La Reina: El inicio de la leyenda

Capítulo 14

Observo con deleite mi colección de pinturas dentro de la habitación.

Los distintos ojos de tamaños y colores junto a labios, dientes y risas silenciosas crean un aparente collage de distintas formas, pareciera que me vigilan, que se ríen en mi cara, que murmuran a mis espaldas y el arte no miente, no engaña, o al menos no lo hace con el verdadero artista.

Tuve la urgente necesidad de representar la realidad, quise expresar el sentimiento de sentirse juzgado, pagar un precio cuando no se tiene culpa. Una primera impresión sin reparos, el descaro de la sociedad, de mi hogar.

El trayecto de mis pensamientos se interrumpe cuando pasos ajetreados cruzan el umbral del aposento y por un instante considero creer que se trata de una emergencia.

—Lady Sharon, oh lady Sharon —casi pierdo el equilibrio cuando Vrina se avienta a mis brazos sin ningún tipo de compasión.

Golpea mi abdomen con el suyo y me sofoca el paso del aire con sus brazos alrededor de mi cuello. Es toda alegría y radiación esta mañana.

Por suerte, nos impido una caída.

—Vrina que te trae tan alegre —digo, cuando se separa, pero no me da tiempo a recuperar el aire cuando toma mis manos y empieza a dar saltos por la habitación como un conejo de pradera huyendo de la caza.

—Oh lady Sharon, he conocido el amor —sigue dando saltos que me obliga a seguirlos.

Dejo que exprese su alborozo con la energía que tiene incluso para regalar. La sonrisa y el júbilo nunca escapan de su cuerpo y es algo que amo de Vrina, su espontaneidad, su vibra positiva. Si hay alguien que también me motiva es la chica pelirroja de ojos verdes.

—La asfixiaras con tu vomito de lacaya enamorada, suéltala, no queremos otra Vrina, Vrina —dejo libre una carcajada cuando Melody aparece junto a Loren. Ambas se muestran entre divertidas y hastiadas.

Seguro la chica ha llegado a sofocarlas con el mal que ellas llaman vomito de enamorada, del cual Vrina padece cada cierto tiempo.

Me abraza una última vez y de chillar como toda una niña. Da saltitos en las puntas de sus dedos hasta que llega al lado de las otras dos chicas. Ambas la observan como si estuviese desequilibrada, a Vrina no le importa, nunca lo hace, menos ahora que se encuentra en su propia nube. Su espíritu de niña pequeña aun late con vigor en su interior.

Una risa tira de las comisuras de mis labios. Melody cierra los ojos y Loren se mantiene observando a la pequeña emocionada.

—Es que he conocido el amor, chicas, lady Sharon debe saberlo, es mi amiga —se le escapa un suspiro, incluso si no tuviese voz, sus pequeños ojos verdes expresarían todo por ella.

—Otro amor —sisea Loren entre dientes con una pequeña sonrisa cuando visualiza el rostro indignado de Vrina.

—Ignóralas, cuéntame de ese amor, Vrina —ella suspira y pienso que va a quedarse sin aire si sigue suspirando de esa manera tan profunda.

Observo hacia Loren y Melody que, a pesar de hacer pequeños gestos desdeñosos al amor, se sienten feliz por la alegría que derrocha Vrina, nuestra amiga soñadora.

—Él joven contempló mis facciones de la misma manera en la que usted observa sus bocetos, me tendió una fruta con suma delicadeza, sus dedos rozaron los míos, sus ojos me encontraron, ejercieron una conexión visual magnifica, nunca presenciada en Kindstone —dramatiza. Lleva una mano en su pecho, su vista se pierde en el ventanal mientras rememora la escena dentro de su cabeza.

Las chics la observan con cierto terror y admiración. Retrocedo un paso cuando Vrina me apunta con su dedo.

» O tal vez si ya ha sido presenciada. La manera en la que Sir Jhuriel la observa —me atraganto.

—¡¿Qué?!... —casi grito. Llevo una mano a mi pecho y rio, nerviosa—. Oh no Vrina, no me incluyas en ese delirio, por favor.

—¿Cree que no nos hemos dado cuenta? —sigue. Me señala y parece muy orgullosa cuando agita sus cejas. Las chicas abren sus ojos, sorprendidas o temerosas de lo que Vrina sea capaz de decir—. Porque no deja de fingir que… —Melody se mueve con rapidez y cubre la boca de Vrina, esta balbucea sobre su mano.

—¿De que habla, Vrina? Si alguna de ustedes me quiere explicar a qué se refiere y que tiene que ver Sir Jhuriel en esto —elevo una ceja, a la espera de una respuesta.

Loren y Melody sisean y creo ver que Vrina muerde la mano de Melody ya que hace una mueca dolorosa.

—No es nada, lady Sharon, no le haga caso, solo está en su etapa de enamoramiento, ella ve el amor hasta en las verduras, está delirando. Continua, Vrina —Melody aparta su mano de la boca de la pelirroja. Esta le gruñe y hace un gesto desdeñoso.

—No he… —pero me interrumpen.

—Por donde… ¡ah claro! Él pregunto mi nombre en un susurro secreto. Oh lady Sharon, seguro es mi amor, no quiero perderlo. Bien, puede que haya exagerado un poquito —hace señal con sus dedos índice y pulgar—. En realidad, me ha invitado a quedar. Me siento realmente emocionada e importante —confiesa, apenada y sus mejillas se tiñen de rojo—. No quiero ilusionarme, pero Joe ha sido un chico muy amable, lo llevo conociendo desde hace más de un mes, lo de la fruta no es broma, tampoco el roce de pieles y el que haya preguntado mi nombre, lo de Sir Jhuriel si ha sido una pequeña broma, lady Sharon, sé que son enemigos, se nota el odio que destilan—gruñe e imita a un tigre. Abro mi boca, impactada.

» Y las personas que se odian no se encuentran en los jardines o se retan en las paredes mientras están escondidos —llevo una mano a mi pecho mientras asiento y disimulo que todo lo que dice es imposible que pase—, pero volviendo al tema del chico… a veces, siento que no lo merezco, es decir… tengo miedo. Él espera mi respuesta y de verdad…

Las tres nos observamos mientras Vrina continúa hablando. Nos acercamos y la abrazamos con fuerza. Un abrazo grupal. Vrina se queja que la aplastamos, adrede presionamos un poco más antes de dejarla respirar.




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