La Reina Híbrida

2. Mensajero

Habían pasado tres días desde que mi padre había mandado al mensajero para darle la nueva propuesta al Rey Dimitri, aun no recibíamos noticias y eso tenía preocupados a mi padre y hermanos.

Mi padre tenía el deseo de que el reino verano y el nuestro se unificaran para hacernos más fuertes y darle pelea al rey Idán. Aunque no lo dijera en voz alta él creía ciegamente en los cuentos de esa vieja loca, decía que yo era la prueba viviente de eso, pero a mí eso no me importaba.

Yo tenía mis objetivos claros, no me detendría a reparar en unos cuentos y visiones de una anciana loca que andaba por las calles diciendo esas cosas. Si, lo aceptaba, tenía razón en lo que decía. Pero tenía cosas en que concentrarme y no permitiría ninguna distracción, tenía un importante papel en esta pelea.

Mis hermanos rezaban porque el rey aceptara la propuesta porque si no, estarían condenados a una vida infeliz para siempre. Me habían dado las gracias por convencer a nuestro padre de que fuera yo que tomara el lugar de Eliot, les agradecí, pero les deje claro que no lo había hecho por ellos, al menos no del todo.

Durante esta espera pensaba que no sería tan estúpido como para denegar la oportunidad, ellos eran que necesitaban de nosotros. Así que, independiente de como fueran las cosas, tenían que aceptar la propuesta si no, estarían totalmente perdidos. Estaba tranquila por eso, aunque se tardaran en responder sabía que aceptaría, no tenían más opción y era lo que me encantaba.

Deseaba que aceptara para poner en marcha los planes que tenía para defender las fronteras y la conquista hacia primavera para luego ir con otoño. No sería estúpida y me iría por otoño primero, eso haría que todo se fuera por la borda. En primavera los soldados no eran tan fuertes y eso nos permitiría conquistarlo para después tener rodeado a otoño y derrocar a Idán por completo.

Salí de la tina y Valeria, una de mis damas, me envolvió en una toalla y caminé hacia mi tocador y me senté en la silla a esperar que mis dos damas me arreglaran.

Me recogieron el cabello para ponerme el vestido que había elegido Alba, luego arreglaron mi cabello y mientras lo hacían mi hermano mayor entro a mi habitación algo agitado.

Me gire hacia el en la silla y lo observe con calma esperando que se tranquilizara para que hablara.

—El mensajero llego—dice y alzo una ceja—no dirá nada hasta que estemos todos presentes, así lo decreto nuestro padre. Nos espera a los tres en el salón, iré por Mathew—dicho eso sale corriendo de mi habitación.

—Dejen mi cabello al aire hoy—les pedí.

Recogerlo y arreglarlo tomaría mucho tiempo y tiempo es lo que no tenía.

Quiero saber lo que dirá el mensajero a pesar de saber ya la respuesta.

Asintieron cepillando mi larga cabellera blanca.

Eran tan blanca que podía camuflarme fácilmente en la nieve, por eso mi padre me llevaba a la hora de cazar porque podía despistar a los animales haciéndome pasar parte de la nieve y lanzaba las cuchillas a sus cabezas sin que lo vieran venir.

Me levante una vez arreglado mi cabello caminando hacia la salida de mi habitación seguida por mis dos damas. Apresure un poco el paso hacia el salón y los guardias me abrieron la puerta y entre. Solo faltaba yo para que el mensajero hablara.

—Puedes hablar—. Dice mirando a Thomas.

El chico asiente algo nervioso—Después de un largo rato de pensarlo y discutirlo con su familia, el rey ha aceptado la propuesta de nuestro señor. Sugirió que la Princesa Evie se quedara un mes en el castillo Hermont para que decidiera de cuál de sus hijos se casaría, mañana temprano un chofer llegara por la princesa para llevarla al castillo.

Sonreí con suficiencia hacia mi padre y el me miro satisfecho—te dije que no tendrían más opción, ahora iré a preparar las maletas—. Me gire para irme, pero me detuvo.

—Espera—dice y giro mi cabeza para verlo—Mathew ira contigo, te acompañara y te cuidara. No dejare que vayas allá sola, no está a discusión—. Mira a mi hermano y este asiente.

—En ese caso… iré a preparar las maletas también—me mira guiñándome un ojo.

—De acuerdo…—susurre encogiéndome de hombro siguiendo mi camino hacia mi habitación para empacar.

 

~*~

 

Estaba parada al lado de mi hermano viendo como la limosina se estacionaba enfrente de nosotros. Ya estábamos listos para irnos, nuestros padres y hermano mayor nos veían desde la alcoba de la torre.

El chofer abrió la puerta y camino hacia nosotros—Buenos días señores—. Saluda tomando nuestro equipaje.

—Buenos días—. Saludamos con una sonrisa.

Después de cinco minutos de entrar nuestro equipaje nos abrió la puerta para que entráramos. Valeria y Alba se fueron en otra limosina con los dos sirvientes de Mathew, antes de entrar me despedí de mi familia.

El chofer se dirigió hacia la salida camino hacia el reino, suspire viendo a mi hermano —¿Listo?—pregunte.

 Deja de ver por la ventana mirándome—Siempre estoy listo—. Responde sonriendo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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