CAPITULO 78
Canciones:
Night Lovell - Kids ft. Dylan Brady
Mire la calle poco iluminada y no me parecía nada amigable. La calle tenia charcos de agua, algo de basura y algo de tierra la cual se había convertido en barro por culpa de la lluvia. El viento frio hizo que mi cabello danzara en el y que mi nuca sienta frio.
- Sigo odiando el momento en que dejamos los celulares.- Dije en voz baja ya que no quería que aquel silencio de tumba que había en el barrio por el cual estábamos pasando se rompiera y despertara a sus habitantes.
- Agradece que no nos han matado.- Dijo Ema. La mire y ella se estaba muriendo del frio igual que yo pero no parecía aterrada por el barrio.- Aun.- Sentí como un escalofrió recorría mi cuerpo de pies a cabeza. Odio aquella sensación.
Me aferre a su brazo y mire a mí alrededor con desconfianza. Yo me sentía más que perdida y vulnerable pero Ema no aparentaba eso aunque sé que en el fondo ella esta tan asustada como yo. Ema suspiro una vez que habíamos llegado a una nueva calle pero con mucha iluminación y alguna que otra tienda.
- La verdad estoy acostumbrada a vagar por las noches en las calles pero aquí las cosas son más tenebrosas a esta hora.- Ema miro sobre su hombro y puede ver el miedo en sus ojos. Volvió a mirar al frente y por décima vez en la noche se agacho en el piso lo cual me hizo parar de golpe.
- ¿Qué haces?- Le pregunte ya con la intriga en un nivel muy alto. Me cruce de brazos mientras miraba a mi amiga aun agachada en el piso, se levantó y sino fuera porque la sostuve de un brazo ella se hubiera caído de culo al piso ya que se había levantado muy rápido.
- Busquemos una cabina de teléfono y luego te explico.- Dijo distraída mientras miraba algo en la palma de su mano.
Aparte un mechón de cabello de mi rostro y busque con la mirada una cabina telefónica pero no encontré ninguna. Sin esperar que ella dejara de mirar su mano comencé a caminar hacia delante, escuche como ella corría detrás de mí. Cruzamos otra calle y por fin encontramos una cabina de teléfono. No se veía de lo más linda pero es lo que buscábamos con un fin que yo desconocía aun. Nos acercamos a aquella caja rectangular y entramos en ella como pudimos, Ema tomo el teléfono y comenzó a colocar unas monedas que tenía en su mano.
- Dime el número de Enzo.- Hablo ella con rapidez.
- Es un número extranjero Ema.- Le dije con obviedad. El costo iba a ser aún mayor a pesar que aquel celular se encontraba en este país.
Ella me miro atónita y con algo de miedo. Pensé que su mente estaba en un tipo de viaje en el espacio pero de la nada se dio vuelta y marco un número, espero unos segundos y comenzó a hablar en su idioma natal. Suspire y mire que nadie con mala pinta se nos acercara pero por alguna razón la fría cuidad parecía no tener vida por donde nosotras pasamos. No escuche que hablaba Ema y con quien hablaba. Escuche como la brisa fría del invierno arrastraba una lata por la calle logrando que esta hiciera un ruido solitario, mire a mis costados y solo estaban las farolas tristes iluminando la calle y la vereda con una luz amarilla que parecía más tenebrosa que cálida por la intensidad del color.
- Vendrán por nosotras en unos minutos.- Dijo Ema saliendo de la cabina telefónica. La observe caminar hasta la calle y sentarse sobre el cordón mientras miraba distante así el frente.
- Enzo debe estar muy enfadado.- Me senté a su lado y ella no pareció importarle mucho.- ¿Va todo bien?- Me incline hacia delante apretando mis pechos en mis piernas para poder ver bien el rostro de mi amiga el cual no demostraba ninguna emoción.
- Aun sigo sin entender esto Mart.- Dijo ella molesta moviendo sus brazos de arriba abajo. Sus ojos se encontraron con los míos y me sorprendió ver lo molesta y frustrada que estaba.
- Es algo normal cuando hay.- Los gritos de Ema no me dejaron dar aquella explicación estúpida, desesperada e irracional.
- ¡NO ES NORMAL!- Ema se levantó de golpe obligándome a elevar la mirada hasta tal punto que mi cuello comenzó a doler.
- Bueno si, no es normal.- Me pare y me sacudí el trasero con mis manos. La mire a los ojos y ella espero con paciencia la cual en cualquier comento se acabaría como el alcohol en una fiesta.- Pero yo no sé las respuestas de todo lo que tú me preguntes, Ema.- Ella cruzo los brazos sobre su pecho.- Yo estuve en el mismo lugar que tú, viví lo mismo que tú y si no fuera por mí ya estaríamos echas cenizas.- Me señale a mí misma con un dedo firme porque era nada más y nada menos que la verdad a pesar que sonara presumida.
Suspire y me volví a sentar. Luego de unos segundos ella hizo lo mismo y esperamos pacientemente a que vinieran por nosotras.
- Lo siento.- Escuche como ella susurraba. La mire de reojo y volví a mirar al frente.
- ¿Vendrán con las caravanas a buscarnos?- Le pregunte sin mirarla. Necesitábamos que los matones de la familia de mafiosos estuviera presente cuando ellos lleguen por nosotras ya que si las personas que pusieron la bomba aparecieran creo que necesitaríamos a mucha gente con armas y dispuestos a hacer de escudos para protegernos.
Editado: 06.07.2021