La Reina Del Mafioso

Capitulo 47

  Un chasquido de cerradura se escucho y el abogado abrió la puerta como si estuviera en su casa.

  El grupo de rubios se miraron entre ellos con asombro y su madre era la única con odio en todo su cuerpo.

  De apoco cada uno entro en el despacho y tomaron asiento en los sofás que había en el lugar. Las cuatro mujeres rubias se sentaron en un largo sofá el cual aviando ocupado por completo con sus cuerpos sin estar tan apretadas. El ruido se sentó en un sillón cerca del escritorio ejecutivo en donde el abogado estaba acomodando unos papeles.

  Mire curiosa una pecera rodeada por un gran librero el cual ocupaba toda una pared. Me acerque hacia los animales acuáticos que se desplazaban en el agua sin ahogarse. Entrecerré los ojos y trate de distinguir que especie eran.

 - ¿Pirañas?- Hable conmigo misma por lo bajo.

  Los peces carnívoros se movían de un lado otro con energía y algunos se chocaban contra el cristal que los separaba de mi rostro curioso.

 - Están alteradas porque no comen desde ayer.- Dijo el abogado para luego sentarse en un sillón con un respaldar muy alto de cuero marrón.-  Uno de ustedes podría traer carne cruda para estos animalitos.- El hombre se coloco unos lentes para luego leer los papeles sobre el escritorio.

  Deje de mirar a los peces para observar la reacción de los hombres de Elora. Uno de ellos miro a su jefa y ella sintió de mala gana para que luego el hombre saliera por la gran puerta de madera.

  Busque con la mirada a Enzo y lo encontré sentado frente al escritorio en un sillón igual al que aquel chico rubio había elegido para sentarse. El tomo mi mano y con su cabeza me señalo de que me sentara en su regazo. Negué con la cabeza y el tiro de mi mano para acercarme al sillón pero antes de que un tirón por su parte me cayera sobre su regazo coloque mi trasero en una de los apoya-brazos anchos del sillón. La mano de Enzo quedo entrelazada con la mía y le sonreí algo nerviosa.

  Las miradas chismosas de la familia rubia me ponía nerviosa e incomoda.

  Un gruñido femenino se escucho y mire hacia las cuatro mujeres para descubrir los filosos ojos de Ramona sobre mi. Gire la cabeza haciendo volar mi cabello ignorando su fea cara de chica despechada.

 - Bien.- El abogado llamo la atención de todos.-Según los deseos del difunto primero se leerá la carta y después el testamento.

  El hombre canoso se aclaro la voz mientras tomaba un sobre sellado con cerra y abrió el sobre para sacar el papel doblado que había dentro. Se acomodo mejor en su silla y acomodo sus anteojos antes de desdoblar el papel y comenzar a leer su contenido como lo hacían las maestras del jardín de infantes con un cuento. El abogado era el maestro y nosotros eramos los pequeños estudiantes entusiasmados por que nos leyera un cuento de dragones y princesas. 

  Los hijos de valentino se reacomodaron en sus asientos orgullosos de su apellido y su futura herencia. El abogado estaba por leer la carta pero fue interrumpido por unos golpes en la puerta de madera.

 - Debe ser la persona que faltaba. Dejen que pase.- Dijo el canoso a uno de los hombres de Enzo.

  Un hombre de piel oscura que trabaja para Elora abrió la puerta antes de que otro que no era de la misma mafia que el abriera.

 - ¿Otra persona?- Pregunto una sorprendida Elora.

  Los pendientes de diamantes que colgaban de sus orejas se movieron de un lado a otro cuando esta movió la cabeza.

  Todos mirábamos la puerta y sentí la tensión cuando se escucharon unos tacones entrar a escena. Mire con los ojos bien abiertos al pelirrojo que sostenía mi mano. Enzo negó con la cabeza y se paso una mano por su boca rozando con sus yemas de los dedos su barba rasurada al tratar de no reírse por la situación.

  Una chica de cabello castaño y ojos negros entro a la habitacion. Su vestido negro era pegado al cuerpo y algo corto, más corto que mi vestido, y un abrigo de piel de conejo blanco cubría sus hombros. El destello de los diamantes y las gemas que tenia en sus accesorios me hizo verla como aparentaba ser, una interesada. Sus largas piernas se movieron mientras sus manos descansaban sobre el pequeño bulto de su estomago.

  Enzo se levanto del sillón y yo lo seguí con la mirada impactada por su acción.

 - Siéntese.- Le dijo mi caballeroso novio a la mujer embarazada.

 - Gracias.- Respondió amable la chica.

 - ¿Molesto?- Le pregunte cuando ella se sentó donde antes estaba Enzo.

  Ella negó con una sonrisa cálida en sus labios.

 - No, esta bien. Gracias.- Le devolví la sonrisa algo incomoda.

  Mire hacia atrás cuando sentí unas grandes manos colocarse en mis hombros y me encontré a Enzo serio detrás mio.

 - Bueno, ahora si podemos seguir con esto.- El abogado sonrió amable a la mujer que se encontraba a mi lado.

  La familia había quedado sin habla al ver aquella chica entrar al lugar con su estomago abultado.

 - Nunca fui feliz. Si, los tenia a ustedes, mi familia, pero esta mierda no era una familia solo son mis hijos y la mujer con la que me case para tener más dinero y heredar la empresa de su padre la cual obtuve luego de su muerte. Ustedes, mis cuatros hijos que tuve con mi maldita esposa, son lo peor que me ha pasado, solo me han traído más problemas ademas de tomar mi fortuna para sus putos caprichos, y su madre, su desgraciada y zorra madre me era infiel con mis amigos de negocios y tenia los mismos caprichos que ustedes. Nunca confié en ustedes a pesar de ser mi propia sangre.- Mire de reojo a la familia del difunto y parecía que ardían en llamas por la furia de las palabras escritas de su padre las cuales eran leídas sin censura por su abogado.- Tendrán lo que merecen. Nos vemos en el otro lado.- El abogado aclaro nuevamente su voz y dejo la carta a un lado.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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