Quiero correr pero él no me deja. Bajamos despacio. Me abraza y besa mi cabeza..
Me ayuda a caminar rápido para que ellos no se den cuenta.
-te lo juro no sabía. Nunca hubiera dejado que te lastimaran así.
No me suelta, me tiene abrazada de él.
-no te puedo permitir matar a mi gemelo. Es mi familia. Pero él nunca había abierto su corazón. Por favor…
-eres Saturnino.
-si mi bella. Ese soy.
Miro sus ojos son más oscuros que los de Sandro. Sus labios se ven rosas. Su piel se ve más oscura. Se inclina y me besa con mucho placer. Dejó que sus labios me posean. Su cuerpo está sobre el mío.
Lo suelto y corro a la motocicleta él se sube atrás y se abraza cuando salimos a toda velocidad. Manejé por unos minutos y vi la orilla del mar. Me detengo a unos metros del acantilado.
-¿te duele mucho?
-Sí no. Me gustó besarte ayer…
Se baja y me mueve para atrás, se monta y salimos. Mueve la motocicleta al otro extremo y llegamos a una pequeña cabaña. Él se detiene y me ayuda a caminar. Entramos solo a una habitación y un baño.
-Es una cabaña para cuidar. Cuando es invierno. Ven.
Me ayuda a sentarme en una silla frente a la ventana. Se miran los viñedos abajo. Mi mente viaja desde la sensación de ver a Santino con Sandro o que yo bese a Saturnino.
-puedo saber que te duele.
-que te bese… pero no puedo ser inconsciente si ellos se aman. No tenía condón conmigo si lo usaba.
-linda mirame a los ojos. Déjalos que ellos te digan. Yo mismo te dije que había llegado tarde. Pensé eras novia de mi hermano. Eres muy hermosa.
-Sabes quien soy…
Me levanta y me sienta en sus piernas, besa mi cuello y esconde su rostro. Acaricia mi cintura y suspiran.
-eres la reina de Dante. Me gustaría que fueras mi reina…
Me muerde el cuello me gusta, todo en mi mente se pone en blanco. Intento moverme. Beso su cuello y lo muerdo como él lo hizo. Sus manos están en mi cintura.
-Dios Mila por favor.
-quiero…
-Hoy no, hermosa. Quiero que seas mía pero no por despecho.
Me besa y acaricia, mete su mano dentro de mi ropa y estimula mi clítoris mientras me besa. No me deja moverme y luego llegó a mi orgasmo.
-Disfruta reina mia.
Me dejo ir con el placer, mis ojos están cerrados. Después de unos minutos respiro. Y buscó su boca. Me gusta besarlo. Saca su mano y me prueba.
-como mi futuro cuñado terminó a tu lado.
-Su hermano es mi administrador. Salve a su mamá.
-tengo que cuidar de algo a mi hermano.
-no su padre está muerto y su deuda está saldada. Y su captor muerto…
-de ti…
-se cuando no compito. Y no tengo pene.
Pone sus manos en mis senos y me sonríe.
-son naturales.
-toda yo.
Bajo mi mano y la pongo sobre su pene y aprieto.
-También es natural y hace muchas maravillas.
Nos reímos y me abraza. Nos besamos lentamente mientras nuestras manos nos apretamos. Se mueve a la cama y nos acostamos él me abraza.
Caemos en un sueño profundo. Cuando abro los ojos suena mi teléfono es Sandro.
-¿dónde te metes?
Respiro para que mi voz no suene mal. Saturnino me susurra en el oído.
-eres hermosa.
Le doy un pequeño beso.
-Estoy bien, salí en la motocicleta y ando por los viñedos. Pase con los trabajadores y luego por acá y por allá.
-¿podemos hablar? ¿Subiste a la galera central?
-Es urgente.
-Mila por favor…
-Déjame un rato más, tengo que poner en claro mi miente.
-Mila por favor déjame explicarte… eres importante.
-No me expliques nada. Por favor dame un tiempo.
Terminó mi llamada. Creo que… me besa más fuerte y me sube sobre su cuerpo.
-no te puedo pedir que no te duela. Solo no lo mates.
-Solo eso. Tengo métodos muy dolorosos.
Toma mi rostro y me hace que lo mire.
-Mila eres la reina. Una reina negra que da miedo. Él es mi hermano y nunca había salido del closet.
-bueno entonces pagas tu.
Muevo mi cadera sobre su pene. Él me sonríe y se deja hacer lo que quiera. Me inclino y lo beso mientras desabrocho la camisa. Beso todo su pecho, llegó a su cadera se quiere mover.
-Nada de movimiento.
Bajo más y cuando voy a abrir su pantalón se escucha una moto.