Los tacones repiqueteaban sobre le suelo de madera, las suelas de los zapatos también repiqueteaban por el pasillo y mis zapatillas eran silenciosas. Enzo caminaba con cara de malos amigos, sus guardaespaldas lo escoltaban y miraban su alrededor por si algo llegaba a moverse, Abigail y yo estábamos del lado derecho de Enzo, yo llevaba una libreta y Abigail una tablet con una pinta monstruosa, parecía como en las películas, esas tablets que tenían los hackers o los militares.
Era mi segundo día trabajando como secretaria personal del señor Cock. Luego de haber aceptado ese día el trabajo tuve que hablar con Abigail, ella estaría a mi lado una semana para enseñarme como es el trabajo y otras cosas, luego de esa semana yo estaría sola y ella estaría tomándose su permiso. Había aprendido que tenia que vestirme formal, tener expresión neutra, tomar nota en las reuniones, pararme derecha, caminar a la par de Enzo y que el era prioridad ante todo. Ademas tenia que organizar su agenda para cuando yo no este ,para ir a clases, y el pueda estar tranquilo y con su día organizado sin ningún error.
El chasquido de los lentes de sol al ser desplegados hizo que viera a Enzo, se estaba colocando unos lentes de sol negros y cromados en los bordes. Uno de los guarda espaldas abrió la puerta dejando que el jefe y nosotras pasáramos son ningún problema, el sol golpeo contra mi rostro calentándolo, eran las cuatro de la tarde, hacia frió y hoy no tuve clases a la tarde por un problema con el profesor. El auto deportivo del hombre intimidante estaba aparcado en el frente del edificio de una empresa constructora junto con las camionetas negras. Abigail subió en el lado del copiloto del auto deportivo y yo subí en la parte trasera de uno de las camionetas las cuales eran altas. Dos guarda espaldas tomaron lugar en los asientos de adelante y otros dos en los asientos traseros dejándome en el miedo de ellos, no le dirigí ni una palabra ya que no parecían querer hablar conmigo o no lo se, leí la libreta que tenia en mis manos y repase las cosas que había que hacer en la semana.
- ¿Estudias medicina?, Martina.- Una voz potente me hizo desconcentrar de mi lectura y prestar atención a mi entorno. El hombre que conducía la camioneta era el que me había hablado.
- Si, en Columbia.- Dije con una sonrisa amable.
- Vaya, Columbia, debe ser difícil.- Dijo el hombre que estaba a mi izquierda.
- Si, algo, soy becada.- Apreté mi libreta contra mi pecho.
- Tienes apariencia de ser muy inteligente.- Ahora hablo el hombre de mi derecha.
- Eh, gracias.- Le sonreí y el me devolvió la sonrisa.
Creo que los juzge mal, no son tan serios como pensaba.
- Ya chicos, no la molesten.- El copiloto con los brazos cruzados miro hacia atrás.
- No me molestan.- Dije tranquila.
La camioneta comenzó a bajar la velocidad, lo cual fue muy notorio ya que íbamos rápido. Mire al frente y me encontré que estábamos ingresando a el garaje subterráneo de la empresa "Cock. En un abrir y cerrar de ojos los hombres volvieron a estar serios y tensos. Las camionetas se estacionaron junto al auto deportivo de alta gama dejándolo en medio de las bestias motorizadas. Los hombres bajaron de las camionetas con rapidez y ruidos de puertas cerrándose con brusquedad, el hombre que estaba sentado a mi derecha me sostuvo la puerta del vehículo hasta que salí por completo y me coloque junto a Abigail que ya estaba esperando que Enzo salga de su auto, y cuando salio no puede evitar verlo, parecía una celebridad bajando de aquel rectángulo metálico con curvas negro. Trague saliva y comencé a ver los autos a mi alrededor hasta que todos comenzaron a caminar al ritmo del hombre repleto de tinta en su cuerpo y algo de metal.
Me senté en la silla detrás del escritorio cuando Enzo entro a su despecho. Comencé a leer emails y a organizar juntas ejecutivas con otras empresas, algunas serian en este edificio y otras no. Lo único que se escuchaba eran los ruidos de las teclas y papeles al ser movidos pero el teléfono interno de la empresa sonó y Abigail contesto.
- Si enseguida bajo.- Y luego corto dejando el auricular en su lugar.- Mart, ve abajo y busca al señor Arturo O'Kelly.- Dijo con una sonrisa en mi dirección.
- Claro.- Me levante de la silla.
Rodee el escritorio y salí por la puerta para luego subirme a la caja metálica. Camine hasta los hombres de negro que rodeaban a un señor de unos cuarenta años con traje blanco y marrón.
- Señor O'Kelly.- Dije para que este dejara de ver a una de las secretarias.
Le hizo caer su mirada sobre mi, arrugo la nariz y me mira algo extrañado.
- El señor Cock lo espera.- Hable con amabilidad.
Me gire sobre mis talones y me dirigí a el ascensor nuevamente, toque la tecla para llamarlo y mire hacia atrás, el tal Arthur me seguía mirando de arriba hacia abajo con desaprobación y los hombres de negro miraban hacia todos lados.
- ¿Eres la secretaria de Enzo?- Me pregunto con algo de amargura.
- Si.- Dije cortante pero sin faltarle el respeto.
Se rió haciendo que algunas miradas caigan sobre nosotros. El ascensor abrió sus puertas y estaba vació cuando una mujer salio con papeles en sus brazos, subimos y los hombres de negro se pusieron como un muro delante nuestro, los aparte un poco y inserte el código de seguridad con cuidado de no ser vista por los ojos de aquellas personas, una vez que el código fue aceptado volvió donde me habían dejado antes.
Editado: 06.07.2021