La reina que se enamoró

Capítulo 5

Aura

Quedaban pocas semanas para mi coronación y mi boda, va a ser una semana después de la coronación y eso me asustaba.

Estaba con la reina escogiendo diferentes tipos de flores para los dos diferentes acontecimientos, escogimos también una corona, un vestido para la coronación y un vestido para la boda que según ella es más importante.

—No quiero flores —hablé.

Me miró raro.

—Todo menos flores.

—¿Entonces, como las reemplazamos?

—¿Velas? ¿Gemas? ¿Frutas? Mamá yo que sé hay un montón de cosas.

—Es tu boda, tienes que elegir tú no yo.

—Entonces tachamos todo lo de la lista —me crucé de brazos—. Esas cosas no son algo que yo quiero.

Resopló.

Comencé a ordenar mis ideas y vi todos los vestidos de boda que podrían confeccionarme, pero no me elegía por alguna.

—No quiero esto —caminé de un lugar a otro—. Quiero algo sencillo, que no sea muy llamativo.

El señor comenzó a dibujar varios vestidos.

Diseñó un vestido blanco liso con mangas, algo clásico. Me enseño el vestido y con una sonrisa de lado asentí.

Tomaron medidas para confeccionar el vestido y la corona.

—¿Para la decoración de las mesas?

—Quiero velas.

Asintieron.

—Pues yo quiero flores.

Habló Rodrick entrando.

Lo miré con una ceja enarcada, todo posaron su vista en mí y luego en él.

Tocaron dos veces la puerta para luego abrirse, Tayden se asomó por este y nos vio, se paró y junto a otro guardia, esperaron ahí.

—Que sean flores en vez de velas.

—No quiero flores.

—También es mi boda.

Rodé los ojos.

—Podrían hacer esto rápido tengo otras cosas que hacer.

—Ve a tomarle las medidas al rey Rodrick.

Se posó derecho arriba de la tarima.

—¿Corona?

—El que mejor le parezca —hablé.

—Diseñé estos vestidos para su coronación.

Me quedé viéndolos con una gran admiración, sonreí.

—No sé por cual decidirme —susurré—. Creo que este.

Lo señalé.

—Buena elección.

Me regresó la sonrisa.

—Eso es todo, princesa.

—Muchas gracias.

Hice una reverencia y me marché.

Pasé por su lado deteniéndome a un lado de él, quería hablarle, quería decirle cuánto lo extraño, pero ya no podía.

Volteé a verlo, pero este ni siquiera se limitó a mirarme.

Seguí mi camino, hacia la biblioteca.

Comencé a pensar en cómo hacer que los pobladores del lugar afectado resultaran beneficiados y así poder cumplir cada uno de sus pedidos.

Pero nada venía a mi cabeza, esta dolía, estaba muy estresada y no poder desahogarme con nadie me tenía al punto de la locura.

Mi respiración comenzó a volverse irregular, cerré mis ojos tratando de calmarme.

Tiré todas las cosas que estaban en la mesa, algunas cosas se rompieron esparciendo los cristales por la alfombra, otros solo rebotaron y salieron ilesos. Eso provocó un gran estruendo, que estoy segura que los guardias escucharon. Y fue así. Entraron encontrándose con todas las cosas tiradas. Traté de caminar, pero me lo impidieron.

—Su alteza, podría lastimarse, quédese ahí.

Habló un guardia tratando de llegar a mí.

Pero yo no necesitaba que más personas me controlen y me protejan de cualquier cosa.

—¡Dejen de tratarme como si no pudiera caminar, me cansé de que estén persiguiéndome a todos lados! ¡Y entiendo es su trabajo, pero no lo necesito ahora!

—El rey-...

—¡No me importa el rey!

Grité.

Me estoy desquitando con los inocentes.

—Lo lamento, solo manden a que alguien limpie este desastre.

Este mandó a otro guardia.

—Déjeme ayudarla —me tendió la mano.

Gustosa la acepté, me ayudó a pasar encima de todo el desorden sin ningún rasguño.

Suspiré yéndome a mi habitación.

 



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En el texto hay: realeza

Editado: 05.04.2022

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