La reina del cementerio

Capitulo 52

Cap 51

Edson estiró su cuello de tortuga.

- En la segunda prueba, la futura reina nos tiene que demostrar que está dispuesta a presentar un sacrificio por su pueblo. Que será nuestra madre y nos va a proteger.

El viejo miró a Ela.

- Señorita Dickens, ¿usted está dispuesta sacrificar por sus leales un miembro de su cuerpo?

Todos que estaban en la sala soltaron un jadeo.

Ricchi rugió como un animal. Sus ojos se llenaron de sangre.

"¡Hijos de perra! ¡No tienen escrúpulos!"

Ela tapó la cara con una mano. Con la otra estaba sosteniendo la capa para taparse.

Ricchi desesperado miró alrededor como buscando ayuda.

"¡No puede ser que nadie hace nada para meter a esos bastardos a este mismo acido!"

Los hombros de Ela empezaron a temblar. La chica largó un llanto.

Para meterle más presión a Ela, Edson sonrió.

- Fíjese señorita que no aceptaremos un dedo meñique.

Ricchi se movió y crujió los dientes. La espada del guardia también se movió y le lastimo la "nuez de Adán".

De repente Ricchi vio que ex policía, el gordo Tom se levantó.

Hizo unos pasos al centro de la sala.

- Señores jueces – dijo Tom, su voz temblaba de la rabia. – Me parece que hay que considerar que la señorita Dickens no está en condiciones de tomar una decisión de esta magnitud.

El "avestruz" frunció las cejas y lo miro como a un bicho asqueroso.

- ¿Lo puede explicar? ¿De qué condiciones habla? No tenemos tiempo para pasar la coronación para el otro día.

- Solo dijo – contestó Tom, - que la señorita Dickens se siente incómoda sin ropa. No se puede tratar así a la futura reina del pueblo "crimson".

Ricchi lo miró al policía sorprendido.

"¿A dónde quiere llegar?"

- Les pido permiso a preparar a la señorita Dickens para la segunda prueba. Si ella la decide aceptarla.

- ¿Qué quiere hacer? – preguntaron los tres jueces casi al mismo tiempo.

- Buscarle la ropa.

Ela levantó la mirada y lo miró a Tom sorprendida.

Pero el hombre sin prestar mucho la atención al estado de ella, se acercó y la levantó del brazo. El gesto le salió algo duro. Estaba acostumbrado de tratar así a los delincuentes.

- Vamos, señorita.

Ela obedeció. Algo le decía que él no es su enemigo.

Los dos salieron de la sala por una de las puertas tapadas con tapis.

Todos se quedaron expectantes.

En menos de cinco minutos el tapis se levantó de vuelta y entraron Tom y Ela. El hombre ya no la llevaba del brazo. Ella caminaba sola al lado de él.

Tenía puesto un jean y una remera de manga corta. Estaba descalza.

La chica todavía estaba nerviosa, pero tenía mirada más firme. Estaba más decidida.

- Elijo la prueba. No voy a rechazar el trono.

La gente empezó a murmurar.

Ela miró a todos. Detuvo su mirada en Ricchi. Le sonrió tristemente.

Movió los labios diciendo "Te amo" silenciosamente.

Ela suspiró. Las palabras no llegaban fácilmente.

- Voy a sacrificar mi brazo.

- ¡Ela no! – gritó Ricchi.

Las lágrimas corrían por las mejillas de Ricchi.

Él no podía creer en la crueldad de los jueces y el pueblo "crimson".

Nadie dijo nada. ¿Sera que todos dependían del "elixir"?

Ricchi no imaginada a Ela sin un brazo.

"No quiero vivir" – pensó Ricchi y cerró los ojos.

Ela apretó los dientes.

Despacio se acercó a la bañera y muy despacio hundió su brazo derecho en el ácido hasta el hombro.

Un suspiro salió de cada persona que estaba en la sala. Las llamas de las antorchas se movieron haciendo bailar las sombras.

El ácido alrededor del brazo de Ela empezó largar vapor que subía en una danza macabra.

 




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