pensamiento de que quizás el también estuviera obligando a Ariana a hacer algo que no quería.

—¡Listo! ¿Ves que tan sencillo era? Simplemente estabas haciendo una tormenta en un vaso con agua.

Austin respiró aliviado y se miró una vez más en el espejo. Llevaba un traje de color negro en su totalidad incluyendo los John Lobb[1] y la camisa blanca. Sabía que ya todo estaba listo y no quedaba nada más que hacer por su imagen, pero al pensar que dentro de pocos minutos tendría que estar junto a una mujer que de por sí ya representaba como nadie la elegancia al vestir, esperaba poder estar a la altura.

—¿Crees que luzco bien? —preguntó Austin, inseguro.

Max rio. —No te preocupes. Dudo mucho que a la prensa le importe si vas en traje o en jeans a tu boda. Siempre y cuando les des una portada, claro está.

—No es por mí que me preocupo. Simplemente no quiero hacer quedar mal a Ariana.

Max vio su Rolex en medio de una carcajada. —Pues lo mejor que puedes hacer por su reputación es llegar antes que ella. Así que andando.

 

—¿Alguien puede decirme donde diablos se ha metido? —preguntó Alexander Allen, el enojo en su voz era inconfundible.

—No creo que tengas porque molestarte tío. A lo mejor ha cambiado de opinión…

—Te equivocas como siempre Marisol.

La voz de Ariana sorprendió a la top model que ya empezaba a repartir su cizaña en plena iglesia.

—¡Ya era hora! ¿Puedes explicarme donde rayos te habías metido? Tú madre ha pasado la última media hora al borde de un ataque de nervios —dijo su padre agarrando con firmeza su brazo. —Espero que estés preparada para lo que dirá la prensa el día de mañana.

—Lo siento papá. Tuve un pequeño percance con el vestido.

Alexander frunció el ceño. —Tenías el de repuesto en la habitación continua.

—Pero no era de mi gusto —se limitó a responder Ariana antes de que ambos pasaran junto a la querida prima a quien ignoraron por completo, pasando luego por el umbral de las puertas centrales de la iglesia.

Comenzó a sonar la marcha nupcial al tiempo que, hecho un manojo de nervios, Austin se dio la vuelta en el altar para ver a la novia acercarse del brazo de su padre. No pudo evitar levantar con admiración las cejas y sentir una oleada de deseo que nunca antes había experimentado. ¿Así era como se sentía representar el papel del novio en las telenovelas?




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