La Reina Del Mafioso

Capitulo 64

 

Canciones:

6IX9INE - Gummo

Respuesta a Vuelve (Beret /Sabastian Yatra) - Letra NINNA

 

  Las piedras crujieron debajo de las ruedas del deportivo negro. El auto no noto la diferencia de entre las piedras y el asfalto. Mire de reojo algunos autos de la mayoría que llenaban el estacionamiento al aire libre del gimnasio. El auto se detuvo luego de colocarse entre dos de las camionetas que no escoltaban. El motor dejo de rugir y esa era mi señal de que ya era hora de bajarse de aquel auto lleno de emociones anudadas muy fuertemente que por poco no te dejan respirar. Abrí la puerta y antes de salir al exterior sentí que algo roso contra mi brazo y sabia que ese algo eran los dedos de Enzo.

  Las gotas de la lluvia repentina caía sobre el techo haciendo un ruido de chapas que resultaba frió pero relajante. Mire como las gotas se deslizaban del techo y caían haciendo una cortina de agua entrecortada. Escuche como Enzo cerraba la puerta del auto y colocaba la alarma. Mire de reojo hacia mi derecha y me lo encontré sosteniendo un paraguas negro que nos cubría a ambos. Reacomode mis brazos cruzados sobre mi pecho y comencé a andar sin importarme si los demás seguían mis pasos o no. Cuatro de los hombres de Enzo entraron primeros que nosotros. Una vez dentro del lugar la música me comenzó a marear un poco. Aquella música era pesada, vulgar y oscura.

  Observe a las personas que estaban usando las maquinas y algunos rostros me causaron escalofríos. Sentí como mi cuerpo se tenso cuando las miradas de aquellas personas cayeron de Enzo a mi y se mantuvieron sobre mi. No quería ocultarme tras de mi novio ya que eso me debilitaría con respecto a el problema de pareja que estamos viviendo. Algo apretó mi hombro y inmediatamente busque a la persona que había echo aquello. Los ojos negros de Milo me encontraron y dentro de ellos hubo una chispa de aquel adolescente sobreproctector que me cuidaba y daría su cuerpo por mi bienestar. Una sonrisa tensa se dibujo en sus labios y yo solo asentí entendiendo lo que quería decirme. Milo me protegería como cuando eramos unos niños infelices.

  Llegamos a las escaleras y Enzo me dejo pasar primera pero una voz nos detuvo a ambos.

 - Señor Cock.- Un hombre vestido por completo de la marca Nike y con una bandana gris en su cuello llamo a mi novio con educación. Como todos sus secuaces lo hacían.

 -¿Quien es?- Pregunte automáticamente mientras veía llegar a aquel hombre joven.

  Mire a Enzo y encontré sorpresa en su rostro pero esa sorpresa se fue cuando se relamió sus labios y tomo la baranda cromada de la escalera con la mano adornada con el anillo familiar.

 - Es uno de los miembros mas importante de la pandilla de Sofia.- Me explico mirándome a los ojos con aquellos ojos azules que era fríos para los demás pero cálidos para mi.- Esa pandilla es controlada por la de Stefan el cual es controlado por mi, todas esa personas son soldados de mi mafia y como soldados tiene diferentes rangos y poderes.- Asentí varias veces.

  Ambos miramos al chico que esperaba ser atendido por el mafioso a unos pasos lejos de nosotros detrás de una barrera de guardaespaldas.

 - ¿Quieres quedarte a escuchar la conversación?- Dejamos de observar al chico para poner atención a nuestra conversación.

 - No, gracias. Ahora solo me apetece pegarle a un saco y cenar chocolates encerrada en la habitación de huéspedes acompañada de mi fiel peludito.- Le dedique una sonrisa y me di vuelta en el escalón para seguir subiendo.- Nos vemos arriba.- Y con eso seguí mi camino hacia el lugar donde llevaríamos a cabo "la terapia de pareja".

  Subí apresuradamente las escaleras junto a los hombres que se habían quedado para cuidar mis espaldas. Necesito pegarle a algo. Necesito sacarme todos estos sentimientos que tenia en mi interior de una forma que no me dejara mal mentalmente y la mejor forma que había encontrado hasta ahora era darle golpes a un puto saco o a una plantillas rellenas de espuma con cuero azul cubriéndolas, las cuales siempre sostenía Diego para que yo pudiera golpearlas de diferentes formas y esquivarla cuando venían en mi búsqueda.

  No se si quiero estar solo o acompañada pero creo que unos minutos a solas con un saco y mis voces internas me haría bien.

  Ingrese la contraseña de la puerta y seguí subiendo escaleras. Tire mi bolso en uno de los sillones y me fui directo a la sala donde podía cambiarme y ducharme tranquilamente. Cerré la puerta detrás mio cuando estuve dentro del cuarto y automáticamente las luces se prendieron y yo seguí mi camino a una de las enormes taquillas de madera oscura barnizada. Coloque mi dedo pulgar en una de las pantallas y la puerta de la taquilla se abrí. Con rapidez de desnude y me coloque una remera de tirantes negra con unas calsas que me llegaban por debajo de la rodilla. Recogí mi cabello en un rodete desordenado y alto. Tome los auriculares inalambricos y me fui a la sala de entrenamiento pesado. Tome el pomo de la puerta con los ojos expectantes de los hombres y le dedique una mirada de reojo a la sala de tiro. Mis manos comenzaron a temblar de la duda pero mis piernas no temblaron sino que tomaron la iniciativa.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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