El ruido que provocaba la gente en el interior del lugar remplazo el ruido de los flashes y el frió viento ya no estaba gracias a la calefacción del lugar. Todo era blanco y lujoso, estaba lleno de gente con ropa brillante por parte de las mujeres y ropa formal y joyas de oro por parte de los hombres. La luz del candelabro inmenso que colgaba del techo hacia brillar casi todo; las copas, las bandejas y los diamantes. La música clásica sonaba baja y los ruidos de las risas eran intensas. Eran falsas. Tan falsas que me dieron escalofrió. Había un gran balcón en el segundo piso por el cual subías por una escalera de mármol con barandal de oro. La gente subía y bajaba del balcón, y mucha de ellas cumplían una sola función, hablar mientras sostenían copas en sus manos.
Creí que en las fiestas se bailaba o la gente se divertía con genuinidad pura, pero era obvio que estaba equivocada.
Enzo comenzó a caminar con su imponente cuerpo haciendo que algunos se corran al verlo y murmurar cosas que no entendía.
Estaba nerviosa. La cosa es que, quien no lo estaría con todas esas personas llenas de poder rodeándote. Sabia que si ellos querían me podrían aplastar como una hormiga, como la hormiga trabajadora que soy y siempre seré. Hasta que me jubile, claro. ¿Verdad?
Miraba todo como un gato asustado en una habitacion con gente que no conocía que intentaba tocarme con sigilo para no asustarme, pero ya lo estaba.
Varios ojos se encontraron conmigo y no me gusto para nada los sentimientos e intenciones que se veían detrás de ellos.
Sin darme cuenta ya estaba en un circulo de hombres y mujeres.
- Miren quien tenemos aquí.- Dijo un hombre adulto sosteniendo a una chica de casi mi misma edad por la cintura.
Arrugue la nariz al ver la pareja "feliz".
- El pequeño Cock.- Hablo juguetón y con una mano amistosa estrecho la de el señor Cock.
- Cariño, creo que ya no es tan pequeño.- Dijo la mujer con un reproche juguetón.
- Es verdad, ya eres todo un hombre. Te pareces mucho a tu padre.- Su voz se volvió algo melancólica.
Mire a el señor Cock y vi un destello de nostalgia en sus ojos el cual fue remplazado por uno... ¿tenso?
Todos concordaron con el hombre.
- Y se nota que tienes buen gusto como tu padre.- Volví del espacio al mundo como un meteorito.
Mire al grupo y todos me miraban.
La risa de el señor Cock me hizo dar un leve escalofrió en mi columna vertebral.
- Si, la verdad que si.- Lo mire atónita y el me sonrió.- Ella es Martina, mi nueva secretaria.- Miro al grupo sin dejar de sonreír.
Creo que me estaba volviendo loca ya que vi en su cuerpo un aura de "cuidado con lo que digan o piensen". Si. Estaba loca.
- Porque no dejas que la chica se presente sola, Enzo.- Una mujer de la misma edad que Abigail hablo.
No.No.El silencio llego al grupo y todo enfocaba a mi. Mierda.
- Un gusto, Argagnon Martina.- Alargue una sonrisa falsa la cual pareció convencerlos.
Las presentaciones siguieron y mi esmero por sostener mis falsas expresiones. Todos estaban más interesados en el hombre de tinta negra. Miraba a mi alrededor discretamente mientras me mantenía en la conversación del grupo, la cual no era de mi mayor interés pero si me preguntaban algo y me pedían alguna acotación yo sabría como contestar y no quedar como una maleducada.
El lugar se lleno de obscuridad y en el centro del lugar una mujer explico los motivos de la fiesta. Una recaudación de fondos para un hospital de niños avanzado en tecnología para poder sanar a los que menos tiene y sufren de grandes enfermedades las cuales requieren de esa tecnología. Luego de esa charla tres camareros con bandejas de plata bagaban entre los grupos de gente para recibir los cheques. Mire hacia otro lado cuando le toco a mi grupo ya que sentía que invadía su privacidad. Al final las luces volvieron como las charlas.
Mientras el grupo estaba distraído con una anécdota política de una de los hombres le hable a el señor Cock. Hice puntitas de pie para alcanzar su oído.
- Iré a buscar agua.- Le susurre en el oído mientras sostenía mi peso con una mano apoyada en su hombro.
El me miro y sus ojos estaban un poco más obscuros de lo normal. Tal vez esta muy cansado.
- Bien.- Me contesto.- Diego, acompáñala.- Uno de los guarda espalda que estaba detrás de nosotros se acerco serio.
- Diego.- Capte su atención.- Quédate con el señor Cock, el es la prioridad aquí.- Hable seria.- Solo es agua, no me tardo.- Me dirigí a el hombre de tinta y con esas ultimas palabras me fui en dirección a la barra.
Camine entre la gente la cual ahora no se apartaba ya que el hombre intimidante que imponía respeto no estaba a mi lado. Recibí alguna miradas de mujeres y escuche algunos susurros sobre "mi elección de zapatos". Esos argumentos no me importaban en los más mínimo porque lo que si me importaba era estar cómoda y no como una modelo que sufría con aquellos zapatos y vestidos ajustados. Dentro mio agradecía mucho al señor Cock por el vestido no ajustado ya que si lo fuera no podría caminar con tranquilidad.
Editado: 06.07.2021