La Reina Del Mafioso

Capitulo 14

  La gente me miraba raro mientras caminaba algo apurada hacia mi trabajo. De seguro era por mi poco experiencia caminando con esas monstruosidades las cuales eran lindas. Al final decidí usar los tacones y uno de los conjuntos nuevos, todo en mi encajaba con el ambiente de la empresa excepto por mi mochila blanca que colgaba de mis hombros tan llena de cosas que parecía que en cualquier momento explotaría. Mire la pantalla de mi celular, estaba a tiempo, llegaría con cinco minutos de sobra. La música retumbaba en mis oídos alejando todo ruido externo. Pisaba con cuidado para no encontrar un hueco en el piso o una mal formación que me hiciera caer como anoche o peor.

  Me sentía rara vestida de esta forma. Siempre había visto a otras mujeres con estas prendas pero nunca me imagine que yo tendría que usarlas. La falda de tubo negra me llegaba hasta las rodillas, estaba adherida a mi cuerpo y tenia suerte que era de un material grueso y cálido que hacia alegar el frió de mis muslos; las medias transparentes de color piel me molestaba cuando caminaba y cuando me sentaba me hacían picar las partes que estaban contra el objeto, ya lo había experimentado en la ultima clase ya que había decidido cambiarme antes de la ultima clase en el baño para poder salir directo a la empresa sin ningún problema; la camisa rosada tenia un moño largo que caía hacia abajo del mismo material de la camisa y las mangas se ajustaban a mis muñecas y un poco más; mi cabello estaba recogido en una cola alta bien peinada y tirante; pero lo único que tenia que me hacia sentir cómoda era el abrigo inflado de lona que se encontraba en mi brazo ya que el frió intenso había desaparecido dejando humedad a su paso.

  Entre a la recepción del edificio haciendo repiquetear los tacones contra el cerámico, sonreí a las chicas de secretaria de esta área y me fui directo a el ascensor, me acomode entre algunas personas y espere que el ascensor se despegara un poco entre frenadas y puertas abiertas para colocar la contraseña para ir hasta el ultimo piso del edificio, cuando pase las puertas de la mini entrada del piso los ojos de Abigail cayeron sobre mi con asombro.

 - ¿Cambiaste de estilo?.- Me pregunto curiosa cruzada de brazos junto a el escritorio.

 - Algo asi.- Dije y la rodee para ir detras del escritorio y dejar mi mochila debajo de este y mi abrigo en la silla.- ¿Quieres que lleve eso?.- Señale la bandeja de metal con las tasas negras humeantes.

 - Te lo agradecería mucho, son para Enzo, su cita de las tres se atraso.- Dijo mirándome mientras llegaba junto a ella.

 - ¿Que?.- Le mire con el ceño fruncido.

 - Si, no te preocupes, no se enojara contigo ya que sabe que no eres la culpable de la tardanza de esas personas pero sera un lió para la agenda.- Hablo mientras ambas miramos la puerta de madera pesada.

 - Iré a llevar esto y luego arreglare la agenda.- Dije algo frustrada.

  Hoy seria un día pesado de trabajo, lo que si agradecía era que el señor Cock no se movería de su oficina en todo el día ya que tenia muchos documentos por revisar y aprobar en su despacho.

  Tome la bandeja con habilidad gracias a mi antiguo trabajo en la cafetería. Golpe la puerta y luego la abrí, antes de poder ver el interior tome la bandeja por los mangos con diseño. Una voz masculina se escuchaba entre los tres hombre que había en el lugar y el señor Cock. Deje tres tazas en la mesa de café frente al sofá donde estaban sentados los tres hombres de los cuales uno me miro, inmediatamente aparte mis ojos de aquel chico y proseguí a dejar el café de el señor Cock delante de el, estaba sentado en otro sofá un poco mas pequeño delante de la mesa de café, tenia un brazo sobre el respaldo y sus ojos mirándome desde arriba a abajo. Con una sonrisa deje su café y en silencio ,sin cruzar mirada con ninguno de los presentes del lugar, salí del despacho y cerré la puerta con cuidado.

  Aquel chico lo había visto en algún lado pero no me acordaba en donde. Me senté detrás del escritorio y de un cajón saque la libreta y comencé a ser llamada junto con ajustes de escritura en las hojas, tachando y garabateando para poder tener todo en orden otra vez. Tuve suerte de que la tardanza de esos hombres no perjudicara las cosas que había que realizar mañana. Mis ojos volaron levemente hacia arriba cuando el ruido de la puerta al abrirse y las despedidas de los hombres invadieron la calma del pasillo donde estaba, sin dejar de hablar por teléfono con la secretaria de otra persona mire de nuevo al chico de antes y me sorprendí cuando descubrí que el estaba haciendo lo mismo, volvi a mirar las hojas de la libreta y a concentrarme en la llamada.

  Luego de un rato el señor Cock salio de su despacho.

 - Martina.- Me levante de mi asiento.

 - Si, señor Cock.- Hable como un auto reflejo.

 - Acompáñame.- Mire a Abigail y ella me hizo una seña para que valla detrás de el.

  Camine hasta donde el estaba y cuatro guarda espaldas se sumaron a nuestra caminata, subimos al ascensor y comenzamos a bajar hasta el área de markering. Las puertas se abrieron y salí al mismo tiempo que el señor Cock, pero yo en su lugar tuve mala suerte, perdí el equilibrio al pisar una parte metálica que era parte del ascensor. Sentí como mi rodilla se flexiono al tratar de equilibrarme y sabia que me caería haciendo una obra de comedia del cual todos se reirían con ganas. Sentí como lago fuerte rodeo desde atrás una parte de mi espalda y apretó un poco un costado de mi abdomen para hacerme recuperar el equilibro impulsándome hacia arriba y haciéndome rozar con un cuerpo. Mire hacia mi izquierda sorprendida y me encontré con aquellos ojos azules que me miraban y eran tan hipnotizantes que los admire por un rato. Eran perfectos, únicos en su clase, parecían pintados con un fibron azul y haciendo algunas sombras con negro haciéndolos ver fríos y profundos, una profundidad en la cual mientras mas caías más se obscurecía el azul.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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