La reina del Inframundo

5. Rengel.

Orión

No me atrevo a mirar a Hades, no entiendo por qué está molesto, solo hice lo que él hizo a Perséfone, de una manera diferente, por supuesto

Mi plan solo era convencerla, no secuestrarla.

Creí que él lo entendería, pero me delató, ahora no sé cómo haré para que Flora me perdoné.

—¿Por qué? —le pregunto —. ¿Por qué hiciste eso? —esta vez le miro directamente.

A pesar de sus ojos vendados por una sombra negra, la dirección de su rostro esta frente a mí con una postura imponente.

—Es un juramento que le hice a ella; nada de mentiras entre nosotros.

Asiento. Él nunca la engaño, pero le oculto algo que solo ellos saben.

—Quería convencerla de quedarse conmigo aquí —le cuento mi plan.

—¿Por qué? ¿La amas?

Lo pienso un buen rato

—No sé si lo que siento es amor, es solo que no puedo alejarme de ella. Quiero estar a su lado.

Al principio creí que era por culpa de este cuerpo, los cuerpos humanos son como un almacén de recuerdos, por eso estaba seguro que cuando estaba cerca de ella era por este cuerpo. No me sentía cómodo con este sentimiento porque lo sentí y lo viví hace miles de años antes de convertirme en una constelación.

Esa es la verdad, nunca fui humano, soy Orión antiguo cazador gigante, pero esta nueva vida que me dio Hades ahora me llamo Rengel.

—¿Esa joven te ama a ti?

—No —respondo con seguridad —. Ella aún sueña con un tal Kalel, pero nos besamos ¿Significa algo?

Hades suspira y apoya su mano a mi hombro.

—No lo sé, pregúntale a Eros. Recuerda que tu misión en la tierra es encontrar a mi hija, por eso te estás haciéndote pasar como un cazarrecompensas, por eso te di prestado ese cuerpo.

Este cuerpo le pertenece al amigo de Flora.

—Cumpliré mi deber, pero primero debo ir con Flora a ayudar con algunos asuntos.

—Esa jovencita te está distrayendo, no me decepciones o te regreso aquí para siempre.

—Ella quiere buscar a su hermana que está en el reino Esmeralda, tengo la sospecha que ella puede ser tu hija. ¿No me puedes dar una pista sobre ella? Es como buscar una aguja en un pajar.

Niega varias veces.

—Antes que naciera mi hija me quitaron los ojos y Perséfone nunca llegó a verla por qué quedó inconsciente después de dar a luz, sin embargo, mi hija debe haber heredado ambos dones; el mío y la de su madre.




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