Prólogo

El caballero observa a su reina quien se encuentra de pie frente al enorme ventanal de aquella estancia, sus ojos oscuros contemplan el exterior, extraviada en algún lugar del infinito horizonte o de sus propios pensamientos.

La poca luz que entra se refleja en sus ropas tan oscuras como su corazón. La mitad de su rostro infecto oculto bajo el lóbrego estilo de una máscara. Su figura iluminada por apenas una porción tenue del reflejo y le otorga un aspecto menos siniestro.

—¿Qué desea que haga con ella? —el caballero habla con voz grave y firme a pesar de los varios minutos en silencio en los que medita la postura de ella.

—Quiero que la vigiles —la voz de la mujer resuena por la estancia vacía, suena fría, carente de sentimientos. El caballero la escucha atento—, quiero que sigas cada uno de sus pasos. Conviértete en su sombra, jamás la pierdas de vista. Mi noble caballero, te lo advierto — ella voltea. Sus ojos tan oscuros como un pozo vacío, llenos de historias, leyendas ocultas y tanto sufrimiento. El caballero evita ver su rostro mientras la escucha—. Nunca interpongas el amor sobre el honor, porque ese momento, será tu mayor perdición.

—Mi lealtad le pertenece, alma divina. Rindo mi juramento y me pongo a su disposición, juro hacerlo por mi honor —el caballero dobla una rodilla, inclinado ante su espada y su reina.

Le demuestra su mayor muestra de lealtad.

Su reina sigue de pie, una lágrima negra cae del lado descubierto de su rostro y no hay emoción alguna reflejada en sus facciones. Él la entiende.

Él puede sentir su sufrimiento, puede sentir su agonía. La maldición le atormenta su vida.

— El día del siglo se aproxima, el momento está cerca. No lo detendrán, el inicio de la profecía llegará, sus almas gritarán, las voces de inocentes se alzarán. Los impíos se retractarán, los indemnes recibirán su castigo, clamarán mi nombre suplicando piedad. Ella será la clave y entonces, el caos por fin se desatará —sus palabras pesan, el ambiente cambia. El momento está cerca.

—Reina mía, alma divina; resurge de las cenizas y toma todo lo que te pertenece. Por siempre reinaras.

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Obra registrada. Prohibida su copia o adaptación.

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Gracias por leer

Gracias por pasar y darle una oportunidad a mi historia. Espero pueda ser de tu agrado y disfrutes de la lectura.

Abbi