La Reina Del Mafioso

Capitulo 44

 - No.- Deletree la palabra mirando el local que estaba frente nuestro.

  Me cruce de brazos y pretendí ir hacia el auto pero el brazo de Enzo rodeo mi cintura y atrajo mi espalda a su pecho.

 - Sabes bien que no me rendiré con esto.- Me susurro en el oído.

  Una sonrisa malvada se planto en mis labios. Si no aprendía por la fuerza que sean por las malas.

 - Esta bien.- Hable bajo.

  Me gire sin que sus brazos dejen de rodear mi cintura y lo mire a los ojos. Tome el nudo de su corbata y tire de ella hacia delante haciendo que nuestras respiraciones se mezclen por la cercanía de nuestros rostros.

 - Entrare pero abstente a las consecuencias, amor.- Mi voz salio chillona y en los ojos de Enzo vi algo siniestro que me hizo sonreír de lado.

  Sus brazos dejaron de rodear mi cintura y una de sus manos atrapa una de las mías para luego guiarme dentro del local con sus hombres detrás nuestro.

  Una de las empleadas trabo las puerta de cristal y los propios guardias de seguridad del local taparon con sus cuerpos la doble puerta de cristal. Vi como los guarda espaldas de Enzo se dispersaban en el local colocándose en diferentes puntos del lugar como unas fuertes estatuas de piedra mirando serios todo lo que los rodeaba.

 -¿Necesita que la ayude señorita?- Pregunto amablemente una rubia con su cabello recogido en una cola alta.

 La mire de reojo mientras miraba la ropa colgada en las perchas y la descubrí con sus ojos sobre Enzo. Sonreí de lado al ver como el hombre de tinta solo me miraba a mi.

 - No, gracias. Puedo sola, pero le avisare si necesito ayuda.- Le respondí a la chica con la misma amabilidad con la que me hablo.

  Camine por todo el lugar con Enzo detrás mio y las tres mujeres que atendían el local nos miraban con tranquilidad. Tome varias prendas que me gustaron y me encamine hacia los probadores con Enzo siguiéndome cada paso que daba. Lo vi sentarse en un sofá delante del probador en el que entre y una de las mujeres se coloco cerca por si la llamaba.

  Luego de pedir algunas prendas más pequeñas o más grandes salí del lugar cargando con ocho grandes bolsas con el logo de la marca que trabaja aquella tienda.

 - Pequeña, deja que las lleve yo.- Enzo intento sacarme las bolsas que colgaban de mis brazos.

  Gire sobre mis pies y comencé a caminar hacia atrás mientras Enzo miraba preocupado detrás mio. Le sonreí de lado y volví a girar sobre mis pies. Mire el techo de cristal del centro comercial en el cual solo veía a gente de clase alta recorrerlo.

  Cuando llegamos al estacionamiento Enzo abrió el baúl de su auto y me ayudo a dejar las bolsas dentro de el. De un portazo cerro el baúl y rodeo el auto para subirse al lado del conductor. Me acomode en el lado del copiloto y me coloque el cinturón de seguridad.

 - La policía ya interrogo a tu amiga.- Levante la mirada y mire su perfil.

 - ¿Sabes como esta Hannah?- Pregunte desesperada por saber el estado de mi amiga.

 - Pedí que la colocaran en un hospital privado.- Largue un suspiro y deje caer mi cuerpo contra el asiento de cuero.- Los doctores encontraron unas costillas rotas y un psicólogo la reviso y pidió tener varias sesiones con ella por su estado emocional.- Asentí con la cabeza.

  El auto salio del parking y comenzó a rodar sus ruedas en búsqueda de la salida del estacionamiento privado del centro comercial. Me acurruque en el asiento y cerré los ojos. Antes de caer rendida sentí como Enzo acaricio mi cabeza. Pero en la mitad de mi viaje hacia morfeo un ruido molesto hizo que mis ojos se abrieran molestos.

 - ¿Si?- El cambio en la voz de Enzo hizo que lo viera con el ceño fruncido.- Dile a Rocio y a Dan que lleven la emboscada en el casino esta noche... no quiero errores y si los hay todos sufrirán las consecuencias ¿quedo claro?- La mandíbula de el hombre de tinta se tenso.- Quiero para mañana una buena primicia.- Y con eso colgó la llamada y mando a volar el celular.

  Vi el aparato golpear contra mi zapatilla para luego revotar y cae contra el piso. Lo tome y me fije que no estuviera rota la pantalla.

 - Lo siento ¿Te hice daño?- Giro la cabeza y me miro.

 - Auto.- Dije mirando al frente.

  El miro al frente asustado y de un volantazo esquivo el auto blanco que se había metido entre la camioneta negra que iba en frente y el auto de Enzo.

  Me rei cuando mi cuerpo dio una sacudida gracias a la adrenalina que circulaba por mi sangre.

  Las dos camionetas que estaban detrás nuestro se pusieron a ambos lados del auto blanco. Mire por el retrovisor como el auto blanco frenaba de golpe haciendo chirrear sus ruedas cuando las camionetas estaban muy encima de el. Se movió un poco hacia delante cuando un auto lo envistió por detrás y luego otro y otro, ocasionando un choque en cadena.

 - Que bizarro.- Dije dejando de mirar el retrovisor y coloque la vista en la calle iluminada por los faroles del auto de Enzo.

 - Parece que nada te afecta.- Deje de ver la calle para ver el perfil de pelirrojo.- De tu vida nueva.- Me encogi de hombros.

 - Creo que lo único que me afecta hasta ahora son los cadáveres.

 - En este estilo de vida siempre veras cadáveres y tendrás que matar.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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