~Mathew~
— ¿Todo bien hermano?—pregunta Eliot poniendo una mano encima de mi hombro sacándome de mi trance.
Levante la cabeza viéndolo—sí, todo bien—dije asintiendo.
El hizo lo mismo retirando su mano entrándola a su bolcillo—en estos días has estado algo distraído, ¿es acaso una nueva chica que te tiene así?—pregunta.
Negué con la cabeza—para nada, solo estoy aburrido eso es todo.
—De acuerdo…—asiente.
—Eliot…—la voz de Isobel nos hico girar a los dos para verla parada a dos metros de nosotros mirando a mi hermano con una pequeña sonrisa— ¿puedes venir un segundo?
—Claro—respondió. Giro la cabeza mirándome—si quieres hablar sobre algo sabes dónde encontrarme, ¿de acuerdo?—dice y asentí.
Suspire volviendo a mirar al frente. Había pasado una semana desde que me entere de la mentira de Ledi y eso no ha dejado de carcomerme la cabeza, todo se había vuelto más claro ahora.
Sus continuas desapariciones, su negación a mostrarnos donde vivían sus padres, y su poca información sobre su vida.
Volví a suspirar bajando los escalones caminando hacia mi auto. Me subí poniéndome en marcha hacia el pueblo, me quedaría un rato en el bar de Paul. Deje el auto a las afueras del pueblo, me adentre haciéndome espacio entre la gente sudorosa hacia el bar, estaban los mismo hombres de siempre.
Jugando cartas y bebiendo. Me acerque a Paul.
—Oh Mathew, tenías mucho que no venias por aquí. Ya te serviré lo de siempre—dice con alegría empezando a llenar una jarra de cerveza.
La puso enfrente de mí una vez llena—. Gracias—le agradecí dando un trago.
— ¿Cómo ha ido todo?—pregunta.
Me encogí de hombros—lo mismo de siempre, no hay nada nuevo—respondí.
El asintió atendiendo a otro hombre a dos sillas mías.
~*~
Había perdido la noción del tiempo allí, eran las tres de la mañana. Me la pase jugando cartas y bebiendo un poco.
Me despedí de Paul saliendo del bar. Una ráfaga de viento frio desordeno un poco mi cabello, entre mis manos en mis bolcillos caminando de vuelta hacia mi auto.
Casi llegando al final de la calle para doblar hacia la derecha un Ledi bastante asustado paso enfrente de mí en dirección contraria a la que iba, cuatro hombres lo siguieron después. Avance con rapidez hacia el farol de luz viendo a dos de ellos entrar al callejón con sonrisas divertidas, de allí podía escuchar al mentiroso de Ledi gritar por auxilio.
Bueno, era un mentiroso, pero era mi amigo después de todo, no podía dejar que le hicieran algún daño.
Me acerque lentamente al callejón, la imagen con la que me encontré me dio escalofríos poniéndome los bellitos de punta.
Tres lo sostenían por las piernas y brazos riendo divertidos mientras que el otro estaba encima de el para violarlo. Al menos eso me daba la impresión, ¿Para qué más querría arrancar sus pantalones?
Sin que se dieran cuenta me acerque al que estaba encima de él poniendo ambas manos en su cabeza rompiéndole el cuello. Callo a un lado de mis pies muerto, los demás se pusieron de pie asustados levantando las manos en señal de rendición.
—Solo estábamos jugando, eso es todo…—dijo uno de ellos dando un paso al frente.
Deje de mirar al mentiroso en el suelo que no dejaba de temblar mirándome bien asustado viendo al degenerado frente a mí.
Levante mi mano saliendo del suelo tres puntiagudas lanzas de hielo clavándose en sus cabeza dejándolos colgados en el aire.
Me quite mi abrigo agachándome hacia Ledi poniéndoselo en sus hombros. Puse una mano en su mentón alzando su cabeza viendo su rostro todo golpeado.
—No te ves muy bien, ¿Qué paso?—pregunte bajando la mirada viendo como tenía sus manos en su abdomen.
—Ah… nada importante, es solo un día normal en mi vida…—respondió.
— ¿Estás diciendo que te violen es un día normal para ti?—pregunte alzando ambas cejas.
Hizo una mueca de dolor poniéndose de pie con algo de dificultad—que lo intenten si…—responde en un susurro.
Mire sus zapatos algo desgastados y rotos al igual que sus ropas.
Me puse de pie bajando la cabeza mirándolo— ¿Por qué no se lo dices a los oficiales para que te ayuden?
Alzo la cabeza riéndose un poco— ¿Y que ganaría con eso? Son hombres con dinero que podrían salir de la cárcel o librarse de ella sin ningún problema y vendrían por mí de nuevo.
Mire al suelo sin decir nada.
—De todas formas, muchas gracias por salvarme—dice y lo miro—y, ¿Qué haces por aquí a estas horas tan tarde?
—Lo mismo me pregunto, ¿Qué haces afuera? Es peligroso.
—Bueno, la habitación que me estaba quedando esta semana fue rentada a otro tipo con más dinero que yo, iba a ir a la casa de un amigo cuando aquellos animales me persiguieron…—contesta— ¿y tú?
—Nada, solo me entretenía por ahí…—respondí encogiéndome de hombros.
Asintió—bueno me iré, buenas noches—susurra disimulando una mueca de dolor.
Mire su abdomen, su camisa de azul opaco estaba sucia de sangre seca.
Paso por mi lado dirigiéndose hacia la salida del callejón.
Me quede mirando el suelo por un momento, estaba mintiendo. No iría a la casa de ningún amigo, ni tampoco se estaba quedando en una habitación, había sido desalojado de allí hace una semana y él no tenía amigos, si lo hubiera tenido no estaría a estas horas aquí afuera.
Lo conocía, no era de estar mucho en las calles a altas horas de la noche, además, estaba herido. Levante mi cabeza viéndolo doblar a la izquierda. Lo seguí, al salir lo vi sostenerse por las paredes caminando con algo de dificultad.
Me acerque a el molesto cargándolo—eres un mentiroso, no tienes donde quedarte—chillo por la sorpresa.
Me gire caminando hacia mi auto con el embrazo.
—Pero, ¿Qué? Mathew ¿Qué estás haciendo? Bájame ya, estoy bien no tienes por qué preocuparte por mí—se queja pataleando.
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Editado: 09.03.2022