La Reina Del Mafioso

Capitulo 3

 Observo mi mano cubierta por un pedazo de gasa y cinta, mi otra mano se encuentra sosteniendo el borde des taburete que hay entre mis piernas ligeramente abiertas.

 - El diablo viene.- Dijo en mi oído Trayce.

 Levante la mirada confusa y me encontré con aquellos ojos que cada vez se acercaban más y más.

 Mi corazón comenzó a palpitar como los parlantes en un concierto de Metálica, me levante de mi asiento de un salto y me coloque en la caja cuando el ya estaba enfrente de ella. Subí las comisuras de mis labios en un intento de control.

 - ¿La cuanta?.- Le pregunto.

 - Si.- Dice el, y por primera ves me fijo en su voz potente.

 Mi corazón era el parlante de un concierto de Metálica, pero... el era el vocalista.

 Saco su billetera desde un bolsillo dentro de su elegante y ,creo, costoso saco negro.

 Le dicto el precio del café y el me paso un billete de cinco, lo tomo y sus ojos caen en mi mano con el ceño fruncido, abro la caja registradora y extraigo dos billetes, en ese momento cuando tomo el cambio que iba a entregarle me doy cuenta que tome el dinero con mi mano lastimada.

 Ayer vio mis moretones en la muñeca a causa que Ryan cerro de golpe la ventana del salón, me acuerdo haberla abierto un poco para que mi mano sienta el sabroso pero tortuoso viento fresco, el se había sentado al lado mio y yo no entendía el porque, pero en el momento que estiro su brazo y bajo de golpe la ventana de madera con tanta fuerza logrando que mi muñeca aún me siga doliendo, siempre después de hacerme algún tipo de daño físico llega una amenaza a mis oídos, esas palabras que vuelan de su boca a mis oídos hacían que el odio por el rubio se hiciera mas intenso. Y ahora este hombre vio el rastro de otra herida causada por los inventos de Ryan.

 Me aclaro la garganta y le alcanzo los papeles verdes, el se me queda mirando un momento y yo trago mi saliva, deja que el aire que tenia en sus pulmones se escape por su nariz desinflando su pecho, se da media vuelta y con el repiquete de sus zapatos de vestir sale del local en el que trabajo todos los días después de clases.

 - Que intenso.- Escucho otra vez a Trayce y me doy vuelta para observarla, esta tomando un trago de agua fresca, se nota que sus dedos se están congelando por estar en contacto con el frió cristal.- ¿Que te sucedió en la mano?, y no me digas que fue otro accidente porque ya serias muy torpe, Martina.- Pregunta cuando ya el agua que contenía en su boca se traslado como un niño en un parque hasta su estomago.

 - Entonces soy torpe.- Hablo antes de irme a atender al grupo de colegialas que acaba de llegar.

 La dejo atrás con las palabras en la puerta de su boca.

 Largo un suspiro mientras observo los autos moverse de un lado a otro con pitidos, todos estan desesperados por llegar a sus cálidas casas, con sus familias y con comida casera caliente. Elevo una comisura de mis labios y miro hacia la cocina, el horno desprende una onda de calor mientras termina de cocinar la lasaña, bajo del pedazo de madera del umbral de la ventana y comienzo a apilar en un rincón de la mesa las fotocopias desparramadas, las hojas con resúmenes y los libros, una vez con todo un poco mas ordena desde que llegue al departamento camino hasta la cocina en búsqueda de un plato donde servir la lasaña, un vaso donde colocar agua mineral fría y un juego de cubiertos para poder comer la comida que se encuentra en el horno en el punto justo.

 - Esta tarde la policía anti-narcóticos ha hecho diez allanamientos en búsqueda de vendedores grandes de Crack, Cocaína y Marihuana. A pesar de que la policía apreté a los apresados ellos se niegan a decir quien es el que vende estas sustancia, en otras palabras, su proveedor mayorista.- La mujer del noticiero habla con un semblante serio y algo tensa.

 Salgo del vídeo en vivo que transmite la cuenta del noticiero y bloqueo la pantalla.

 Como en silencio mientras pienso en la entrevista que puede llegarme a conseguir el hijo de mi profesora de Bioética, necesito un empleo en el que me de tiempo para seguir trabajando en la cafetería.

 Llevo mis piernas hasta mi pecho y las coloco debajo del estirado suéter de lana que uso para estar entre casa.

 Me tumbo en mi cama para luego colocar una barrera de tela entre el frió y mi cuerpo, me coloco boca abajo y pongo mi pecho sobre una de las almohadas para estirarme hacia la cortina de la pequeña ventana de "mi habitacion", luego de que estas me permitan ver la noche iluminada por los diferentes edificios me acomodo nuevamente pero esta ves es mi cabeza la que esta encima de la almohada.

 Hace tres años atras...

 - A que es bello.- Escucho la voz de Milo mientras observo la ventana con el fresco viento de verano por la noche chocando contra mi rostro.

 - Si, lo es, y mucho.-. Digo para luego sonreír ha aquellos edificios con luces legos de nuestro alcance, en el lado que estaba el orfanato se podía ver algunas de las estrellas que decoraban el obscuro cielo nocturno.

 Mire al castaño que se encontraba a mi lado, el se dio vuelta y me miro a los ojos para luego sonreírme, la música de su pequeño estéreo robado era suave, era un suave Jazz con una voz masculina tan delicada como la ceda.

 - ¿Porque tienes que ir mañana a ese lugar?.- Dije con la nariz arrugada.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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