La Reina Del Mafioso

Capitulo 26

  Hace siente años atras...

  Todo el mundo en la gran casa estaba alborotados más los niños pequeños, ellos estaba feliz por la llegada de aquel gordo viejo con disfraz rojo y blanco.

  Como siempre mis piernas colgaban de entre los palos con curvas que hacían de baranda para que no nos caigamos desde ninguno de los cuatro pisos que formaban la gran casa cuadrada de ladrillos vistos algo arruinados por el pasar del tiempo. Mi frente se dio contra una de los barrotes de madera y observe desde el piso más alto como los niños gritaban y corrían de un lado hacia el otro en la planta baja gracias al hueco cuadrado que había en medio de la casa. Sentí unos brazos que me rodearon el trozo y de un tirón no brusco me saco de entre medio de los barrotes.

 - ¿Porque no te diviertes con los demás?- La voz de Boston entro como un espiral en mi oído haciendo que me moleste.

  De un movimiento brusco me zafe de el.

 - ¿Y por que tu no estas con los callejeros de tus amigos?- Contraataque.

  Con pisadas bruscas me dirigí escaleras abajo con la mirada vigilante como la de un halcón de Boston mientras giraba y giraba para llegar a la planta baja. Esquive a los niños que corrían y a Carol que les gritaba que pararan de jugar a la pelota dentro de la casa.

  Eramos tantos en esa casa que cuando uno se iba era muy raro que se dieran cuenta, más si eras uno de los "grandes" porque los pequeños acaparaban toda la atención por sus travesuras y por no entender que salir a la calle solos es malo y otras cosas por ese estilo.

  Mañana era navidad y solos los grandes entendían la soledad que sufría un huérfano en los días festivos.

  Abrí la puerta del portón, en donde Carol dejaba su auto, como me habían enseñado los chicos con las condiciones de no irme tan lejos del orfanato y de que no delate uno de sus métodos de escape. La primera condición la rompí una vez y tres de ellos me fueron a buscar muy molestos pero me dejaron seguir escapándome porque según ellos me habían reprochado bien como para no cometer el mismo error, y lo habían hecho, no había roto esa condición otra vez hasta ahora.

  Corrí hacia el centro de la cuidad con la ropa de segunda mano haciendo de mi cuerpo una bola enorme de tela y también logrando que sienta calor al correr. El único que sufría del frió era mi cara la cual chocaba contra el frió viento y la nieve que lo acompañaba. El frió y la nieve habían hecho que el piso se congelara en algunas partes logrando que algunas personas se resbalaran al estar tan confiadas en sus pasos. Yo no era la excepción. Uno de mis pies se adelanto gracias al deslizante hielo en el piso he hizo que de un rápido movimiento me agarrar de un poste de luz abrazándolo anhelando que sea mi salvador de aquella grave tragedia. Un vez que me recupere comencé a caminar por la calle y luego comencé a trotar para ultimo correr como una bendita desgraciada.

  Quería estar sola y en la gran casa no se puede estar sola ya que siempre habia chicas entrando a mi habitacion compartida y todos los recovecos de la casa eran ocupados por los niños ya que los grandes preferían irse a drogar con sus amigos de barrios bajos y algunos que eran sanos iban a la biblioteca publica o trabajaban.

  El tumulto de gente era más intenso en estas fechas.

  Me coloque contra un ventanal ya que no podía seguir el paso de la marrea. Respire con algo de dificultad por correr mucho tiempo. Por instinto busque algo para entretener mis ojos y detrás mio encontré algo que me hizo miserable.

  Una familia, había tres chicas de diferentes edades y una de ellas aparentaba tener mi misma edad. Sus ropas eran impecables y vivas de color. El ambiente de la familia era feliz, cálido y acogedor. Ellos comían algo que tenia buena pinta. Los ojos de la madre conecto con los míos y dejo de comer para observarme, luego el hombre copio a su mujer por verla quieta en su lugar sin comer.

  Corrí. Corrí tanto que mis piernas me pedían que parara como los semáforos de peatones lo hacia. Pero no quería detenerme. Las lagrimas no querían detenerse.

  Desde ese entonces el día antes de navidad me alejaba de todos y lloraba en rincones en los que nadie me pudiera ver. Cada año comenzaba a hacerme más fuerte paro la tristeza que había en mi corazón por no tener una familia que me amara crecía cada vez más cuando una familia venia a una entrevista conmigo y me rechazaban por ser "fría", por no ser "juguetona", me rechazaban por ser yo, ser lo que era.

  Actualidad...

 - Lo siento.- Dije entre llantos.

  Sentí una mano acariciar mi espalda y como la calefacción del auto golpeaba contra mis manos que cubrían mis ojos.

 - ¿Por que lo sientes?- La voz de Enzo sonó suave.

 - Por arruinar la cita.- Seque unas lagrimas que caían por las ojeras debajo de mis ojos con el puño de mi buzo.- Joder, siempre arruino todo.- Me di un golpe con mi puño en el muslo con bronca.

  La mano que me había golpea fue rodeada por su muñeca por unos dedos grandes y largos que me jalaron hacia un lado. Y lo sentí. Un abrazo cálido. Sentí el calor de Enzo rodeando mi cuerpo y como sus caricias habían pasado ha mi cabeza.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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