Un jugador de ajedrez no se queja de las piezas que le tocan. Simplemente calcula la forma más eficiente de usarlas. Mi vida era la que todos decían que querían, pero siempre había sido una ilusión. Ahora, como la esposa de Dante Murillo, mi rol era una pieza. Y yo no iba a ser un peón. Iba a ser la Reina.
La biblioteca privada de Dante era una caja fuerte de caoba y cuero, con más secretos que libros. El único sonido era el crepitar controlado del fuego en la chimenea. El ambiente de la sinopsis: el regreso al hogar familiar solo para encontrar una nueva traición.
6.1. La Revelación de La Mantis
Dante se sirvió whisky. No me ofreció. No lo necesitaba. Yo solo quería información.
"¿Quién es el Zorro, Dante?" pregunté, refiriéndome al mensajero de Aurora Killian.
"Un cobarde con una boca rápida. Pero el mensaje era de La Mantis. Te ha visto, Romina. Y te ha puesto un precio. Cree que eres el eslabón débil para llegar a mí."
Me levanté y caminé hacia la ventana, observando la ciudad de noche. La ciudad que era mi herencia, mi "familia", y ahora mi jaula.
"Se equivocan. Yo no soy el eslabón débil. Soy el ancla. Pero si La Mantis me ve como un blanco, tengo que convertirme en un cebo."
"Te ha tomado un día asimilarlo," dijo Dante con un tono de seca admiración.
"Me tomó dieciocho años de soledad en un internado, Dante. Mi independencia es mi única moneda de cambio. Y no voy a permitir que Aurora Killian o cualquier otro bastardo me rebajen a un simple daño colateral. No de nuevo."
6.2. La Reina sobre el Tablero
Saqué el listado de los libros de contabilidad del puerto que había exigido a Florencia Iscariote en el Capítulo 4. Lo arrojé sobre la mesa de ajedrez antigua que servía de centro de la habitación.
"¿Quieres demostrarle a tu 'familia' (la mafia) que eres un Director General estable?" pregunté, usando la metáfora de nuestra sinopsis. "Perfecto. Necesitas moverte contra La Mantis. Ella es un activo que el viejo Don nunca pudo controlar. Si tú lo haces, consolidas tu poder. Yo tengo la forma de encontrarla."
"¿Ah, sí?"
"Sí. Sus ingresos han sido rastreados hasta una serie de empresas fachada que operan en el sector farmacéutico. Mi padre nunca las tocó porque era un sentimental. Yo no. Mi buena educación me enseñó a leer balances. Aquí está el fallo." Señalé una discrepancia de miles de euros. "La Mantis tiene un agujero en la contabilidad."
Dante se inclinó sobre la mesa, su mirada intensa fija en el papel, luego en mí. La tensión no era sexual; era de poder, de reconocimiento.
"Estás tomando una decisión que para nada le agradó a tu familia," me dijo, la frase resonando con la metáfora de nuestra sinopsis. "Tu padre la protegió."
"Mi padre decidió dejarme a los lobos. Ella es un lobo más. La Mantis le envía un mensaje a tu esposa, y la esposa responde. Si quiere cazar, la obligaremos a salir a la luz. Yo pondré el cebo."
6.3. Las Reglas de la Alianza
Dante se reclinó en su silla, el whisky intacto. El aire se cargó con el peso de la nueva alianza, un pacto que iba más allá del matrimonio contractual.
"Bien. Si vas a ser el cebo, te necesito cerca. Siempre a la vista."
"Acepto mi rol de Reina, pero con reglas," repliqué. "Uno: Ya no hay secretos sobre las amenazas. Dos: Yo dirijo mi propia protección; nada de guardaespaldas pegados a mi trasero. Y Tres: El daño a La Mantis pasa por mi aprobación. Ella intentó hacerme prescindible. El final de su carrera será mi acto de venganza personal, no solo tu jugada corporativa."
Dante sonrió, una sonrisa lenta y brutal que parecía prometer un infierno.
"Acepto. Eres más valiosa de lo que la tinta del contrato decía. Pero recuerda, Reina: en este juego de ajedrez, si caes, el Cuervo te recogerá. No por afecto. Sino porque eres la única pieza que me da la victoria."
Me devolvió la mirada con una promesa implícita: esto era una guerra que ninguno de los dos podía ganar solo. Mi Decisión Final había sido tomada: No buscaría el amor que mi familia me negó. Buscaría el poder que me permitiría no necesitar a nadie más.
Fin del Capítulo 6