Flora
Observo poco a poco como el sol se va ocultando hasta que la oscuridad cubre todo el cielo. Han pasado varios días desde que deje el castillo, Orión me llevo al lugar donde vive, en el valle sagrado, su hogar es una casita en el árbol más alto. Desde esta altura tengo una buena vista.
Antes de mi partida, Laura me dio una maleta de ropa y algunas joyas a escondidas, y mi caballero me dio su espada y.… un beso en la frente que lo tome como despedida. Ellos se quedaron en el castillo, lo entiendo, trabajar en el castillo es un honor.
Oficialmente ya no soy una princesa del reino de Bellatore ¿Cómo se siente? un poco triste porque mi infancia lo viví allí.
Sin embargo, eso no es lo que me preocupa, sino qué es lo que me depara en el camino. Mis asuntos pendientes con Crystal terminaron, aún sigo de luto por la muerte de mis padres, además tengo que pedirle disculpa a mi... ¿sigue siendo él mi prometido?, sea o no, tengo que hacerlo por la humillación que sufrió.
Eso me deja pensando: ¿la relación de ambos reinos se rompió? No puedo creer que no le haya preguntado sobre ese tema a Crystal.
—¿Qué es lo que te tiene tan pensativa? —pregunta Orión, sentándose a mi lado.
—En muchas cosas —de repente algo se me viene a la mente y suelto una pequeña risa—. ¿Sabes? Imagino que el reino de Remigio me debe odiar, lo que hice es una condena que merezco la muerte.
Orión se queda pensativo.
—Entonces, vivamos aquí, para siempre. No lo busques.
Niego con la cabeza.
—Yo aún debo cumplir mi sueño y también quiero ver al dueño de ese cuerpo —lo señalo.
—¿Quieres ir al inframundo? Así puedes despedirte de tu amigo.
Esto me deja sorprendida, una parte de mí creí que no lo haría, pero las oportunidades están para aprovecharlas.
—Si, si quiero.
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Editado: 21.06.2025