Quería salir de aquel edificio a como de lugar pero ya había intentado salir del despacho de Ronaldo pero el no me dejo salir con la escusa de que Enzo querrá hablarme luego de solucionar los problemas que había en la otra habitacion. Pero mis ganas de escaparme aumentaba coda vez que inhalaba con fuerza y exhalaba logrando que mis pulmones quemen como luego de terminar una maratón de varios kilómetros.
Una idea curso por mi cabeza y me sentí como una genio malévola.
- Creo que mi presión no esta del todo bien.- Hable mientras colocaba mi cabeza entre mis manos y apoyaba mis codos sobre mis muslos.
- ¿Quieres que te traiga algo?- Ronaldo se acerco a mi y coloco una mano sobre mi espalda.
- Puede ser un café muy dulce.- Hable fingiendo agotamiento.
- Claro. Espérame aquí.- Tan rápido como salieron las palabras de su boca se fue en dirección a la cocina que había cerca del escritorio en donde trabajaba todo el día.
Espere unos segundo y cuando creí que Ronaldo estaba distraído buscando las capsulas para hacer el café, las cuales el nunca supo donde estaban ya que nunca había entrado a la cocina. Me levante de la silla y me dirigí a la puerta de madera entre abierta. Asome mi cabeza al exterior y oí maldecir a Ronaldo. No había ni uno de los hombre de Enzo. Agachada salí con pasos silenciosos del despacho hasta llegar a la puerta que me alejaba de la puerta del ascensor. Con cuidado de no hacer ruido la abrí estando agachada y una vez que había salido del pasillo me incorpore y corrí al ascensor. Apreté el botón para que llegara donde estaba y no tardo mucho en llegar vació.
Agradecí a dios que las paredes que separaban los despachos del ascensor sean anti-ruido.
Me subí al ascensor y comencé a presionar con ansiedad el botón "1" para ir al lobby y escapar de este desastre. Las puertas se cerraron y la caja comenzó a bajar deteniéndose solo dos veces para que unas personas apuradas y con apariencia cansada subieran en el.
¿Como esto podía estar pasando?¿Enzo se estaba por casar con otra chica?¿Yo era su amante?¿Soy una "zorra" en verdad?
La frustración logro que me tirara de las raíces de mi cabello, y la tristeza hizo que mis ojos se llenen de agua y mi garganta hiciera presión.
Salí corriendo del ascensor atropellando a las personas que lo llenaban apenas se abrieron un poco las puertas dejándome ver la fuente del lobby. La gente maldijo como antes lo había hecho Ronaldo pero no me importo ni los gritos de los guardia de seguridad del edificio.
El piso donde estaba Enzo y los demás no tenia escaleras de emergencia y el único modo de bajar era por el ascensor que de seguro ya debería estar subiendo en búsqueda de aquellos hombres.
¿Es que nadie me iba a decir que Enzo estaba comprometido? Pensaba que los hombre que me custodiaban eran mis amigos pero no lo eran porque era obvio que ellos sabían del compromiso por estar todo el día cuidando la vida de aquel magnate con tatuajes y apariencia ruda de pelador de las artes marciales mixtas.
Mis pierdas ardían mientras corría todo lo que mi cuerpo me permitía mientras las lagrimas volaban mojando mi mejillas. La gente me miraba como si fuera una loca pero no me importaba nada en ese momento, solo quiero estar sola, no quería saber de nadie. Revise mis bolsillos cuando vi a una mujer con unos niños salir de un taxi. Tenia varios billetes los cuales pensé que me podrían alcanzar un tramo hasta el departamento o hasta donde estaba este. A penas la mujer y los infantes salieron del vehículo ocupe su lugar y cerré la puerta de un portazo para luego indicarle a la mujer que conducía el auto amarillo donde deseaba ir.
Deje caer mi frente contra el respaldo del asiento del copiloto de cuero barato de auto. Tranquilice mi respiración y eche cubitos de hielo del ártico imaginarios sobre mis sentimientos y mi mente ya que no estaba pensando con mucha claridad desde que aquella mujer entro al despacho de Enzo.
Una parte de mi ser me decía que no era lo que parecía, que solo había coincidido la fecha de la cancelación del compromiso pero la otra parte decía que por un tiempo fui su "amante" mientras el estaba comprometido con la rubia y luego deje de serlo cuando cancelo el compromiso.
No importaba cuantas veces le diera la vuelta el sentimiento de decepción seguía presente como la palabra "compromiso" al igual que "cancelar".
La taxista me dejo dos cuadras legos del edificio donde vivía. Le pague a la mujer regordeta y salí del vehículo confrontando el frió. Camine apurada y con la necesidad de ver tomo mi alrededor para no encontrarme con ningún hombre. Me detuve de golpe en la esquina de la cuadra donde estaba el edifico en donde deseaba entrar al ver una de las camionetas negras estacionada frente al edifico. Era una de los hombres de Enzo. Retrocedí y busque el atajo que había en el callejón que se cerraba con la presencia del edificio. Tome las pequeñas llaves de las puertas que se me permitían abrir en el edificio y abrí la puerta trasera por donde todos los inquilinos de aquella estructura atravesaban para depositar las bolsas de basura en lo contenedores verdes.
Editado: 06.07.2021