El fresco viento hizo que mi cabello revoloteara por todos lados. El agua chocaba contra el barco que avanzaba sobre el Rió Este. Parecía ser que el tiempo hoy estaba de mi lado ya que el cielo de la noche estaba minado de estrellas blancas brillando a la lejanía. Pero lo más lindo de la noche era como la mano de Enzo rodeaba la mía para guiarme hacia el frente del barco para admirar el paisaje nocturno de la cuidad.
Ya no tenia mucho de que preguntarle a Enzo ya que en la cena me le pasee interrogándolo sobre su viaje para las fiestas. Sus anécdotas de las cosas que había hecho en el país que visito me hacían reír. Parecía que el y sus primos nunca dejaron de ser unos niños traviesos. Pero encontré una pregunta no repetida en mi mente y la lance al aire.
- ¿Es linda Italia?- Pregunte mientras nos ubicábamos contra el barandal cromado del barco.
Enzo rodeo el caño del barandal con una mano.
- Si, pero no cambiaría por nada New York.- Sus ojos se encontraban viendo la ciudad y los míos sobre su perfil.
El pegaba tan bien con el paisaje. Ambos eran perfectos.
- Enzo.- Hable bajo con delicadeza.
Sus ojos encontraron los míos. Por alguna razón se saco su saco negro y lo coloco sobre mis hombros. Toque la tela con una de mis manos y le sonreí al hombre de tinta.
- Si, Martina.- Una de sus manos acaricio mi mentón logrando que disfrute de la caricias con los ojos cerrados.
- ¿Confías en mi?- Abrí los ojos para mirar su reacción a mi pregunta, pero seguía como antes, relajado.
- Confió en ti desde el primer momento que te vi en la cafetería en la que trabajabas.- Su mirada era tan dulce que toda la azúcar a su lado no era nada.
Mi corazón dio un brinco al enterarme que el recordaba la primera vez que nos vimos.
- ¿Puedo poner a prueba esa confianza?- Quería estar segura de su confianza en mi antes de hacer algo que mi corazón gritaba hace tiempo que hiciera.
- Claro.- Me sonrió coqueto.
Respire hondo y hable.
- Cierra los ojos y por nada en el mundo los abras.- El elevo una ceja y al no encontrar indicios de que estaba jugando se coloco mejor dejando de tomar con una mano el caño cromado.
Y cerro los ojos y yo deje que mi corazón tomara control de todo.
Sonreí al verlo con los ojos cerrados. Me parece tan lindo ya que con los ojos cerrados había paz en su rostro pero tal vez no en su interior y yo quería que hubiera en ese lugar. Creo que fue buena elección haberme puesto los tacones ya que estaba más alta de lo normal.
Rodee su rostro con mis manos. Vi como su pecho se elevo bruscamente al tomar aire por su nariz. Con mis pulgares acaricie sus mejillas como el limpia parabrisas de un auto. Lentamente hice un poco de puntitas de pie y coloque mis labios entre sus ojos. Sentí como una de sus grandes manos se coloco en la curva de mi espalda con delicadeza. Muy despacio despegue mis labios de su piel sin dejar de estar cerca de su rostro.
- Eres la única persona en la que confió, Enzo.- Hable con tranquilidad.
Sus labios mostraron una leve sonrisa.
Era el momento y no estaba tan nerviosa pero si ansiosa.
Trague saliva.
Con delicadeza rose nuestros labios y note como su cuerpo se tenso y sus dedos se clavaron en mi piel. Uní mejor nuestros labios y me quede ahí, sin moverlos con los ojos cerrados. Era mi primer beso y lo único que sabia era como colocar los labios sobre otros ya que no quería arruinar nada con mi inexperiencia en el área. Podría ser mi primer beso pero me sentía tan bien, tan feliz de regalárselo a alguien que me tenia totalmente enamorada. Separe mis labios de los suyos con la misma velocidad con los que los uní. Abrí los ojos con lentitud y me encontré con sus gemas más oscuras que nunca. Deje escapar el aliento y con lo misma delicadeza que yo tuve Enzo me beso. Un calor en mi cuerpo hizo que mi cuerpo temblara.
Quería más.
Rodee su cuello con mis brazos y Enzo me ayudo que nuestros cuerpos estuvieran más cerca. Con una de mis manos acaricie su cabello pelirrojo. Mi labio inferior fue absorbido por los de el para luego ser atrapado por sus dientes. Suspire. La mano libre de Enzo se deslizo por mi rostro hasta quedar sus dedos enredados en mi cabello. Sus labios se separaron de los míos sin ganas de hacerlo paro el aire que tomábamos por nuestras narices no eran suficiente para nuestros egoístas y codiciosos pulmones.
Sus ojos brillaban y dudaba de que los míos no estuvieran como los de el.
- Teníamos que haber hecho esto hace rato.- Estaba contento. Lo notaba por el tono de su voz.
Me mordí el labio inferior y asentí con la cabeza. Deje de hacer puntitas de pie y coloque mi rostro sobre su pecho para luego rodear su cuerpo con mis brazos. No paso ni un solo segundo cuando ya estaba envuelta en unos fuertes brazos y de caricias en mi cabello. Pero "la cereza del pastel" fue el beso que dejo sobre mi cabeza.
- Disculpa si no te bese como se debe, es que yo nunca...- Mis mejillas ardían mientras hablaba pero fui salvada de estar más roja que la bandera de China por fuerte su voz.
- Eso es lo que lo hace más espacial, mi pequeña.- Sonreí por sus palabras y me acurruque más en sus brazos.
Editado: 06.07.2021