Mayda no se dejó intimidar por el hombre enmascarado. En lugar de eso, decidió usar su magia para proteger a sus amigos y a su amor, Seth.
- ¿Qué quieres?, le preguntó Mayda al hombre enmascarado, con una voz firme.
El hombre se rio.
- Quiero destruirlos a todos, dijo, sacando una pistola.
Mayda sonrió.
- No te dejaré hacer eso, dijo, levantando sus manos.
De repente, una luz blanca brillante salió de las manos de Mayda y rodeó a sus amigos, protegiéndolos. El hombre enmascarado intentó disparar, pero la bala se detuvo en el aire, como si hubiera chocado con un muro invisible.
- ¿Qué has hecho?, le preguntó el hombre enmascarado, sorprendido.
Mayda sonrió.
- He usado mi magia para protegerlos, dijo. Y no te dejaré hacerles daño.
El hombre enmascarado se enfureció e intentó atacar a Mayda, pero ella estaba lista. Usó su magia para levantar al hombre en el aire y dejarlo suspendido allí, sin poder moverse.
- ¿Quién eres?, le preguntó Mayda. ¿Por qué quieres destruirnos?
El hombre enmascarado se rio.
- Soy alguien que ha sido enviado para destruirlos, dijo. Y no pararé hasta que lo haya logrado.
Mayda sonrió.
- No lo lograrás, dijo. Porque estoy aquí para protegerlos.
Y con eso, Mayda usó su magia para hacer desaparecer al hombre enmascarado, y la casa quedó en silencio una vez más.
Después de que el hombre enmascarado desapareció, Mayda se volvió hacia Seth y le sonrió.
- Estás a salvo, dijo. No te pasará nada.
Seth se acercó a Mayda y la abrazó fuerte.
- Gracias, dijo. Gracias por protegerme.
Mayda se sonrojó y se acurrucó en el abrazo de Seth.
- No hay de qué, dijo. Eres mi pareja y haré todo lo que esté en mi poder para protegerte.
Seth la besó en la frente.
- Te amo, dijo. Eres mi todo.
Mayda sonrió y le besó en los labios.
- Te amo también, dijo. Y siempre estaré aquí para protegerte.
Erika se acercó a ellos y les sonrió.
- Gracias, Mayda, dijo. Eres una verdadera amiga.
Abadon asintió.
- Sí, gracias, dijo. No sabemos qué hubiera pasado si no hubieras intervenido.
Orfeo se acercó a Mayda y la abrazó.
- Eres la mejor, dijo. No te merecemos.
Eyra sonrió.
- Sí, eres increíble, dijo. Gracias por todo.
Elin se acercó a Mayda y la besó en la mejilla.
- Gracias, Mayda, dijo. Eres una verdadera heroína.
Después de un rato, decidieron ir a dormir. Mayda y Seth se fueron a su habitación, seguidos de los demás. Se acostaron en la cama y se abrazaron.
- Gracias por todo, dijo Seth. Te amo.
Mayda sonrió.
- Te amo también, dijo. Y siempre estaré aquí para protegerte.
Y con eso, se durmieron, rodeados de la magia de Mayda.
Me desperté en un lugar desconocido, con un dolor de cabeza terrible. No recordaba qué había pasado, solo que había intentado atacar a un grupo de personas y algo había salido mal.
Me quité la máscara y miré mi reflejo en un espejo roto que había en el suelo. Mi cara estaba llena de cortes y moretones. Me toqué la cabeza y sentí un bulto grande.
De repente, recordé lo que había pasado. La chica, Mayda, me había atacado con su magia. Me había protegido a sí misma y a sus amigos.
Me levanté y miré alrededor. Estaba en un abandonado almacén. No sabía cómo había llegado allí.
Comencé a caminar, intentando recordar qué había pasado antes de que Mayda me atacara. Recordé que había sido contratado por alguien para atacar a ese grupo de personas. Pero no recordaba quién era ese alguien.
Seguí caminando, intentando encontrar respuestas. Pero solo encontré más preguntas.
¿Quién me había contratado? ¿Por qué querían que atacara a ese grupo de personas? ¿Y qué era esa magia que Mayda poseía?
Seguí caminando, intentando encontrar respuestas. Pero sabía que no sería fácil. Alguien había intentado matarme, y yo no iba a parar hasta que encontrara a esa persona y me vengara.
Después de que los chicos se fueron a dormir, me quedé despierta, pensando en lo que había pasado. El chico enmascarado había sido solo un peón en un juego más grande, y yo sabía que el verdadero enemigo aún estaba ahí fuera.
Me levanté de la cama y fui a la ventana. Miré afuera, intentando ver si había algo sospechoso. Pero todo parecía tranquilo.
De repente, escuché un ruido detrás de mí. Me volví y vi a Erika de pie en la puerta.
- ¿Qué pasa?, le pregunté.