Capítulo 5

¿Que está pasando?
 

Él me observa detenidamente y yo no puedo aguantar un minuto más sin respuestas.
-Como le dije antes ellos son los manifestantes.-dice mientras se acomoda en una silla del comedor y me hace un gesto, para que haga lo mismo.-Como sabe, Harión está dividida en siete secciones, desde que se creó hace décadas cuando la época de tu bisabuelo. Tu familia intentó mantener la unión de estas secciones después de ganada la guerra, pero aún así hay personas que todavía no lo aceptan y exigen la desintegración del reino.
-Esas personas son los manifestantes, no. Pero, desde cuándo...
-Desde siempre princesa; solo que desde hace una década han aumentado su poder. Al parecer tienen un nuevo líder.
-Pero es que, por qué. ¿Por qué quieren la separación si eso es lo que nos ayudó a mantenernos con vida?
Me levanto de la mesa y me pongo a dar vueltas por el lugar. No puedo entender todavía esto que Paul me está contando.

-Digamos que ellos tienen otros ideales y otros pensamientos distintos a los nuestros. Supuse que usted lo sabría dado que es la princesa.
-Sí, soy la princesa, pero mi padre no me confiaba ningún asunto de este tipo. Ni siquiera me dejaba salir del Palacio así que, esto por qué me lo diría.
-Bueno creo que ya es bastante información por ahora. Por qué no va a descansar, ha de estar agotada.
La verdad es que no lo estoy pero antes de que pudiera contestarle él se levantó y se retiró del lugar.
 

Al día siguiente, desperté con unas enormes ojeras adornando mi rostro. Me pasé toda la noche pensando e intentando comprenderlo todo. En el palacio nunca se habló del tema y esto no es algo para tomarlo tan a la ligera. A parte, que pedir la separación de las secciones sería como pedir el fin del reino, y con ello se vendrían a bajo todos los esfuerzos de aquellos hombres que lo dieron todo por lograr la unidad. No logro entenderlo completamente. Pero, no todo el mundo piensa igual que yo ni tiene mis mismas ideales. Eso lo tengo claro.

Decido no seguir atormentandome con estas ideas y ponerme en marcha para empezar mi día. Después de arreglarme, salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina. Pero antes de llegar veo a Paul parado en la puerta principal del salón y por su aspecto parece que va de salida.
-Paul, ¿va a salir?
-Asi es. Tengo que salir por algo importante.-responde mientras se acerca a donde estoy yo de pie.-Si pasa algo, sea lo que sea, prométame que se cuidará y hará todo lo que yo le indique.
-Pero...-intento preguntar a qué se debe su forma de expresarse, ya que me da el ligero presentimiento que se está despidiendo, pero él me conta la frase.
-Prométamelo, por favor.
-Se lo prometo.
De repente me da un cálido abrazo y cuando se aleja de mi puedo notar en sus ojos un ligero rastro de preocupación.
Cuando ya está en la puerta listo para salir, se detiene un momento.-Confíe en que siempre la voy a estar ayudando,su alteza. Siempre.
Y asi, sin más palabras sale de la casa y deja tras de él un rastro de añoranza que hace que mi corazón duela. No sé a qué se debió todo eso, pero algo me dice que algo malo está por suceder.

Me preparo un batido y me siento en el porche de la casa a bebérmelo con el aire fresco adueñándose de mis poros, y contemplando a las personas que deambulan por la calle. Hoy es un día bastante movido y la acera está con más personas de lo habitual.
No puedo dejar de preocuparme por todo lo que me dijo Paul. Los acontecimientos de ayer también me atormentan de vez en cuando.
Mantengo mi vista fija en lo que tengo delante, cuando una mujer pasa frente a mis ojos y mi corazón empieza a latir más de deprisa. 
La mujer sigue su camino y no puedo evitar sentirme inquieta. Sé que la conozco de alguna parte, pero... de dónde. Inconcientemente mi cuerpo atraviesa la entrada de la casa y sale en dirección a la carretera. No tengo idea de lo que estoy haciendo. 
Intento alcanzar a la mujer que va a una cuadra de distancia de mí. La sigo lo más deprisa que puedo pero al llegar a la plaza la pierdo de vista entre tanta gente. ¿Quién es esta mujer que me causa tantas sensaciones?
Por un momento quise adentrarme entre toda aquella multitud pero recordé lo que me dijo Paul antes de irme: que tuviera cuidado. Y adentrarme ahí, después de lo que sucedió ayer, no sería muy buena idea.

Me alejo de allí y retomo el camino de regreso. Cuando ya estoy bastante cerca, logro identificar unos oficiales en la entrada de la casa y me empiezo a alarmar.
Corro toda distancia restante y al llegar uno de los hombres me detiene el paso.
-¿Que hacen aquí? ¿Que está sucediendo?
-Tu debes de ser Lin, no es así.-me dice y yo asiento con la cabeza.
-Si, soy yo, Lin Collins. ¿Se puede saber que hacen en mi casa.
-Veras niño, tu tío ha sido acusado por prestar servicios para los antiguos reyes, y a sido condenado al destierro. Estamos decomisado sus bienes.
-¿Destierro?-al mirar hacia dentro de la casa veo a los guardias colocando papeles en todos los objetos del interior. ¿Paul fue desterrado?
-Asi es. Y tú, quedarás al cuidado de Greenwood jefe de la guardia de la tercera sección. Ya tu tío dio su consentimiento. Tienes que venir con nos...

Y antes de que pudiera terminar de hablar, le di la espalda y empezé a correr a toda velocidad. No sé a dónde voy pero necesito pensar.
Camino sin tiempo por la calle sumergida en mis pensamientos, mirando a tras de ves en cuando. Por suerte, a esos guardias no les dio por venir detrás de mí.

Así que por eso fue toda esa despedida, él sabía que podía ser desterrado hoy. Me abrazo a mi misma y vuelvo a revivir la plática que tuve con él esta mañana, y lo último que dijo me llamó la atención.
-"Confie en que siempre la voy a estar ayudando."
Sin percatarme, me adentro en la misma calle que vine ayer con Paul, la de las casas enormes; y me viene a la mente lo que sucedió con el buzón, donde el sacó aquel sobre. 
Entonces corro hasta allí, abro la tapa a toda prisa, y ahí estaba su carta.