La Reina Del Mafioso

Capitulo 70

 

Canciones:

Beyonce - Halo.

 

  Algo molesto, húmedo y juguetón hizo que, de mala gana, me despertara de mi sueño. Abrace con más fuerza mi peluche y luego lo solté para estirarme. Otra vez algo húmedo choco contra mi cara logrando que abriera mis perezosos ojos. La enorme bestia peluda me miraba y de la nada dio un fuerte y doloroso ,para mis oídos por lo cerca que estaba de ellos, ladrido.

 - Peludito, estaba teniendo el mejor sueño de mi vida.- Proteste.

  El canino volvió a ladrar y se bajo de la cama de un salto. Se fue hasta la puerta y comenzó a arañarla con las uñas de sus patas mientras seguía ladrando como loco.

 - ¿Quieres ir al baño?- Le pregunte mientras me sentaba en el borde de la cama.

  El perro se coloco nuevamente en sus cuatro patas y lloro en respuesta.

 - Ya voy.- Volví a hablarle completamente agotada.

  Me levante de la cama con pereza y tome mi celular. Saque la traba de la puerta y Sopportare salio volando de la habitación con pura energía mientras que yo iba detrás de el arrastrando mis pies en el suelo. Baje las escaleras y salude a los hombres que custodiaban la casa. Abrí la puerta del jardín y el frió aire mañanero de invierno entro a la casa haciéndome estremecer por la falta de calor. El peludito salio contento a fuera de la casa y apenas su colita había salido de la casa cerré la puerta ya que no podía soportar más el frió del exterior. Mire la hora en mi celular y me sorprendí al ver que eran las nueve de la mañana. Hoy la universidad quedaría a un lado y el descanso estaría en primera prioridad.

 - Avísenle a Jonh que hoy no quiero que vengan las chicas de la limpieza y tampoco la cocinera. De eso me encargo yo hoy.- Hable a los guardias.

 - Si, reina.- Dijeron ambos al mismo tiempo.

 - Y también no quiero que haya guardias dentro de la casa.

  No recibí respuesta de los hombres pero no la necesitaba en lo absoluto.

  Camine hacia la cocina y rebusque en las gavetas algo para desayunar. Tome unas cereales de chocolate y luego busque la leche en la heladera. Coloque las cosas en un tazón y agarre una cuchara de un cajón. Me senté en la mesada y comencé a devorar mis cereales. Mi celular comenzó a vibrar en la mesada y yo lo tome para atender la llamada.

 - ¿Si?- Pregunte mientras tenia la boca llena de cereales y leche.

  Una risa de fondo me hizo sonreír.

 - ¿Hablas mientras comes?- La voz juguetona de Enzo sonó del otro lado de la linea.

 - No es mi culpa que me llames en el momento justo en el que estoy comiendo, amorcito.- Lo reproche en un tono de burla.

 - Entonces te llamo luego.- Dijo completamente decidido.

  Mi corazón se detuvo y me asuste mucho con tan solo pensar que me cortaría la llamada.

 - ¡No!- Eleve mi voz completamente desesperada.

  Ambos nos callamos y sentí como mis mejillas ardían por la vergüenza.

 - Te extraño.- Hable en voz baja y apenada por haber elevado la voz de esa forma.

 - Yo también, por eso te llamo. Quería oírte.- Hablo Enzo. Sentí la tristeza en su voz.

  Suspire y alegue el cabello que caía sobre mi rostro.

 - ¿Como va todo por allá?- Decidí cambiar de tema ya que esto terminaría en lagrimas por mi parte.

  Puede que este exagerando pero lo necesitaba. Ayer pase por algo muy fuera de lo común en mi vida y a pesar de haber mostrado frialdad ante todo en la misión sentía algo de terror dentro mio. Me había quedado despierta una hora mirando a la nada completamente impactada por lo que había hecho y en ese momento desee mucho tenerlo a mi lado para calmarme.

 - Están como pensé que estaría, tensas.

 - ¿Por que?- Me baje de la mesada y me fui hacia el sofá de la sala de estar.

 - Quiere que le ayude a organizar sus discotecas, los federales caerán en unos días, según un informante, con una orden de allanamiento firmada por la corte.- Me explico.

 - Entonces el quiere que le ayudes a dejar limpias sus discotecas de toda la mierda que el hace ahí dentro.- Dije mientras observada desde el enorme ventanal como Sopportare se rascaba las pulgas.

 - Exacto. Y esto es una mierda, si no fuera uno de los socios más antiguos y decente de la mafia no lo ayudaría.- Hablo molesto.

 - ¿Podrás volver a casa hoy por la noche?- Pregunte.

 - Are lo mejor posible para llegar temprano antes de nuestro vuelo al exterior.- Me prometió.

 - Tendrás que ayudarme a empacar porque no se como es el clima por allá.

 - Claro. Con todo gusto, mi pequeña reina.- Hablo coqueto.

 - No quiero saber lo que tu sucia mente esta pensando en este momento.- Dije divertida por el tono de voz que había usado.

 - Que lastima.- Su risa volvió a estallar del otro lado lo cual me causo otra risa.

  Luego de terminar la llamada con Enzo decidí colocar música en un volumen alto en la televisión y comencé a limpiar poco a poco la enorme casa. Me costo un poco encontrar los materiales de limpieza pero luego fue pan comido. Aun que la verdad no tanto. Era una casa demasiado grande y me pase casi todo el día limpiando. No me molestaba limpiar pero si agotaba. Para la cena había hecho unos sándwiches y luego seguí con mi actividad. Cuando termine de limpiar pedí a algunas compañeras los apuntes de las clases de hoy y me puse a pasar las palabras que me aparecían en las imágenes a mis cuadernos. Cuando comencé a aburrirme deambule por la casa y entre a la oficina de Enzo.



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En el texto hay: armas, romance, mafias

Editado: 06.07.2021

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