La Reina Del Mafioso

Capitulo 62

  Enrede un mecho rojo en uno de mis dedos mientras sentía como unas manos cálidas y grandes estaban tranquilas sobre la piel de mi cintura. Sonreí mientras miraba los tonos oscuros y chillones del cabello pelirrojo. La luz de la mañana se colaba entre las cortinas que no habían sido movidas desde ayer, así poco que el sol había tomado la decisión de embellecer el día con sus molestos y dañinos rayos de luz. Fuera de la enorme casa había hombres abrigados de negro con armas en sus manos y algunas escondidas en sus cuerpos que caminaban lentamente observando todo lo que los rodeaba como si fueran búhos en la espera de cazar un delicioso y torpe ratón, pero esto ahora no importa y lo que si importaba era lo que sucedía en la habitacion del rey y la reina de la mafia Cock.

- ¿Quieres que me desaga de el?- La voz ronca de un Enzo que apenas se comenzaba a despejar del sueño que lleva encima rompió el cómodo silencio que había en la habitacion.

 - Que no quiera perdonarlo por lo que hizo no significa que sea un mal soldado de tu mafia.- Conteste sin dejar de contemplar y acariciar su cabello.

 - Nuestra mafia, mi pequeña reina valiente.- Me hablo con ternura mientras recorría con uno de sus dedos el largo de mi brazo y luego volver a bajar hasta mi mano. Largue un suspiro

 - Creo que me estoy volviendo mala, y creo que... no me gusta del todo.- Por primera vez me estaba sincerando conmigo misma de como me sentía con al respecto de mi actitud en los últimos días. Enzo me dedico una mirada de ojos bien abiertos. El se sentó y por poco me caigo de espaldas contra el colchón pero el tomo mi brazo y me acomodo sobre su regazo. Lo mire a los ojos y sabia que en los míos se reflejaba la tristeza y la desesperación por no saber quien era ahora.

 - Amor, tu no eres mala.- Enzo tomo mis manos entre las suyas y me sorprendí al no sentir el frió del metal de su anillo, de seguro se había calentado por estar tanto tiempo en contacto con mi cálida piel.- Bueno, todo el mundo es malo como también es bueno.- Lo mire intrigada por sus palabras.- Se que crees que eres mala por como has tratado a Milo pero no es así. Te molestaba que el estuviera vivo y feliz mientras tu sufrías por su desaparición y cuando por fin vuelven a encontrarse el te falta el respeto y daña tu orgullo de mujer luchadora.- Una sonrisa se me escapo al escuchar como se refería a mi pero tan pronto como llego esa sonrisa se fue para que la tristeza siguiera su reinado con una calma devastadora.- Es normal que te enojes por eso y se por experiencia que ese enojo no bajo hasta que luego te desquitaste con todo lo que se te cruzaba. No eres mala, solo eres una persona con sentimientos y un orgullo como todo el mundo.- Termino con sus encantadoras palabras con una cálida sonrisa y una caricia en mi mejilla.

 - Gracias.- Coloque mi frente sobre la suya y tome su rostro entre mis manos.

 - ¿Y eso porque?- Me pregunto totalmente relajado.

 - Porque si no fueran por tus palabras me seguiría ahogando. Si no fuera por el amor que me das cada día mi vida seguiría siendo triste y cada vez más triste y dolorosa. Gracias por fijarte en mi.- Acaricie sus pómulos con mis pulgares mientras intentaba no derramar ni una lagrima.

  Seguía siendo la misma llorona que siempre pero había cosas que habían cambiado y no se si las deseo devuelta o no, solo tengo que dejar que mis emociones fluyan por si solas y no guiadas por alguien. Mis emociones son mías y nada mas que mías.

 - Esas cosas no se agradecen, Mart.- Dijo con una sonrisa apetecible en sus labios.

  Aleje un poco nuestros rostros y mire fijamente sus ojos y el los míos. Eso me es lo que gusta de Enzo. Había veces en que alagaba mi cuerpo con palabras que me ponían roja como una manzana pero cuando estábamos a punto de tener sexo el solo contempla mis ojos como si estuviera viendo mi alma y yo creo que eso es más intimo que ver un cuerpo desnudo. Coloque una de mis manos en su nuca y la otra sobre su hombro derecho. Nuestras respiraciones se mezclaron cuando me acerque a sus labios. Mi nariz rozo con la suya y sentí el frió metal de su perforación. Enzo corto la distancia que separaba nuestros labios desesperado por sentir su suavidad. Su beso me tomo desprevenida pero cuando caí en cuenta que sus labios estaban sobre los míos comencé a mover mis labios con energía con el corazón a mil por hora como si fuera la primera vez que besaba al pelirrojo candente lleno de tinta y energía. Su lengua se enredo en la mía y no pude evitar estremecerme cuando sus manos se acercaron al gancho de mi sostén. Estaba tan desesperada por liberarme de la poca ropa que cubría mi cuerpo que yo sólita me quite el sostén y lo tire a un lado de la cama. Tome su rostro entre mis manos y lo bese con fuerza deseando que el fuego que crecía en mi interior se extinguiera.

 - Martina.- Dijo mi nombre en un suspiro mientras sus besos bajaban de mi mentón hacia mi cuello. Tome su cabello y tire de el completamente perdida en las caricias que Enzo le brindaba a mi cuerpo. Sus besos eran tiernos pero dejaron de serlo cuando su lengua recorrió el valle de mis senos hasta mi cuello el cual mordió haciéndome suspirar entrecortadamente por la excitación que eso me generaba.

 - Ayúdame con esto, Cariño.- Le susurre en el oído. Tome su mano y la coloque entre el elástico de mi bragas y mi piel. Enzo comprendió mi mensaje y en dos movimientos ya no tenia nada de ropa, absolutamente nada.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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