La Reina Del Mafioso

Capitulo 48

 -¿Estas bien?- La pregunta de Enzo hizo que en mi cerebro hubiera un chispazo el cual casi prende todo lo que lo rodeaba.

  Mire hacia atrás y me encontré a los hombres que trabajan para el hombre de tinta muy tensos y con los ojos sobre todo lo que los rodeaba. Estaban muy paranoicos.

 - Si, pero...- Deje de mirar hacia atrás para mirara hacia delante.

  Mis ojos se encontraron con el pasillo el cual había sido partido por la mitad por las grandes escaleras del lugar. Los pasos pesados de Enzo eran los mas duros comparando a los de sus hombres de seguridad personal. Su cara seguía con una expresión intimidante. La mano de Enzo seguía aferrando la mía con firmeza, con miedo a perderme.

 - ¿Porque dispararon al techo?- Pregunte mientras seguía caminando con torpeza al lado de Enzo.

  Sabia que el quería salir de aquel lugar lo antes posible pero tardaríamos más si yo me cayera de cara al suelo.

 - Es una manera para decir que nos dejaran marchar en paz sin fallar a sus palabras.- Hablo bajo mientras bajábamos las escaleras.

  El brazo de Enzo se alargo cuando se adelanto dos escalones y cuando estuvo a tres escalones de distancia de mi sentí como mis pies no podrían poner equilibrio en mi cuerpo para no caerme. Todo sucedió en cámara lenta en mi punto de vista. Mi cuerpo se inclino hacia delante mientras intentaba con unos de mis pies estabilizarme pero la fuerza de mi cuerpo cayendo era demasiada para mis pobres pies. No llegue a cerrar los ojos que ya Enzo se había dado cuenta de la situación y rodeo mi cintura para atraer mi cuerpo al suyo. El hombre de tinta se tambaleo pero con agarrarse de la baranda de oro y madera de las escalera y con ayuda de uno de sus guarda espaldas se pudo estabilizar conmigo pegada a su cuerpo.

 - Mierda.- Maldijo Enzo en un suspiro.

  Desde la posición en donde estaba pude ver a Ronaldo y Melanie junto algunos de los hombres que trabajan para la mafia de Enzo se acercaban algo preocupados al ver la escena que casi termina en desastre total.

 - Lo siento.- Dije apenada en voz baja al hombre que rodeaba fuertemente mi cintura.

  Enzo bajo la mirada encontrándose con mis ojos y de golpe agache la cabeza para luego separarme de su pecho.

  Mi consciencia me comenzó a culpar de lo que le podría haber sucedido el hombre que yo amaba con tal de salvarme y protegerme de la caída. La tristeza y la angustia se aliaron dentro mio para luego con unas cadenas de púas oprimir mi corazón el cual latía desesperado por el susto que me había pegado por casi destrozar mi cara y mis huesos contra los escalones de madera.

  Baje las escalera con Enzo pisándome los talones y las miradas curiosas nuevamente posadas sobre mi ¿No se cansan de curiosear estos malditos chismosos de clase alta?

  Mi mano fue capturada por otra y supe que era la de Enzo. Ninguno de los dos se detuvo hasta que llegamos al auto y nos subimos en el con las miradas feroces y vigilantes de los guardias de la casa. Mire a través del cristal de la ventana de mi lado como sus miradas seguían el auto lujoso y algo bajo en medio de todo el convoy conformado por aquellas monstruosas y caras camionetas negras que en cada una llevaban cinco hombres sin ganas de bromear entre ellos y ni tan siquiera de hablar.

  Largue un suspiro cuando salimos por completo de la propiedad privada que Enzo estaba a punto de heredar.

 - ¿Porque estas enojada?- Enzo siguió el camino de la calle que nos guiaba a la gran y ruidosa ciudad con su auto.

 - Porque me pongo unos malditos tacones sin saber usarlos.- Con furia me saque los zapatos de tacón y oprimí el botón de la puerta para que la ventana comience a bajar para que el aire entre como intruso al interior del auto logrando que mi cabello volara y chocara contra mi cara.

 - Martina.- Enzo me nombro por haber descubierto mis intenciones pero no había sonado amenazante sino que algo preocupado por mi reacción a lo sucedido.

  Tome los tacones por el maldito pedazo de palo que me hacia ver alta y entorpecía mi andar. Con la furia en mi rostro y los dientes apretados tome impulso con mi brazo y tire el maldito calzado por la ventana. Mire por el espejo retrovisor del costado del auto y vi como los tacones rebotaban por el pavimento y como las ruedas de los autos los pasaban rozando con la goma que formaba aquel objeto necesario ara un auto con aspecto de dona. Eleve un dedo cuando supe que Enzo iba a hablar.

 - Que conste que esos tacones los compre yo.- Ambos nos quedamos en un silencio de piedra hasta que mi mente comenzó a recordar.

  La desesperación les partió el culo a la tristeza y a la angustia para luego darle un puñetazo en el estomago a la ira y cuando esta se inclino hacia delante la desesperación le dio un rodillazo en la cara dejando a la ira inconsciente en el piso de mi mente. Con una sonrisa malvada la desesperación tomo el mando de mis emociones.

 - Mierda esos zapatos me costaron mucho.- Tape mi rostro con mis manos y negué con la cabeza mientras me quejaba entre una mezcla de risa y llanto pero sin lagrimas.

 - Te comprare unos nuevo, no te preocupes por eso, amor. Ahora solo concentrémonos en una pregunta.- Mire a Enzo mientras hablaba y lo vi golpear con el superficial de su mano derecha contra el volante que tenia rodeado con su mano izquierda.

 - Gracias, pero no. Ya tengo suficiente con toda la ropa que me compraste ayer, ademas de que yo puedo pagar mis propias cosas con mi salario.- Dije mientras me cruzaba de brazos y acomodaba mejor mi espalda en el asiento.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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