~Evie~
El día de la boda había llegado. La coronación de Deleriux fue hace dos semana atrás, nada importante sucedió, solo las caras de enojo de Dexter y su familia.
Estaban terminando de arreglar mi largo vestido color negro y blanco.
Irish, Amionet y Andreina se la habían pasado saboteando todo lo que tenía que ver con la boda. Desde arruinar las decoraciones a mandar a sus sirvientes a arruinar mi vestido el cual era blanco entero con pequeñas perlas decorando todo el vestido, un gran escote y las mangas con pequeños diseños paso hacer negro con el fondo blanco y pequeñas manchas rosas.
Si, estaba arruinado. Mi madre casi le daba un infarto al verlo así, ella había decidido mi vestido y estaba muy bonito. Era bastante ostentoso, el ruedo del vestido era muy largo y el velo mucho más.
No había tiempo para cambiar de vestido ni tampoco iba a cancelar la boda, estaba tan cerca de tener verano en mis manos que esta estupidez no iba a arruinar mis planes.
Los soldados que fueron enviados a espiar el enemigo regresaron con nuevas informaciones. El enemigo avanzaba a tierras lejanas para prepararse para un nuevo ataque hacia verano y conquistarlo de una vez.
Era una lástima… yo ya me había adelantado.
—A pesar de todo te vez hermosísima—habla mi madre parándose al lado de mi con una sonrisa orgullosa.
—Yo la sigo viendo igual de fea…—comenta Mathew.
Me gire para verlo—mira quien habla, el príncipe de los feos…—dije.
Sonrió divertido al igual que yo.
—Vámonos yendo ya, la boda está a punto de empezar, nos esperan… —dice nuestra madre tomando de las manos a mis hermanos sacándolo de la habitación quedándome con mi padre a solas.
—Un padre nunca estará listo para ver crecer a sus hijos…—susurra acercándose a mí—ni cuanto has crecido…—dice con una pequeña sonrisa poniendo una mano en mi cabeza dando pequeños toquecitos—ya eres toda una mujer…—suspira—ya hay que irnos…
Sonreí asintiendo entrelazando mi brazo con el suyo caminando hacia la salida mis dos ayudantes tomando el vestido.
La boda sería en la catedral del reino y la recepción sería en el jardín y la luna de miel en la cabaña de los Hermont en medio del bosque cerca del rio en las montañas Eran.
Bajamos las escaleras lentamente acercándonos a la limosina. El auto en donde iban mis hermanos y mi madre ya había salido, los vi pasar las rejas. Mi padre me ayudo a entrar al auto, Varia y Alba me ayudaron acomodar el vestido.
Mi padre entro por el otro lado, el chofer se puso en marcha de una vez.
Suspire mirando por la ventana.
Estaba un poquito nerviosa. Cuando era niña la idea de casarme nunca paso por mi cabeza, siempre me la pasaba jugando al héroe con mis hermanos, yendo de casa con mi padre y haciendo un sin números de travesuras con Ledi. A la medida que fui creciendo nuestros padres nos mandaron a la academia para entrenar y en ese entonces mi hermano mayor e Isobel empezaron a salir oficialmente, Mathew en sus andares de hombre promiscuo y yo… pues yo aprendí a beber con Ledi.
Después de salir de allí adopte una actitud de responsabilidad dejando todas las locuras atrás y empezar mis planes de conquistas, el amor no era algo en mi vida. Nunca me he enamorado y dudo que a estas alturas lo vaya hacer, esas cosas estúpidas de estar agarrados de manos y jurarse amor eterno no me llamaba la atención.
Mi madre decía que era la princesa más extraña por eso.
El auto se estaciono afuera de la entrada de la catedral. Mi padre fue el primero en salir, Varia y Alba salieron después de él, la puerta de mi lado se abrió ayudándome a salir de allí.
Arregle mi vestido, mire al frente respirando hondo. Entrelace mi brazo con el de mi padre empezando a subir lentamente por los escalones las campanas sonando detrás de nosotros.
Al pasar por la puerta caminando por el largo pasillo hacia el altar sonreí un poco al ver las expresiones molestas de Irish, Amionet, Andreina, Dimitri y Dexter. Por el otro lado las expresiones de diversión por mis hermanos y la felicidad de mi madre y mi cuñada Isobel. Dentro de poco sería su boda con mi hermano mayor.
Finalmente mire al frente viendo la expresión seria de Deleriux, como siempre, sin mostrar una pizca de emoción alguna.
Al llegar a él extendió su brazo ayudándome a subir los tres escalones que estaban.
—Si le sucede algo a mi hija ten por seguro que te matare…—susurro mi padre mirándolo seriamente a los ojos.
Trague en seco, no era muy común que mirara de esa forma a las personas al menos que estuviéramos bajo ataque y… no estábamos en uno.
Mire de reojo a Deleriux quien asintió mirando a mi padre quien asiente retirándose.
Suelta mi mano de inmediato una vez que nos detenemos frente al padre quien empezó con su palabrerío.
Ambos nos mantuvimos en silencio hasta que pregunto si aceptábamos en lo cual dijimos que sí, claro él a regañadientes.
“Puedes besar a la novia” esa simple frase me dejo más fría de lo que ya era. Nunca en la vida había dado un beso, me provocaba nauseas compartir baba con otra persona… que puto asco.
Quise salir corriendo de allí cuando se giró acercándose a mí retirando el velo de mi cara. Lo mire atentamente negando con la cabeza disimuladamente, pero el imbécil ignoro mi pedido descaradamente y me beso.
—Te matare…—susurre entre el beso.
Sonrió satisfecho alejándose—inténtalo…—musito dándose la vuelta tomando mi mano llevándome arrastra hacia la salida en medio de los aplausos de todo el mundo.
Mi madre me miro de mala manera cuando iba escupiendo pasándome la mano libre por mi boca. De inmediato baje la mano mirando al suelo.
Agarre mi vestido bajando los escalones acercándonos a la limosina. Entre de primero arrastrando todo mi vestido hacia adentro, cuando el idiota cerró la puerta suspire retirando el velo de mi cabeza lanzándolo hacia los asientos de al frente. Lo mire con asco cuando entro por el otro lado nuestro chofer poniéndose en marcha hacia el castillo.
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Editado: 09.03.2022