El timbre de la puerta sonó con un tintineo suave al abrirse. El pequeño café, escondido en una calle lateral, parecía un refugio del bullicio de la ciudad. El ambiente estaba impregnado de aromas a café recién molido y pasteles horneados, creando una atmósfera acogedora que hacía honor al dicho de que “las penas con pan son mejores”.
—¿Por qué no esperas en el auto?
—Porque podrías utilizar tu tiempo en la fila para alertar a Romeo y este jueguito nunca acabaría. No pienso arriesgarme.
Se volvió hacia él.
—¿Me tomas el pelo? ¿Quién te ha dicho que hago fila? —respondió, haciéndose la ofendida. —Además, este lugar sirve el mejor omelette de champiñones y queso del lugar. ¿Quién dice que no podríamos encontrar acá a Ariana degustando de tal delicia?
Austin paseó la mirada por el establecimiento. Exceptuando por las tres personas que allí se encontraban, se podría decir que en el lugar se la pasaban matando moscas en sentido figurado. La pareja de la mesa del ventanal era visible de inmediato. Un chico y una chica vestían prendas negras y desgastadas, reflejando un estilo punk que se notaba a kilómetros. En la barra, un joven otaku se sentaba sumido en su propio universo. Portaba una sudadera con capucha, en la que se podía ver estampada una imagen del famoso protagonista de un popular anime. Sus gafas de gran tamaño se deslizaban ligeramente por la nariz, y su expresión concentrada mostraba un profundo interés en la pantalla de su teléfono.
—A menos que a Ariana le haya dado por ponerse hoy un vestido negro y botas de combate, diría que tu intuición falló —contestó Austin—. Es eso, o eres cómplice y solo estás haciendo tiempo para que puedan cambiar de escondite.
—¿Disculpa?
—Debiste esconder mejor la pantalla de tu teléfono. Pude distinguir perfectamente que el destinatario era ese guitarrista…
—Bajista —le corrigió Meryl. —La guitarra está a cargo de Tavo —Se dirigieron hacia la barra, eligiendo un lugar alejado del chico concentrado en la pantalla de su teléfono quien, por un momento, levantó la vista, fijando su mirada en ellos antes de volver a sumergirse en su mundo digital. —Y para tu información, Axel ha estado toda la mañana con el resto de la banda.
Austin alejó por completo su atención del menú y se volvió hacia Mery parpadeando incrédulo. —¿Y me lo dices hasta ahora?
Meryl se encogió de hombros. —No preguntaste por Axel. Simplemente aseguraste que estaban juntos y quién era yo para contradecirte.
—Pues claro que creía que seguían juntos —contestó Austin—. No esperaba que Ariana se aburriera tan pronto y cambiara de acompañante como cambiar de bolso. ¿Y ahora me dirás que no tienes ni la menor idea de donde está? Tal vez el pedirte ayuda fue un error y solo debía esperar a que se aburriera de nuevo y me tocará el turno de entretenerla.
—¿Disculpa? — La cafetería de ambiente vintage estaba decorada con muebles retro y fotografías en blanco y negro colocadas en un rincón destinado para los recuerdos que justamente se ubicaba frente a la visión de Austin en ese momento. La camarera, cuyo uniforme retro en combinación con el lugar a juego con un delantal de estampado floral, se acercó a la actual pareja dispareja. —Para tú información…
—¿Ya decidieron lo que ordenarán?
Meryl se volvió hacia la joven de coleta, con una pequeña sonrisa.
—Yo lo de siempre, Tilly.
—¿Y para usted? —preguntó Tilly, dirigiéndose a Austin esta vez.
—A él puedes darle café negro echo con agua del grifo si gustas —se apresuró Meryl en responder sin darle tiempo a su acompañante de siquiera abrir la boca—. Es más, entre más vieja y oxidada esté la tubería mejor.
Austin enarcó una ceja, dejando muy en claro que aceptaba el reto.
—¿Oh, en serio? ¿Eso es lo mejor que tienes? —respondió él con una sonrisa desafiante.
—En realidad ni siquiera he empezado.
—Eso quiero verlo.
Tilly, un poco confundida por la dinámica entre ellos, se mordió el labio para contener la risa. —¿Entonces café negro para usted, señor?
—Con óxido y todo, linda —respondió Austin acompañando su respuesta con un pequeño guiño travieso.
—¿Algo más que pueda traerles? Tal vez un poco de dulzura para acompañar el café.
—Hoy solamente mi bebida, Tilly. Hoy tengo grabación.
—Oh, wow. ¿Cuándo saldrá a la venta el nuevo disco? —inquirió Tilly, con evidente interés mientras terminaba de servirles el café y dejaba la cafetera a un lado.
—Si para entonces aún no he matado a nuestro representante, a finales del mes que viene.
Tilly rió. —¿Y ahora que hizo?
—Para empezar, gracias a él tengo que lidiar con mi sombra acá presente —dijo Meryl, señalando a Austin mientras este vertía un sobrecito de azúcar a su café recién servido.
Austin paró en seco. —Espera… ¿Quieres decir que Ariana está con ese imbécil?
Meryl puso los ojos en blanco y lo reprendió con la mirada.
—¿Me quieres decir por qué cada hombre del planeta tiene que ser el amante misterioso de Ariana?
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Editado: 23.11.2024