La Reina Del Mafioso

Capitulo 35

  Los días comenzaron a volar a la misma velocidad que el aleteo de una mariposa. No era tan rápido ni tan lento como siempre lo era. Tarde bastante en acostumbrarme al nuevo celular y a la constante seguridad que me brindaban los hombres de Enzo. Había descubierto que yo estaba algo atrás en el tiempo gracias a mi viejo celular, gracias a mi curiosidad pude descubrir cosas muy interesante en el celular como por ejemplo puedes hacer vídeos llamadas en el, tiene dos cámaras, tiene mucha memoria, pudo hacer una copia de seguridad de las fotos o vídeos que yo tome, encontré una aplicación para los días de la mujer y algunas que en verdad no quisiera encontrar nunca más en mi vida, el aparato tenia word, y otras cosas más.

  Cuando había llegado a casa luego de ducharme llame a Enzo y lo reproche por aquel regalo. Discutimos pero no fue tan grabe ya que el me hizo reír de cosas triviales y al final me convencía de quedármelo haciéndome prometer que mi pago por aquel celular sea que el me enseñe a conducir. Para ser sincera me encantaba la idea pero también me aterraba.

  Ahora tres de enero de dos mil dieciocho, yo me encontraba estudiando en casa cuando un mensajero toco la puerta para entregarme una caja de cartón. Quería estallar mi cabeza contra la puerta al ver que la persona que enviaba esa caja era Enzo y lo que eso significaba que había algo caro en su interior. Gruñía como una gata molesta que estaba a punto de pegarle a alguien que la hostigaba y firme el maldito papel. Ya me sabia de memoria donde tenia que poner mi firma. Tome la caja y la deje en el la mesa sobre las hojas con apuntes. Busque un cuchillo y la abrí. Lo primero que tome fue una carta típica de Enzo. Pero lo que no me esperaba eran las palabras que estaban escritas en ella.

  "Pasare a buscarte a las nueve de la noche. Nos vemos, pequeña valiente.

                                                                                                                                                                  Enzo."

  Mis hormonas volaron por todo el departamento como mi grito de niña pequeña que estaba por tener su primera cita con el chico que le gustaba. Pero en este caso no era la primera cita.

  Saque las dos cajas de la más grande y con apuro saque el contenido de ambas.

  Luego de ducharme mira la hora. Solo faltaba una hora para la cita así que me fui directo al armario y me coloque un conjunto de ropa interior blanca. Retire la toalla enroscada en mi cabeza y me incline hacia delante haciendo que tomo mi cabello cayera al rededor de mi cabeza. Con la toalla algo húmeda frote mu cabello tratando de sacarlo lo más que podía. Tire la toalla sobre el sofá y me dispuse a colocarme el vestido. Es de color negro, tiene mangas largas y en las mangas tiene como un globito de la tela para luego ajustarse a la muñeca con un elástico negro, sobre el abdomen tiene un listón negro atado en una moño, la pollera se separa de mi piel mientras más va bajando hasta llegar sobre mis rodillas y por ultimo la tela es muy cálida por lo que espero no pasar frió. Tome las cancanees del color de mi piel y las pase por mis piernas. Mire la caja de zapatos sin su tapa dejándome ver una zapatillas rojas de cuero. Esta vez quiero cambiar mi calzado. Fui al armario y me agache para tomar los tacones negros para luego dejarlos en el suelo y colocar mis pies dentro de ellos.

  Hoy sentía que iba a ser una noche especial. Todo mi ser quería que lo fuera ya que hacia dos semanas que no veía al hombre de tinta y quería impresionarlo. Me siento tan segura de mi misma que al verme al espejo veo a una chica totalmente hermosa. Y esa chica soy yo.

  Tome el delineador de ojos negro y el labial de brillo de color cereza, el cual me lo regalo Trayce por navidad. Delinee mis ojos y luego pinte mis labios mientras me miraba en el espejo. Tome un peine y comencé a cepillar mi cabello dejándolo sobre mis hombro haciendo que caiga sobre la parte delantera del vestido. Tome el perfume y me lo coloque.

  Camine hacia la mesa y mira la hora en el celular. Solo faltaban diez minutos. Mire por la ventana y vi a lo lejos como el auto de Enzo se acercaba con sus autos de escolta.

  No me aguante.

  Tome el celular y las llaves para luego apagar algunas luces. Salí del departamento y le coloque llave a la puerta. Corrí como podía por el pasillo logrando que el ruido de mis tacones se escuchara con mucho eco. Tal vez el ruido que ocasionaba molestaba a mis vecinos pero eso no importaba ahora, lo único que importaba era el deseo que tanto anhelaba cumplir.

  La felicidad solo esta a unos pisos debajo de mi.

  Subí al ascensor del cual bajaba una chica con bolsas en mano. Ella me miro al pasar por su lado como una loca. La ignore y toque el botón del piso del lobby. Mire impaciente como los números en la pequeña pantalla comenzaban a ser de menor valor. Estoy algo imperativa pero quien no lo estaría cuando a la persona que tanto deseabas ver estaba muy cerca tuyo. Las puertas se abrieron. Por fin. Vi por la puerta de cristal como Enzo avanzaba tranquilo hacia el edificio. Corrí atravesando todo el lobby. Abrí con brusquedad la puerta y los ojos de Enzo se elevaron encontrándome bajando las escaleras. Una sonrisa se dibujo en sus labios y no espere en realizar mi deseo.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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