La Reina: El inicio de la leyenda

Capítulo 8

Escucho voces, susurros, una distorsión entre mi mente y la realidad, no sé lo que realmente escucho, sin embargo, están cerca, también siento que algo cubre mi rostro o parte de él, una sensación húmeda y fría que moja mi piel y resbala hasta mi cuello.

Con un poco de dificultad, consigo orientar mi vista, observo directamente hacia un techo cercano y familiar sujeto a los doseles dorados de la cama. Mi vista pierde fuerza ante la luz, pero estoy en mi habitación. A salvo y segura.

Aparto la sabana que me cubre hasta la cintura. Arrugo la frente al notar los paños fríos caerse de mi frente mientras consigo incorporarme en una posición sentada con mis manos sobre la cama, apoyando mi peso, sin embargo, mi cuerpo se siente débil, tanto que tengo que apoyar mi espalda sobre el respaldo de metal y recargar mi peso ahí.

Llevo puesto un camisón blanco de seda de mangas largas y anchas en las puntas. Mis muslos quedan cubiertos por la sabana.

 —Por fin despiertas, hija— desvío la vista a la entrada de mi habitación, donde Elodi y Leonardo aguardan de pie, así que no me cuesta deducir que eran ellos quienes hablaban antes de que despertara.

Dejo los trapos en la mesita al lado de mi cama mientras mis padres se acercan a un lado de mi cama.

Ambos lucen un poco agotados y probablemente lleven de pie un buen rato. Elodi se sienta en mi lado derecho, mientras que Leonardo permanece de pie, observa mi rostro con una pequeña precaución.

Miro a mi padre, luego a mi madre y necesito respuestas.

—¿Qué ha pasado? —pregunto con voz rasposa. No responden de inmediato.

Elodi acaricia mi frente, aparta un par de mechones húmedos de cabello que se pegan en mi cuello y mi a los lados de mi rostro. Padre se aclara la voz. Ambos lucen abatidos, cierta pena se transparenta en sus facciones, pero el consuelo es mayor a cualquier otra emoción en este momento.

—¿Qué ha pasado? —vuelvo a preguntar.

Ambos se observan, como si estuvieran debatiendo sobre decirme los acontecimientos, gesto silencioso que no servirá debido a que voy a exigir saber lo que me ha pasado ya que no recuerdo casi nada.

—Te has desmayado hace cerca de una hora. ¿No recuerdas nada, Sharon? —giro mi cuello hacia mi padre que habla con tono cauto y mesurado tan característico de él en las situaciones que evita mostrar mucho más de lo que considera apropiado.

Sus ojos bajan a los míos cuando niego. Elodi aparta su mano de mi cabello y la deja sobre mi hombro.

—Es decir… tengo recuerdos distorsionados y deformes de algo sucediendo, pero no logro conectar nada. Se que estaba en el tercer piso, en un ventanal, pero después, todo es se vuelve una mancha inconexa —trago y aprieto la sabana entre mis puños y desvío la vista de sus ojos inquisidores—.  De verdad necesito saber que ha pasado y quitarme esta extraña sensación de necedad —los observo a ambos, esperando alguna otra explicación de parte de ellos.

Una gota de sudor se desliza por mi cuello ante el pensamiento de que en realidad nada haya ocurrido.

Desconcierto genuino los envuelve, lo que me hace saber de inmediato que ellos tampoco tienen las respuestas que necesito.

—No te preocupes, no pienses en ello por ahora, quieres una explicación, pero no hay mucho para rebuscar. El doctor dijo que se debía al agotamiento de estos días. Tu mente aún recuerda y revive el suceso en el palacio de Milickan, atribuye que lleva una distorsión de ello y le concedemos la razón —explica Elodi. De manera distraída sus dedos pasan a través de mi espalda mojada de sudor. Una distracción.

—Sharon, llevas noches sin dormir, hija, es una influencia que también ha tomado tu mente —padre se inclina hacia mí, presiona mi hombro con sus dedos mientras observo sus ojos que a la luz de la noche lucen oscuros—. Pasará, el doctor lo ha asegurado y confiamos que así será.

—¿Ustedes estaban cerca? —siento una extraña percepción sobre quien estuvo cerca para encontrarme tirada en mi peor estado.

—Jhuriel alertó a los caballeros que hacían su guardia de cerca. El tercer piso no se encuentra tan custodiado como el pasillo de tu habitación —percibo el agradecimiento en mi padre mientras me explica—. Fue una suerte que estuvo cerca y pudo intervenir. De haber pasado más tiempo… solo los dioses sabrán.

—Jhuriel… —repito su nombre en un susurro.

A la mención del caballero, una fuerte energía acciona mi cerebro, pequeños destellos envueltos en una bruma borrosa de los sucesos ocurridos hace una hora llegan de uno seguido de otros, en el aparecen colores e imágenes difusas, algunas toman formas, otras simplemente se desvanecen sin materia concreta.

La sensación del fuego abrasador se apodera y acorrala a mi mente, me obliga a repetir aquella sensación de sentirme desvanecer, tan presente mientras la llama consumía la naturaleza a su paso.

—El fuego —susurro, alarmada. Intentando moverme, pero el cansancio de mi cuerpo me obliga a seguir apoyando mi peso en el espaldar de la cama.

Mis padres se alarman. Leonardo incluso me retiene por los hombros para evitar mis movimientos bruscos.

—¿Qué pasa, Sharon? —sus ojos azules buscan respuesta. Mi respiración se aprieta.

—Yo vi fuego en el jardín, se acercaba y también vi un rostro… vi unos ojos…—hago una pausa.

Levanto la vista hacia sus rostros ya que por un instante considero que no van a entender nada de lo que digo, pero no importa. Debo saber si aquello fue tan real como mi mente lo hizo creer.

No era Jackson.

No era Jackson —me repito.

—Tranquila Sharon y respira, intenta controlar. No te esfuerces —presiono el brazo de mi padre y aprieto mis dientes, sosteniendo sus ojos mientras habla—. No había fuego, no lo hay, nada ha sido consumido y tampoco había nadie más que Jhuriel contigo, debiste confundirlo.

Desvío la vista al ventanal. La incesante necesidad de comprobar por cuenta propia sus palabras, sin embargo, la luz de la luna no es suficiente para iluminar todo el espacio, pero si lo suficiente para que pueda ser posible visualizar una parte del jardín. El verde tan propio de los setos y arbustos se vislumbran a través. Todo intacto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.