Como había dicho anteriormente de que verano estaba invadido hasta la mitad por otoño, los soldados de Idán tenían bajo su mando la fortaleza D´moet y hoy querían tomar Dilentx, pero no han podido aun.
Los ciudadanos se resguardaron en sus casas, aun el enemigo no tomaba la fortaleza por suerte, sino, estarían perdidos, solo sería cuestión de tiempo de que tomaran el castillo también.
Hacia media hora que Dexter se había marchado a la pelea, Deleriux se había quedado en el mismo lugar sin mover un solo musculo para ir ayudar también y evitar que fueran esclavizados. Se notaba que no le importaba nada ni nadie, si esa sería la actitud que tomaría si lo eligiera entonces mejor me quedaría con el inútil que al menos se esforzaba por hacer algo y no quedarse como una estatua viendo su pueblo a casi nada de la destrucción total.
Como habíamos decidido mi hermano y yo de ir a prestar nuestra ayuda a los Hermont, nos pusimos nuestro uniforme representando a nuestro reino.
Todo el castillo estaba en movimiento informando el avance de la batalla al rey, decidimos hacer un tobogán de hielo en mi barcón y deslizarnos. Tomamos prestado unos de los autos poniéndonos en marcha hacia la salida, recorrimos el mismo camino de la otra vez, al no ver nada de trafico llegamos en una hora a la fortaleza.
Desde que aquí veía el humo y el sonido de bombas, había una lluvia de cenizas, tuvimos que correr para tomar impulso y cruzar los grandes escombros que nos impedían el paso. Salte en el aire a la vez que de mis manos salía el hielo cristalizándose hacia el suelo para sostenerme por un pequeño prolongado de tiempo en el aire y caer de pie justo en la torre más alta de la fortaleza atrás de Dexter y el mismo grupo con el que entrenaba hace un rato.
Delante de mí se desataba una gran batalla, no había sido como Mathew había dicho que eran un grupo de veinte hombres, había más, eran algunos cien esparcido por todos lados peleando contra los soldados de veranos agresivamente.
—¿No que eran un grupo de veinte hombres hermano?—dije viéndolo con una ceja alzada sonriendo un poco.
—Supongo que escuche mal entonces...—responde caminando al frente—me disculpo por darte una mala información.
Los hombres que estaban delante de nosotros se giraron sorprendidos, mi hermano se hizo paso entre ellos poniendo ambas manos en el borde mirando con fascinación la batalla.
Era algo común que fuéramos a las batallas que se libraban en nuestro reino, eran bastante sangrientas, más hombres que aquí y duraban días, así que podíamos hacerlo entre los dos, uno a la izquierda y el otro a la derecha.
—¿Qué hacen aquí?—pregunta el inútil acercándose a mí—es muy peligroso que tu estés aquí, esto no es como los entrenamientos de hace un momento...
—Así es—. Dice un chico rubio de ojos azules con pecas—esto es más peligroso...— se acerca a mí—te llevare de nuevo al castillo—. Mira a Dexter—mientras tanto ve encargándote de todo hasta que regrese.
Me eche a reír mentalmente.
¿Peligroso? ¿Para mí? ¿Acaso era una princesita en apuros esperando a su fiel príncipe azul para que viniera a salvarla? Error, yo soy mi propio príncipe azul.
Mi hermano se rio captando la atención de todos, estaba rojo por la risa— esto... no es nada comparado a lo que… vivimos a diario…— dice entre risas—¿llevarla al castillo? ¿Peligroso para ella?—respira hondo recuperándose de su risa viéndolos divertido— señores por favor... si ella es mejor conocida como el diablo invernal—Lo miran confundidos—supongo que han escuchado hablar de eso ¿no? del “el diablo invernal” general de invierno que arrasa con más de diez mil hombres en menos de un minuto...
—No necesito ayuda—dije parándome al lado de mi hermano subiéndome en el borde girándome hacia ellos—puedo cuidarme yo solita…—dije con una gran sonrisa abriendo los brazos para caer al vacío.
Me gire en el aire mirando cómo me acercaba de forma rápida hacia el suelo, deje salir el hielo de mi mano para detener mi caída de la misma forma que hice hace unos minutos atrás cayendo de pie.
Mire a mi hermano.
—Izquierda—. Dice alejándose de mí.
—De acuerdo...—dije sonriendo caminando hacia la derecha.
Lo que no me gustaba era que encada batalla en la que me enfrentaba con el enemigo, aun no podía usar mis otros tres poderes hasta que no fuera realmente necesario usarlos, como iban las cosas nunca los usaría y nadie sabrá que las historias que cuenta la vieja loca es real.
Entre al campo de batalla esquivando a dos soldados que peleaban ferozmente enfrente de mí, en la posición en la que estaba había una línea entera de enemigos por lo que levante una gran pared de hielo delante y detrás de ellos acorralándolos, junte mis manos haciendo que ambas paredes lo hicieran aplastándolos a todos, la sangre cubrió todo. Deshice la pared y cayeron al suelo los restos.
Los que luchaban con ellos giraron su cabeza mirándome asombrados.
Debajo de mis pies hice que el hielo tomara forma de un cilindro levantándome del suelo y mire como de mi lado quedaban algunos veintisiete hombres. No eran tantos hombres, eran como algunos cien mal contados por lo que mi hermano debió de matar a cincuenta y yo el resto que quedaba.
Levante mis manos al frente haciendo una línea fina por debajo de los pies de los que aún quedaban para después hacer que la línea tomara la forma de lanzas puntiagudas atravesándole todo el cuerpo alzándolos al aire empalándolos.
Descendí lentamente hacia el suelo y miré como mi hermano había hecho lo mismo, empecé a caminar de vuelta a la fortaleza.
Alce una mano haciendo unas escaleras de hielo empezando a subir.
—¿Tienes hambres?—pregunta detrás de mí—hacer ejercicio me dejo con algo de hambre...
—¿Unas hamburguesas con cerveza?—pregunte saltando el borde quedando enfrente de un Dexter bastante sorprendido.
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Editado: 09.03.2022